NACIONALISMO, LOS TIBETANOS Y LOS UIGURES EN LA CHINA DE HOY The - TopicsExpress



          

NACIONALISMO, LOS TIBETANOS Y LOS UIGURES EN LA CHINA DE HOY The Japan Times Por Jeff Kingston. El nacionalismo despierta la solidaridad y genera políticas de identidad que amenazan a las minorías étnicas y religiosas. Definir el nosotros también define el ellos mientras tanto los autóctonos están inexorablemente marginados. La política de identidad lleva consigo un alto riesgo de violencia sectaria o comunal. Los abusos de autoridad del Estado y la impunidad de los agresores, a menudo se transforman en quejas de una identidad colectiva compartida entre las minorías víctimas, generando desafío, militancia y ciclos de violencia. Los uigures musulmanes de Xinjiang y los tibetanos budistas, se resisten a la asimilación pese a los esfuerzos sostenidos de la etnia china Han. Ambos grupos abrigan fuertes resentimientos contra la “hanificación” que a veces estalla en violencia, cualquier acción de las minorías víctimas es rápidamente reprimida por agentes de seguridad. El reciente atentado en Beijing, atribuido por las autoridades chinas a los terroristas uigures, ha desatado una ofensiva. Según el historiador EE.UU. Jeffrey Wasserstrom, el autor de China en el siglo 21, Lo que todos necesitan saber (2013), el Partido Comunista de China parece emular la pesadilla yugoslava. El historiador sugiere un desenlace similar si se mantiene el actual grado de opresión. Esto, sin embargo, no va a suceder en el corto plazo, y el bombardeo en terreno sagrado de la Plaza de Tiananmen en realidad solo refuerza la posición del Partido Comunista Chino (PCC) como protector auto ungido de la nación. Inevitablemente, el ascenso de China la historia de la expansión económica y política de Brawn, pesan sobre sus minorías étnicas. El problema fundamental es que los dictados del nacionalismo Han no dejan mucho espacio para nada que se parezca al multiculturalismo que ve como una “disneyficación” cualquier celebración de coloridos trajes y otras costumbres pintorescas. El nacionalismo chino es en realidad el nacionalismo Han. En un país que ha perdido sus amarres, mientras experimenta tremendas convulsiones socio económicas, el nacionalismo es una ideología tranquilizadora y conveniente que crea un sentido de unidad entre un pueblo dividido por un bostezo de desigualdades de injusticia y fuerte corrupción. El PCC ha descubierto una línea de vida en el nacionalismo, apelando al chauvinismo del gran Han para apuntalar una legitimidad vacilante que amenaza con la pesadilla de una balcanización si se continúa en la línea actual. Con la expansión de las redes de transporte y comunicación, el margen de influencia Han ha sido objeto de intensificación en China, generando fricciones y choques culturales incómodos. Una vez que los grupos y áreas minoritarias aisladas han perdido protección se han convertido en el blanco de ambiciosos proyectos de desarrollo. Coloridos mercados uigures han sido arrasados y sustituidos por horribles estructuras de hormigón, mientras que los signos de un progreso brillante de estilo Han son evidentes pero están en enclaves separados de las condiciones sombrías donde viven los autóctonos. Las ciudades de crecimiento rápido en las regiones de gas y petróleo de Xinjiang ofrecen contrastes evidentes con buenos estilos de vida, una brecha que se replica en el Tíbet. En tanto, los locales están en un segundo plano, mientras los Han monopolizan el comercio y el gobierno. Uigures y tibetanos se resienten de la dominación Han, mientras que los funcionarios del gobierno solo ven avances estadísticos logrados en la mejora de los niveles de vida y la modernización de estas regiones atrasadas. Pero solo la gente Han obtiene los mejores puestos de trabajo, ganan los mejores salarios y tienen una vida digna, mientras se aplica el rodillo de mano dura que aviva tensiones que son aplacadas por las fuerzas de seguridad. Los chinos Han, necesitan justificar su presencia dominante, afirmando que se necesitan sus habilidades y recursos y argumentando que desde cualquier punto de vista, ambas regiones son mucho mejor ahora de lo que eran hace 20 años. Ellos no pueden entender por qué tanto uigures como tibetanos están tan enojados y son tan desagradecidos. Desde 2009, cerca de 122 tibetanos han protestado contra el gobierno chino Han, recurriendo al último gesto de la autoinmolación. El gobierno chino ha reducido la cobertura de los medios de comunicación nacionales, precisamente porque estas conmovedoras tragedias revelan fallas de Beijing en el Tíbet. El Dalai Lama dijo recientemente el Financial Times, el mismo partido, el sistema totalitario tiene la capacidad de actuar de acuerdo a las nuevas realidades. En su opinión, la búsqueda de una sociedad armoniosa de Beijing fracasó porque, el método (Han) para promover la armonía es a través de un estricto control y confiando en el uso de la fuerza. Ese es el error, la represión crea miedo y el miedo y la confianza no pueden ir juntos. El uso de la fuerza fracasó. Así que ahora tienen que llevar a cabo una política de respetar la cultura tibetana y el pueblo tibetano. Yo siempre pido al liderazgo chino la necesaria moderación que debe desarrollar más el sentido común”. Sin embargo, al tiempo que reconoce la necesidad de empleos y el desarrollo que requieren la inversión china, Su Santidad argumenta a favor de una mayor autonomía cultural. “El verdadero significado de la autonomía es cuidar de su propia cultura. “Una vez que se aplique plenamente, estamos muy dispuestos a permanecer dentro de la República Popular China. Aunque Beijing tiene la intención de intimidar al Dalai Lama en el aislamiento de los países que lo albergan y penalizar económicamente la región, tal vez ha llegado el momento de que los Han reconsideren las políticas sin salida que generan mucho resentimiento entre los tibetanos. Lo mismo puede decirse de Xinjiang. Hay unos 10 millones de uigures, repartidos por China, Kazajstán, Kirguistán, Uzbekistán, Turquía y Rusia. Como musulmanes sunitas de habla turca, que son uno de los 56 grupos étnicos reconocidos por el gobierno chino. Su cultura, religión y también aspecto físico son distintos de la etnia Han. Los uigures están muy irritados bajo el dominio chino y se han producido revueltas desafortunadas y abundantes brotes de violencia. En el corazón uigur de Xinjiang, las semillas de la tensión política no son difíciles de encontrar. Son dos mundos aparte, donde los uigures están en el lado equivocado de las vías de desarrollo en su propia patria y además están en minoría, debido a la llegada de los Han. Los problemas de China en Xinjiang reflejan la ausencia de una estrategia para dar a los Uigures una participación en el sistema. Esto se refleja en la virtual exclusión de los uigures de empleos bien remunerados en el sector del petróleo y el gas. No se puede vivir relativamente bien en medio de uigures desanimados y furiosos, los chinos Han, temen que este malestar evolucione hacia una propensión a la violencia y el extremismo religioso. Naturalmente, hay poca reflexión sobre las políticas que marginan y radicalizan a los uigures y una tendencia exagerada a culpar a agitadores externos. Como tal, la represión en el país se complementa con fuertes controles aduaneros de la frontera uigur con países adyacentes de la Asia Central, en un esfuerzo para terminar con el presunto apoyo transfronterizo para los disidentes uigures de Xinjiang, que es calificado por Beijing como terrorismo. En los últimos meses, el presidente Xi Jinping ha formalizado y firmado contratos de energía masivos por valor de usd 100 mil millones, asegurando oleoductos en áreas críticas y al mismo tiempo haciendo palanca a países de Asia Central que antes formaban parte del imperio soviético y ahora están bajo la orbita de influencia China. Beijing reconoce cada vez más que el enfoque de puño cerrado a la disidencia minoritaria no está funcionando. En 2012, de hecho, el primer ministro Wen Jiabao pidió disculpas por los errores históricos al revelar las iniciativas de políticas encaminadas a contener por la fuerza crecientes resentimientos hacia los desposeídos. Howard French, un ex jefe de la oficina de Shanghai de The New York Times, explica que los errores históricos es la jerga educada del PCC que califica como errores, las estrategias de planificar a lo grande”. Está claro que las mejoras en el tratamiento de minorías están reconocidas, pero no se hace progreso alguno para aplicar las mejoras que Beijing dice tener en su agenda y este compás de espera en aplicar las mejoras que están agendadas es lo que se vende al exterior.- (Traducción al español, Pepito Grillo Buxadera)
Posted on: Mon, 18 Nov 2013 11:17:58 +0000

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