Marker’72. Cartografía de un documentalista sin rostro. Chile. - TopicsExpress



          

Marker’72. Cartografía de un documentalista sin rostro. Chile. Duración: 66 minutos. D: Miguel Angel Vidaurre. por Jorge Rufinelli. Es siempre un placer que le cuenten a uno buenas historias, y que esas historias estén bien contadas. En este documental sobre Chris Marker y sus vínculos con Chile, Vidaurre nos cuenta una historia fascinante a través de algunos narradores de vieja prosapia cinematográfica, como Carlos Flores, quien suma a la gracia y erudición de sus relatos su figura reconocible por la amplia cabellera y los abundantes mostachos. No es el único: a su modo, Caiozzi, Román, Chaskel, Cahn y Guzmán no se quedan atrás, se saben su lección, pero si singularizo a Flores es porque en persona y en películas (El Charles Bronson Chileno, Descomedidos y chascones, por ejemplo) ha encontrado el equilibrio entre el conocimiento profundo de sus temas y la gracia de narrador nato para comunicarlos. Entre estos nombres, obviamente, una mujer, Antonella Estévez, aunque su función no sea aquí entregar un testimonio (es demasiado joven para haber participado en la construcción del cine chileno en los sesentas y setentas, a diferencia de los demás nombrados), sino leer textos del mismo Marker. Chris Marker prestó atención a dos países latinoamericanos, en los sesentas y setentas: Cuba y Chile. Ya desde que Joris Ivens filmó A Valparaíso, en 1962, Marker supo qué era Chile, dónde estaba en el mapa geográfico y cinematográfico, y escribió el famoso texto que acompaña la película de Ivens. Sin embargo, durante esa filmación no viajó al país. En la siguiente década, la filmación de lo que después sería La batalla de Chile (Patricio Guzmán, 1975-1979) no hubiera sido posible sin los 44 mil pies de negativos que, a pedido de Guzmán, le hizo llegar de obsequio desde Francia. Como cuentan en diferentes testimonios Carlos Flores, Peter Chaskel y Guzmán, en este documental, Marker llegó al país en la época de Allende y modestamente pidió ver películas hechas por chilenos. Chaskel le exhibió “Venceremos” y unos pocos cortometrajes más, Flores recuerda que en aquella época decir “Chris Marker” no impresionaba mucho porque el director francés era poco o nada conocido. El hecho es que vio “El primer año”, de Guzmán, y se la compró para exhibir en Francia, tras doblarla al francés con las voces de famosos actores y actrices. Como un fantasma, Marker “desapareció” después. Cuenta Guzmán que vivía recluído en su casa, no aceptaba entrevistas y que nadie le tomara fotos. Es por esto último que Vidaurre subtitula su documental con la frase: Cartografía de un documentalista sin rostro. Aunque con razón el documental está dedicado a Marker, también incluye testimonios sobre cómo se filmó en Santiago, Estado de sitio (1972) de Costa-Gavras. El tema era la actividad guerrillera de los Tupamaros en Uruguay, y el secuestro y muerte de Dan Mitrione (aquí, Philip Michael Santoro, interpretado por Yves Montand), y obviamente la película no podía ser filmada en Montevideo. Aunque no “disfrazaron” mucho la realidad chilena (los autobuses llevan destinos que no existen en Montevideo), el clima político iba pronto a identificar a los dos países en dictaduras colindantes. Silvio Caiozzi, Guillermo Cahn, testimonian sobre la filmación de Estado de Sitio. Vidaurre compone con astucia cinematográfica este hilado de testimonios, porque lo que hace con ellos, en verdad, es rehacer una época. Los documentales sobre cine, filmaciones, historias vinculadas a las dificultades y al placer de “hacer cine”, son siempre apasionantes. Y aquí Caiozzi no se queda solamente en referencias a Estado de sitio, sino a otra película muy polémica en su época: Caliche sangriento (Helvio Soto, 1969). Y así el documental se desgrana en una unitaria diversidad de aspectos: el Manifiesto de los Cineastas de la Unidad Popular, según Flores. La participación de Dean Reed, el “Elvis rojo” en 1972 (“La bandera norteamericana está sucia con la sangre de miles de mujeres y niños vietnamitas, que han sido quemados vivos por las bombas de napalm…”). La presencia y participación del filósofo francés Régis Debray. Un testimonio de José Roman sobre el golpe. Y ante todo, sobre los “orígenes” del cineclubismo, que de alguna manera son los orígenes del nuevo cine chileno. Roman recuerda que en la Católica estaba la escuela de cine de Rafael Sánchez, y en la de Chile (con Sergio Bravo y despues Chaskel), la Escuela de Cine Experimental (que Bravo registró a su nombre y nunca fue de la Universidad de Chile propiamente). “Yo tenia 17 años, e iba al Cine Club”, recuerda Roman con nostalgia. Y más todavía sobre Chris Marker. La curiosa película La Spirale de Marker y Armand Mattelart. La curiosísima circunstancia de que La Jetée de Marker se exhibiera en 35 milímetros, en cines, como cuenta Roman. Cómo Carlos Flores conoció a Marker, quien “venía con Guillermo Cahn”, pero nadie conocía a Marker, y éste tampoco “era muy vendedor de su discurso” (en otras palabras, parecía demasiado parco y aburrido). Patricio Guzmán, que tuvo un contacto mayor con Marker, lo describe como “muy austero. Vestía de overall, de obrero. Tenía una manera muy lenta de expresarse”. La verdad es que Guzmán y Marker vivieron durante años en Paris y nunca volvieron a verse. Marker (quien no se llamaba Marker sino Christian François Bouche-Villeneuve) murió en 1912, y tenía 91 años. Marker’72 revela a Marker y también colabora en la construcción de su mito. Durante todo el documental aparece el gato misterioso que Marker persiguió, y que también lo simboliza a él mismo. Jorge Ruffinelli, 2013.
Posted on: Thu, 22 Aug 2013 19:16:40 +0000

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