MADRID 2020 NO ERA EL MEJOR PROYECTO Sin afán de realizar - TopicsExpress



          

MADRID 2020 NO ERA EL MEJOR PROYECTO Sin afán de realizar ninguna crítica destructiva, ni al trabajo del Comité Olímpico Español, ni a las personalidades políticas o deportivas que han defendido la candidatura de Madrid 2020, considero que ni el proyecto, ni la presentación del mismo, han sido los mejores. Tenemos que ser objetivos si queremos avanzar como ciudad y como sociedad, por ello no podemos escudarnos en razones conspirativas en contra de Madrid. Alejémonos de lamentos o excusas, y aprendamos de lo sucedido para ser mejores. Tuve la fortuna de trabajar para el COOB en las Olimpiadas Barcelona ’92 en el que ha sido, hasta el momento, el mejor trabajo de mi vida, y estaba ilusionado con la oportunidad de vivir y colaborar con unas nuevas olimpiadas en Madrid, es por ello por lo que me he decidido a escribir y compartir estas reflexiones que sólo pretenden dar ideas para una hipotética nueva candidatura de Madrid a las olimpiadas. El error estratégico de unas olimpiadas “Low Cost” Por encima de cualquier otro fallo, me temo que hemos tenido un mal planteamiento estratégico (que hemos mantenido en las 3 candidaturas olímpicas consecutivas), un proyecto de unas olimpiadas de reducida inversión, en el que nos vanagloriamos de tener el 80% de las infraestructuras ya construidas. Vayamos al origen de lo que creo debe ser un planteamiento correcto. Las Olimpiadas no son un proyecto que parte de un movimiento social o político local, ni nacional. El Comité Olímpico Internacional es una organización independiente que tiene unos objetivos muy claros y que, a la hora de “comprar” las olimpiadas en una ciudad, actúa como el cliente más exigente que nos podamos imaginar. Este cliente tiene además la gran suerte de no tener que pagar la factura y poder elegir entre varias ciudades, todas ellas muy ilusionadas en hacer todo lo necesario para “venderlo”. Este “cliente” tiene todo el poder, y exige muchas cosas (un buen proyecto técnico, seguridad financiera, seguridad ciudadana, etc…), pero por encima de todas ellas, tiene una exigencia fundamental: obtener la máxima relevancia y repercusión posibles a nivel ciudadano, social e institucional a nivel mundial. El COI siempre pide el máximo rendimiento en este objetivo. Unas olimpiadas “de reducida inversión” no resultan muy atractivas para este cliente, ya que supone limitar el impacto del olimpismo sobre la ciudad y su propia repercusión mundial. La inmensa mayoría de quienes vivimos en Barcelona durante los Juegos Olímpicos sabemos que hubo que trabajar muchísimo por transformar la ciudad en los años previos y, pese a las dificultades e incomodidades que hubo que soportar, como sociedad volcada en el proyecto, la recompensa fue inigualable. No sólo cambió la ciudad, para muy bien, con un legado que más de 20 años después aún se mantiene, sino que se consiguió una atmósfera de hermanamiento entre los ciudadanos, un sentimiento de comunidad y unidad, muy difícilmente repetibles. Voy más allá, creo que las olimpiadas mejoraron la productividad, efectividad y creatividad de la sociedad Barcelonesa (¡gran inversión!, aunque no se mida en los resultados de los JJOO). El impacto sobre los valores deportivos también se mantienen 20 años después. Estos grandes éxitos se debieron, en primera causa, al “movimiento olímpico” y a él se aportó, desde el esfuerzo de cada ciudadano hasta el de las distintas instituciones locales, catalanas y españolas. Los ciudadanos de Barcelona no dudarían un instante, si fuese posible, en volver a organizar las olimpiadas. Ese es el gran éxito, la identificación de las personas con el movimiento olímpico allí por donde han pasado las olimpiadas. Eso es lo que hay que conseguir si queremos los juegos para Madrid, aportar todo lo necesario al movimiento olímpico. Aportar todo lo necesario es aportar mucho. Lo primero es plantearnos el proyecto de verdad en términos de ¿Qué aporta Madrid al movimiento olímpico?, y no desde el prisma de ¿Qué vamos a sacar de los juegos?. No debemos pensar en los juegos como una inyección económica, o como una salvación del deporte español, sino a la inversa, pongamos todo nuestro esfuerzo e ilusión en los juegos, transformémonos para ser mucho mejores de lo que nunca hemos sido, para llegar a donde ni siquiera imaginábamos que podíamos llegar, transformémonos personalmente y como sociedad, en base a unos valores nobles, y conseguiremos las Olimpiadas, así como el mayor número de medallas de la historia. Los otros fallos en la presentación Hubieron muchos aspectos mejorables (es fácil decirlo desde fuera, pero la mía una crítica constructiva), unos de mayor importancia que otros, pero os comento algunos, la mayor parte vienen derivados del mejorable planteamiento estratégico: 1. Más allá de las ponencias del Príncipe de España y del Sr. Samaranch, que considero adecuadas, las demás debieron basarse en emocionar a quienes iban a votar unos minutos después. Emocionarles haciéndoles sentir que las de Madrid iban a ser únicas e impactantes para el olimpismo y no tratar de emocionar con fotos o mensajes sobre los hijos de los ponentes. 2. Varias de las ponencias, o parte de las mismas, fueron más “defensivas” que motivantes (como, por ejemplo, la del presidente del gobierno). Ya habría tiempo de responder a las preguntas incómodas cuando estas se planteasen, y es en ese momento cuando hay que ser muy contundentes, pero no en la presentación del proyecto. 3. Al igual que las ponencias, ninguno de los videos “emocionales” transmitía el mensaje de qué aporta Madrid al movimiento olímpico. En realidad, me atrevo a decir que, por detrás de la estética y la emocionalidad mal enfocada, no transmitían ningún mensaje. Aún no entiendo el video de Antonio Banderas y Plácido Domingo ¿Qué tienen ellos que ver con el deporte o con una transformación social y ciudadana?. El video de la Plaza de España / Plaza del Mundo, no deja de ser una “bonita ocurrencia” con más sentido dentro de Madrid que para los miembros del comité con derecho a voto. 4. La pregunta de Alberto de Mónaco fue una última oportunidad que se nos ofreció para conseguir las olimpiadas, y la desaprovechamos. Nos preguntó qué significaba el “Nuevo Modelo de Olimpiadas” que ofrecía Madrid. Básicamente si nos ceñíamos a unas olimpiadas de inversión reducida o si había algo más detrás de ese nuevo modelo. La respuesta fue que nos referíamos al modelo económico… Un nuevo mazazo a nuestras opciones. Conclusión Para decidir si Madrid debe presentarse o no a las Olimpiadas de 2024, debemos dejar completamente de lado las emociones negativas de haber sido rechazados en 3 ocasiones y no pensar en “manos negras”. Hemos de reconocer que nuestro proyecto no era suficiente (reconozcámoslo, el proyecto de Tokio era muy bueno y tenía muy buenos argumentos. Por ejemplo, comparemos el estadio olímpico de Tokio con el que proponíamos nosotros). Con la negatividad apartada a un lado, hemos de estar convencidos de que podemos enfrentarnos a un reto enorme, y ganar. EL COI quiere que las olimpiadas sean eso, un enorme reto transformador para la ciudad y sus ciudadanos, no un evento que “ya casi tenemos hecho”. Más que probablemente, los JJOO del 2024 serán en Europa, pero vamos a tener una competencia mejor y más dura que nunca. Si estamos dispuestos a trabajar un proyecto completamente nuevo, con una motivación, creatividad, y calidad de trabajo sin precedentes en el mundo, capaz de batir las fantásticas candidaturas de franceses y alemanes. No podemos ponernos limitaciones a priori (ni económicas ni de ningún otro tipo), sino impulsarnos a ser mejores de lo que nunca hemos sido. Si estamos dispuestos a llevar el olimpismo más alto, más fuerte y más rápido, en un proyecto nunca visto, sin duda debemos ir adelante con Madrid 2024. Si no estamos dispuestos a exprimir nuestras capacidades al límite, o no podemos hacerlo, dejémoslo para más adelante. Fernando García Director de Imagina Experiencias
Posted on: Mon, 09 Sep 2013 17:05:45 +0000

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