MEDIA COLUMNA El brazo a torcer Jorge Morelli @jorgemorelli1 El gobierno ha negado finalmente la reelección conyugal luego de tener al país en vilo durante muchos meses. Su cambio se debe, evidentemente, al temor al colapso total de la gobernabilidad, a la desaceleración del crecimiento de la economía, al derrumbe de su aprobación en las encuestas y a la horrible faz de la violencia que por primera vez ha visto ayer en todo el país. No tiene a quien culpar sino a sí mismo. La ley del Servicio Civil ha sido presentada como una reforma para terminar con la discriminación y el sistema de castas laborales en el Estado, cuando tal vez lo honesto hubiera sido decir que era para terminar con la intolerable situación de los trabajadores explotados por el contrato de administración de servicios. Claro, eso no habría inflamado al liberalismo. Es un tema mental querer ver a toda costa en esto una reforma liberal. Los partidos políticos no tienen el deber de asumir eso. La oposición no está en la obligación de extenderle al gobierno un cheque en blanco con el que pueda mañana hacer uso politizado de los puestos en el Estado. El cheque en blanco se lo extienden quienes quieren ver liberalismo donde puede haber oportunismo. Por el contrario, la oposición está en el deber de asumir que, si eso puede ocurrir, va a ocurrir. Desgraciadamente, con su zigzagueo y su desorientación, el gobierno ha obligado a la oposición a ser suspicaz. La oposición está en el deber de adelantarse a los peligros aun a riesgo de ser ave de mal agüero. Lo que está en discusión es si el gobierno humalista tiene derecho todavía a pedir a la oposición confianza en su palabra en esta o en cualquier otra iniciativa. El gobierno que sacrificó la inversión minera en Conga cuando era el momento –ahora ya es tarde-; el que se empeño en hacer retroceder al país a una trifulca nociva sobre el papel empresarial del Estado en el caso Repsol; el que ha mantenido en ascuas a la economía con el espantajo de la reelección que hoy descarta, ¿tiene palabra todavía? Si el ministro de Economía prepara su salida y antes de irse se saca esta ley de la manga –no se sabe por qué ahora-, ¿acaso estará acá mañana cuando haya que dar cuentas? Dejemos la discusión de las virtudes o defectos de esta ley a los trabajadores, que votarán con su decisión. Ya veremos si se pasan masivamente al nuevo régimen laboral, ya veremos si este reemplaza al menos a uno de los vigentes o si solo se incorpora al sistema de castas que sobrevive en la ley. Pero diré esto a título personal: quienes se sienten representantes del liberalismo parecen creerse dueños de la oposición (y del fujimorismo) y en el derecho de llamarle la atención por discrepar de esta ley. Pero el fujimorismo no es una forma menor de liberalismo. Su ideología política en mi opinión –y he aquí materia para el debate- es la del pragmatismo –de la igualdad de oportunidades, de la libertad económica y de la autoridad política- y no la del liberalismo. No una ideología, quizás, sino una anti ideología contraria por principio a todas las ideologías.
Posted on: Sat, 06 Jul 2013 02:49:17 +0000
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