Malaquías 3:6-10 CBA T4 6. No cambio. El Señor rechaza de - TopicsExpress



          

Malaquías 3:6-10 CBA T4 6. No cambio. El Señor rechaza de plano la acusación de que pasa por alto el mal (cap. 2: 17). La santidad de Dios es eternamente constante e inalterable (Núm. 23: 19; Sant. 1: 17). Precisamente porque Dios no cambia, permanecerán sus propósitos eternos para su pueblo. Quizá él castigue, discipline o corrija a los suyos, pero hace todo eso con el propósito de que se arrepientan y sean salvos. 7. Os habéis apartado. Dios siempre había sido fiel a sus promesas (ver com. vers. 6). Con todo, el pueblo no había sido leal con Dios, especialmente en los diezmos y las ofrendas (vers. 8-9). Volveos a mí. El meollo del mensaje del profeta (ver com. cap. 1: 1) no es pronunciar juicio sobre los pecadores, sino una exhortación al arrepentimiento y a la fidelidad a Dios, acompañada con un solemne recordativo de la historia pasada de Israel. "Volver" a Dios es arrepentirse del pecado y efectuar una reforma completa de la vida. Este es el tema del libro de Joel (Joel 2: 12-13). ¿En qué? Otra vez (ver com. cap. 1: 2) el pueblo revela su hipócrita justificación propia al formular preguntas a Dios. Ver p. 1144. 8. ¿Robará el hombre a Dios? ¡Qué lenguaje vigoroso! Sin andar con rodeos, Malaquías maestra específicamente en qué forma el pueblo ha "robado" a Dios: reteniendo "diezmos y ofrendas" " que pertenecen al Señor (cf. Lev. 27: 30, 32; Núm. 18: 21; Neh. 10: 37-39). Ofrendas. Algunos no alcanzan a comprender que es posible "robar" a Dios en las "ofrendas" tanto como en los diezmos. El que entiende sus obligaciones como mayordomo de lo que Dios le confía, dará generosas ofrendas a Dios de acuerdo con sus posibilidades, "según haya prosperado" " (1 Cor. 16: 2). 9. Malditos sois. El contexto inmediato (ver. 11) permite inferir que la "maldición" fue escasez en las cosechas y devastación de los campos (cf. Hag. 1: 6; Mal. 2: 2). Automáticamente la "maldición" siguió a la desobediencia, así como la bendición siguió a la obediencia (ver pp. 29-30). No hay un terreno neutral: la conducta de un hombre es correcta o incorrecta, y Dios es equitativo en su retribución. La nación toda. La vigorosa condenación del profeta se refiere a Judá como "la nación toda" y no como al pueblo de Dios. Es evidente que todos robaban a Dios. 10. Todos los diezmos. O "el diezmo íntegro" (BJ). Esto implica que si el pueblo pagaba diezmo, no entregaba un diezmo completo o justo. Asegurémonos de no caer en la misma falta que cometía la gente de los días de Malaquías (cf. 1 Cor. 10: 6-10). El Dador de todo tiene derecho a esperar que le demos honradamente el diezmo y también las ofrendas voluntarias que podamos. Ventanas de los cielos. Cf. Gén. 7: 11; 8: 2. No sólo habrá lluvia en abundancia que quitará todo temor de sequía, sino que a través de esa abertura, por así decirlo, se derramará generosamente la bendición divina (ver Lev. 26: 3-5). Bendición. No necesariamente una bendición material, aunque eso parece resaltar aquí (ver com. vers. 11). En cuanto a las bendiciones materiales que Dios se proponía prodigar sobre su pueblo, ver pp. 29- 30.
Posted on: Tue, 25 Jun 2013 03:40:54 +0000

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