Misterios Gloriosos del Rosario (Mt 28, 5-6) El Ángel se - TopicsExpress



          

Misterios Gloriosos del Rosario (Mt 28, 5-6) El Ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. Y ahora id en seguida a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos (Lc 24, 50-51; Mc 16, 20) Jesús los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía se separó de ellos y fue llevado al cielo. Después salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban. (Hch 1, 14; 2, 1-4) Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. (...) Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido (...) que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse (Ct 2, 10-11, 14) ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente! Porque, mira, ha pasado ya el invierno, han cesado las lluvias y se han ido. (...) Muéstrame tu semblante, déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce, y bello tu semblante. (Sal. 45, 14-15; Ap 11, 19;12, 1) Toda espléndida, la hija del rey, va adentro, con vestidos en oro recamados; con sus brocados es llevada ante el rey. Y una gran señal apareció en el cielo; una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A ti que enviamos a suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Girar y, a continuación, Señora, abogada, tus ojos de misericordia para con nosotros, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, Jesús. Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo. Oremos. Oh Dios, cuyo Unigénito Hijo, con su vida, muerte y resurrección, ha comprado para nosotros la recompensa de la vida eterna: concédenos, te suplicamos, que al meditar los Misterios del Rosario santísimo de la Santísima Virgen María, podemos imitar lo que contienen y obtener lo que prometen, por el mismo Cristo nuestro Señor. Amen.
Posted on: Wed, 27 Nov 2013 14:10:01 +0000

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