Muy feliz y con orgullo , les comparto el CAPÍTULO SIES Yasmina - TopicsExpress



          

Muy feliz y con orgullo , les comparto el CAPÍTULO SIES Yasmina Pérez Malena la Afrocolombiana Maquinalmente Ignacio cumplió su obligación de mostrarse atento con Eugenia. En la mente de Eugenia solo estaba el rencor acumulado hacia él, todos los días recibía la visita del doctor Alejandro. —Greta te puedes apurar por favor vamos tarde— le dije un poco irritado a mi esposa , llevaba más de una hora arreglándose frente al espejo, y teníamos que llegar a la recepción del nuevo hotel de mi mejor amigo Louis, pero por su culpa íbamos tarde. — Es que nada me queda, ningún vestido me gusta todos están horribles— volteo a verme. —Amor cualquier vestido está bien —Tu no lo entiendes Ignacio, van a ver personas muy importantes con mucho dinero y quiero estar perfecta. —¿Que tiene que ver que haya personas con dinero?— le dije un poco molesto por su comentario—. Más aparte. Solo te tiene que importar lo que yo piense de ti no los demás… —No te enojes amor, no hay que discutir por tonterías, mejor déjame seguir arreglándome mientras tú vas y te sientas a ver la tele que te párese— me dijo dándome un casto beso, un poco molesto salí de su cuarto y me dirigí al pequeño bar que tenia a lado de su sala, me serví un vaso de whisky que no me duro nada, avecéis Greta me saca de quicio, muchas veces me han dicho que es una persona ambiciosa que nada mas le importa mi dinero, pero a todas esas personas no los eh creído, se que ella me quiere y si a veces es un poco presumida y ambiciosa pero díganme una persona que no sea a si hasta yo eh sido a si me gusta las cosas buenas. No se cuanto tiempo paso cuando ella salió de su recamara y me habría gustado que no lo hiciera, llevaba un vestido que no dejaba volar a la imaginación, sentí como si me hubieran dado un puñetazo en el estomago, estaba tan provocativa que en este momento ya no quería ir a la recepción solo para que no la vieran vestida a si tan provocativa.. —Listo Ignacio, nos podemos ir. — A si iras, no crees que deberías…— dude en decírselo— taparte un poco. —No amor a si estoy bien, que no te encanta como estoy— dijo dándose una vueltas. —Si estas hermosa pero… —Pero nada, vámonos que no dices que se nos hace tarde. En todo el camino solo iba pensando en cómo tener una escusa para regresarnos y que se cambiara pero no tuve éxito, después de un largo viaje por fin llegamos al lugar, había bastante gente, paparazzi por todos lados, gente muy importante de la industria hotelera, artistas, cantantes había de todo tipo de gente, sin duda seria una noche inolvidable. Bajamos de la limosina, a Greta se le hizo una sonrisa enorme cuando vio que las cámaras nos tomaban fotografías, después de pasar la recepción, busque a mi amigo para felicitarlo, lo busque con la mira y cuando por fin lo encontré abrase a Greta por la cintura de una forma posesiva no me gustaba como la miraban, la desnudaban con la mirada, un poco enojado nos dirigimos hacia donde estaba Louis, en el camino nos encontramos a varias personas importantes y Greta me hizo que se las presentara. Cuando por fin llegamos felicite a mi amigo por el éxito que había tenido, estaba tan contento que no me di cuenta que estaba acompañado. *** Quince minutos después, llegamos a aquel lugar. La entrada estaba lleno de coches. Observé a los alrededores con curiosidad y suspiré. Alejandro sacó las llaves del coche y abrió su puerta saliendo a la calle. Yo hice lo mismo. Durante todo el viaje ni siquiera había pronunciado una palabra y él lo notó cuando me puse a su altura para entrar caminando por aquella gran puerta del hotel “No has hablado durante el viaje. ¿Todo bien?” Ni siquiera le miré a los ojos, asentí con mi cabeza y seguí caminando. “Sí, estoy bien.” Mordí mi labio antes de entrar a aquel lugar. Miré la hora en mi Samsun Galaxi. Casi eran las nueve y media de la noche y mi estómago rugía sabio que me iba a encontrar con Ignacio y me encontraba nerviosa. Ni siquiera me había dado cuenta de que habíamos llegado a la barra de aquel hotel. Había bastante gente, como la otra vez que acompañé Alejandro a esa fiesta. Tragué saliva mirando al suelo tímida. No sabía qué hacer. Así que simplemente me dediqué a seguir a Alejandro donde quiera que él fuera. “Cuanto tiempo!” La voz de Louis me sobresaltó al darle un saludo demasiado efusivo a mi socio, el es alto, de unos treinta años, con el cabello corto, rubio. Fuerte, y bastante atractivo. Pero en mi cabeza solo estaba una persona... Alejandro. “Me alegro de verle Louis.” Dije alegremente mientras posaba su mirada sobre mí. “¿Estas hermosa Eugenia?” Los dos me miraron a la vez y sentí mi cuerpo temblar. Alejandro asintió orgulloso. “Si, es mi futura esposa esta hermosa.” Pasó su mano por mi espalda acariciándola, acercándome hacia delante. . “Alejandro, este es mi socio Louis.” Me señaló con su mano hacia él y yo sonreí levemente asintiendo con mi cabeza. “Hola.” Dije tímidamente y el rápidamente saco su mano para agarrar la de Alejandro y darle un apretón. “Es un placer conocerte Louis” Esquivé su mirada sonriente. “Lo mismo digo.” Mire atentamente a mí alrededor intentando esquivar de nuevo sus ojos claros sobre los de ellos. Me intimidaba demasiado. Miré a mi alrededor, cuando segundos después Alejandro empezó una conversación de negocios con Esteban, y observé a toda la gente que estaba por allí. Mis ojos se detuvieron al ver a que había llegado Ignacio Ferrer, en compañía de su bella esposa. Sacudí mi cabeza y le miré de nuevo hasta que su mirada coincidió con la mía y se congeló en su sitio sorprendido al verme allí. Miré a mi Alejandro sumergido en su profunda conversación con aquel tipo que me acababa de presentar y abrí mi boca para decirle alguna excusa. “Lo siento, tengo que ir al baño.” “Esta bien.” Alejandro asintió con su cabeza y siguió hablando con Esteban. Caminé con paso apresurado mirando a todos los lados, esquivando a la gente que se interponía en mi camino y llegué por fin a donde estaba Ignacio Y Louis. . —Oh discúlpeme Ignacio, le presento a la vicepresidente de la empresa y mi mejor amiga Eugenia azalea — dijo Louis. —Mucho gusto señora, — se me presento estirándome la mano, le estreche la mano y lo analice. —El gusto es mío señor Ferrer, es un placer conocer al mejor cantante de vallenato. —Oh muchacho gracias, y quien lo acompaña me imagino que es su bella esposa. — Greta — se presento ella misma— mucho gusto señora Eugenia, quiero decirle que su hotel está hermoso y es uno de los mejores del país... —Oh a gracias. — Me deja a solas con el señor Ignacio. — Si claro. Ignacio se sentó conmigo nuevamente y me acarició la mejilla. — Ignacio esta noche quiero que estés lejos de mí. —Si eso es lo que necesitas. Me lamí mis labios. —Necesito tiempo para pensar. —Entiendo. —Tengo algunas cosas de las que tengo que encargarme cuando vuelva a Bojaya,— dije. —Me perdí la graduación, de Ignacio junior ya sabes. Y creo que tienes dos meses para el divorcio, —Bien. Iremos a celebrar nuestro compromiso. —Espera un segundo—, dijo. – no puedo abandonar a mi familia en estos meses. Miré hacia otro lado. Yo suspiró. —No puedo. —Necesito algo de tiempo, tienes que dejarme ese tiempo. —Bueno, me duele esto que te voy a decir pero el plazo son dos meses. Él bajó la cabeza. —Estaré en contacto—, seguí. —Además, estoy cuidando de mí misma mucho mejor. La cena había comenzado. Alejandro seguía conversando con aquel tipo que estaba a mi lado, Esteban. Conversaban sobre medicinas y cosas aburridas que me hacían perder el hilo de la conversación. Yo simplemente me dedicaba a observar a Ignacio y a su esposa a lo lejos y a enviarle miradas fulminantes mientras él me miraba con una sonrisa maliciosa, poniéndome mas furiosa de lo que estaba. Había mucha gente, tanta que no me había dado cuenta de la mayoría que estaba allí. Bebí un trago de mi agua fresca y seguí comiendo lo que me quedaba del segundo plato. Aunque ya estaba llena,, mientras que Alejandro solo me miraba. Estaba llena,, mientras que Alejandro solo me miraba. Di otro sorbo de agua y me recosté en mi asiento aburrida, mirando y observando todo el lugar. Era muy bonito. Estaba lleno de gente. Seguí los rostros de los hombres y alguna mujer que estaban sentados delante de mí. Miré a Ignacio y lo ignoré. Había dos señores a su lado riendo animadamente que de vez en cuando hablaban con él. Habíamos acabado de cenar, por lo que nos levantamos todos de allí y nos dirigimos hacia la barra para escuchar al cantante Ignacio Ferrer. “¿Que desea señora Eugenia?” Una mujer rubia me atendió con una gran sonrisa. “Un cubalibre de ron con coca cola.” Contesté finalmente lamiendo mis labios nerviosos. Aquella mujer asintió y se dirigió a la parte trasera para coger unas cuantas bebidas y mezclarlas rápidamente en un vaso. Sentí la mano de Alejandro tocar mi espalada y justo en ese momento me estremecí por un escalofrío. Tragué saliva y escuche cuando Ignacio me dedicaba las canciones con temor hacia atrás, chocando con sus ojos completamente azules. Abrí mi boca para coger aire y decir algo a Alejandro pero el sonrió. “Shhh... tranquila.” Tragué saliva, mojando mi garganta seca y miré a la camarera, deseando que me diera el trago rápido. “¿Qué tienes amor?” Dijo Alejandro con voz temblorosa. “¿Todo bien?” Te miró algo preocupada, iba a abrir mi boca y en ese momento Ignacio se adelantó. “Si todo bien, ¿Verdad?” Alejandro me miró alegremente, como si nada pasara. Su mirada me decía que hiciera lo que él decía. Asentí. Mi pecho empezó a subir y a bajar deprisa, tanto que pensaba que mi corazón se iba a salir de su sitio. Tensé mi mandíbula apretando mis dientes y noté a Ignacio mirarme sin parar. Estaba en shock. ” Su mirada estaba atentamente sobre mí, me dirigí hacia la pared del living y sin poder evitarlo lancé mi puño contra el muro haciendo una marca con un agujero en él. Alejandro abrió sus ojos con sorpresa. “ Eugenia! ¿Te quieres tranquilizar y decirme qué demonios está pasando?” Vino hacia mí deteniéndome, agarrándome de las manos para que no hiciera nada más. Mi respiración era muy agitada. “Alejandro sácame de aquí. ” Tragué saliva con dificultad. El me miró con sorpresa y algo de preocupación en su mirada. Me zafé de él y cogí mi teléfono para marcar el número de Boris , el me tenía que ayudar. Marqué su número y segundos después me lo cogió. “¿Eugenia?” Dijo extrañado. “Boris, ¿Donde estas?” Exigí con mi voz. “¿Todo bien señora?” Noté preocupación en su tono de voz. “No tengo tiempo. Dime donde estas.” Saqué el aire por mi nariz. Solo el pensamiento de Ignacio le contara todo a Alejandro me asustada y me hacia hervir la sangre. “En en el hotel, “ven a recogerme ahora.” Mi pulso se estaba acelerando cada vez más. “voy saliendo señora, en 10 minutos estoy ahí” “?que pasa Eugenia?.” “Nada amor” Asentí con mi cabeza, Me tengo que ir y visualicé la calle, había pasado muchas veces por ella y la recordaba. De pronto llego Boris a recogerme y me subí al auto. Al llegar a mi nuevo apartamento en el Prado de Medellín, entre a mi departamento, me senté en el sofá blanco de la sala, de un tiempo para acá no era la misma Eugenia que todos conocían, todavía Ignacio seguía causándome mariposas en el estomago, estaba en un punto en el que ni siquiera lograba conocerme a mí misma. Todo en lo que creía y defendía lo estaba destruyendo, y lo más lamentable era que no le podía decir el porqué de lo que me pasaba a mi Alejandro. Sentí una fuerte punzada en mi cabeza, me dolía como el infierno. Abrí mis ojos y noté como el lugar donde estaba se movía, daba vueltas. Cerré mis ojos rápidamente llevándome las manos a la cabeza. Mi boca estaba entreabierta y notaba un sabor a sangre. Mi labio estaba algo hinchado y me dolía demasiado. Tosí para luego tragar saliva y incorporarme en el asiento en el que estaba. Cuando de repente caí desmayada. Alejandro yo nos veíamos con frecuencia, ya que vivíamos juntos de alguna extraña manera necesitábamos uno del otro, pero lo más extraño aun es que nunca en nuestros encuentros jamás nos hemos besado, en público me sentía cierta tentación al hacerlo pero me sentía en frente de la manzana prohibida, perfecta, jugosa y apetecible pero no podía o me condenaría de por vida. En ese instante llego y al verme en el suelo soltó las llaves en el piso. Los nervios amenazaban con destrozar mi estómago ahora que estaba aquí. Miré por un minuto más aquella puerta que me separaba del amor de mi vida, y respirando profundamente caí desmayada nuevamente. Nuevamente el silencio y la quietud reinó en aquel rellano. Y sí aún estaba dormida cuando sentí los labios de Alejandro dándome respiración boca a boca, comenzó a llamarme. — Eugenia… — Eugenia… su voz tembló y de nuevo sus ojos se enrojecieron. — No… Sólo ámame Alejandro, por favor… ámame. — Siempre… — Alejandro... — Siempre tan hermosa… siempre tan dulce… — Alejandro… — Me vuelves loco… Completamente loco… — Te amo… — Te amo…" Mi amor, por qué no hablaste conmigo, ¿Qué tienes? Los minutos se estaban volviendo horas y apenas me recuperaba cuando abrí los ojos y le dije. “vamos a tener un bebe” "— Mas fuerte, Eugenia...Más alto. — ¿Estoy embarazada? ¿Estás segura? — ¡Siiii,! — Gritaba entre risas — ¡Estoy feliz — !¡ Te quiero, Eugenia!.." — Mi Eugenia…— No podía creer lo feliz que estaba. "— Gracias por darme un hijo…. — Alejandro Quilmes. Gracias por devolverme la vida. — Eugenia... Eres sorprendente… gratamente sorprendente. — Quizás pueda seguir sorprendiéndote…" Y nunca has dejado de hacerlo, mi amor. ¡Dios! si supieras lo que se aceleró mi corazón cuando me distes esta noticia . Jamás había sentido nada tan fuerte y extraño al mismo tiempo, ahora entiendo por qué mi corazón se aceleró, por qué tuve una necesidad, casi mortal, por acercarme a ti… Mi cuerpo te reconoció. El lo hizo. "— ¿Alejandro? — ¿Quieres dormir conmigo? — ¿Puedo? — Claro, ven. Alejandro me abrazo con más fuerza, sintiendo aquel inmenso calor que nos invadía a ambos, lentamente nos separamos rozando nuestros labios, para después unirlos con lentitud; aquel beso se hizo más intenso, más apasionado, con mucha delicadeza me acostó despacio sobre aquel tendido, se separo de mí mirándome fijamente a los ojos: — ¡Eugenia!— susurro — ¡Alejandro!— sonrojada cerré los ojos invitándolo a continuar con lo que ya había comenzado El no tardo en descifrar aquel mensaje que le daba, por lo que continuo besándome; nos sentamos un momento, con mis pequeñas y delicadas manos desabotone su camisa, despojándolo por completo de esta, mientras que yo de espaldas ,sentí como las manos de él , deslizaban aquellos tirantes por mis hombros, beso suavemente mi cuello, luego mis hombros , prosiguió soltando con delicadeza mi cabello cayendo en forma de cascada, después me voltio hacia él , quedando los dos de frente; se acerco y beso mis dulces labios , aun besándome, me acostó nuevamente en el piso. El acariciaba cada parte de mi cuerpo saboreaba por completo mi delicada y morena piel; yo solo me dejaba amar por él, como aquella primera vez… demostrándonos una vez más cuanto nos amamos.
Posted on: Fri, 27 Sep 2013 13:51:12 +0000

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