Me siento cansado. Poco a poco, voy abriendo los ojos y dejando - TopicsExpress



          

Me siento cansado. Poco a poco, voy abriendo los ojos y dejando que la claridad, la poca claridad existente, me ciegue. Intento incorporarme de la cama, sin embargo, siento un dolor en el pecho que me impide levantarme. Miro a mi izquierda en busca de agua; estoy sediento. Sin embargo, no encuentro nada. A mi derecha se erige una pared que parece caerse a trozos: la humedad y el polvo parece su rutina. Levanto la vista, tengo el torso al descubierto. Poso mi mano sobre mis costillas y al instante, hago una mueca de dolor. Debo tener un par de costillas rotas. Parece que la pequeña contusión va a más. Las magulladuras se extienden desde el costado hacia más allá del cuello. Otra vez, pero con cuidado, decido incorporarme de nuevo, apoyándome a la mesa que yace junto a la cama. Me siento y veo frente a mí un espejo. Dios mío, me digo, ¿pero quién soy? Tengo barba, y mi último recuerdo es verme sin ella. Por otra parte, tengo el pelo corto, ¿cuándo me lo corté? Sin embargo, mi sorpresa viene cuando fijo la vista a la cortina entreabierta que deja pasar un claro pero suficiente punto de luz como para abrasarme y no cegarme. La muevo y veo cómo se alza ante mí una ciudad asiática, diría yo. No sé dónde estoy. Centenares de casas se abren paso entre ambas orillas del río. Vendedores ambulantes mueven sus barcas gritando al viento sus productos. - Ya veo que te has despertado, John. ¿Cómo te encuentras? - Me pregunta un hombre de unos cincuenta años, con pelo canoso, delgado pero al mismo tiempo fornido, con su cara curtida por el paso del tiempo y con una cicatriz en el labio superior. - ¿Quién eres? - Le pregunto al único que parece saber cómo me llamo. Quedándose de pie en la entrada de la habitación, murmura. - Soy "Ele". - ¿"Ele"? No me has dicho nada - le reprocho. - Parece que sigues padeciendo amnesia. - ¿Amnesia? - Sí, amnesia. Es un transtorno del funcionamiento de la memoria. - Sé perfectamente qué es la amnesia. Tú no me estás diciendo nada nuevo. El desconocido me muestra una silla con su mano. "Siéntate", me dice. - John, estás padeciendo amnesia retrógrada. Actualmente, soy yo la única persona en la que puedes confiar. Sobre la mesa, tienes una dosis que debe ser inyectada. Te la puedo efectuar yo mismo si tú no te ves capaz. Eso hará que vayas recobrando la memoria más rápido. - ¿Cómo se que no me mientes? - Estamos en Macao, no sabes quién eres ni cómo has llegado aquí y yo soy el único capaz de contestar a tus preguntas. Tienes dos opciones, confiar en mí, o irte por donde has venido. ¡Ah, espera! ¡No sabes por donde has venido porque no lo recuerdas! - Dice, puntualizando la exclamación. A pesar de no saber quién es este hombre, me temo que debo confiar en su palabra. Segundos después, le ofrezco la inyección, que, agarrándome a la silla, me la inyecta en el brazo. - Te dije que no sentirías nada, John. Ahora échate y descansa. En un par de horas despertarás y habrás retomado la memoria. - Pero, ¿quién...? - Intento preguntar. - Duerme, lo necesitas - me dice, mientras se da media vuelta y sale de la habitación. Quiero seguirle, tengo muchas preguntas que hacer, sin embargo, estoy cansado, mucho más que antes. Siento que si sigo aquí sentado voy a desplomarme, necesito tumbarme. A pesar de no tener sueño, mis ojos se van cerrando cada vez más.
Posted on: Sun, 23 Jun 2013 07:52:02 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015