NOTA DEL PARTIDO DE LA LIBERACION 2.- PLANES IMPERIALISTAS - TopicsExpress



          

NOTA DEL PARTIDO DE LA LIBERACION 2.- PLANES IMPERIALISTAS NORTEAMERICANOS EN ARGENTINA. En la región latinoamericana el modelo para Washington son los gobiernos de México, Colombia, Chile, Panamá y Honduras. En ellos cuenta con Fuerzas Armadas locales muy allegadas al Comando Sur e incluso contingentes propios y bases militares, como en Colombia. Esa garantía de los fusiles es muy importante para un imperio en decadencia, que teme perder en unos cinco años la posición de predominio económico mundial frente a China Popular. El FMI ha pronosticado que en 2016 el PBI chino habrá superado al norteamericano. Con esos presidentes afines, la Casa Blanca ha firmado Tratados de Libre Comercio luego que en 2005 le fracasara el ALCA en la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata. En correspondencia con estos TLC, los tratados bilaterales de protección de inversiones y el Ciadi, los capitales estadounidenses tienen asegurados determinados mercados, el manejo de resortes fundamentales de esas economías, el retorno de elevados dividendos de sus inversiones, el pago de las deudas de esos países, la alianza con el establishment empresarial, etc. Una rama especial de la dominación es la cultural y mediática, clave para que los pueblos de la región latinoamericana y caribeña se estupidicen. Hollywood, la CNN, Fox, la SIP y los multimedios afines al imperialismo como el grupo Clarín juegan para mantener ese dominio. Pero esos objetivos no vienen cumpliéndose a cabalidad porque -como calificó el presidente ecuatoriano Rafael Correa-, en Latinoamérica no hay una época de cambios sino un cambio de época. Esta es la época del ALBA, que une a ocho países y tiende ampliarse, complementándose en lo económico, fundando el Banco del Sur, garantizando la soberanía energética, avanzando en numerosos acuerdos culturales y educacionales, etc. La Cumbre de Mar del Plata marcó en 2005 un avance de los pueblos frente a EE UU y sus socios. Antes Bush y ahora Obama, Vicente Fox y ahora Felipe Calderón, Alvaro Uribe y ahora Juan Manuel Santos, Sebastián Piñera y Ricardo Martinelli, no son la tendencia política prevaleciente en la región. Son la contracorriente. La tendencia más fuerte va en el sentido del progreso, las conquistas democráticas y populares, el tercermundismo. Su expresión más elevada es el ALBA pero también resultan valorables la Unasur, el Mercosur, el Grupo de Río y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Esta última agrupa a 33 países, dejando afuera a EE UU y Canadá, y fue creada el 2 y 3 de diciembre de 2011 en Caracas. La existencia de gobiernos poco obedientes ha llevado a que el imperio trate de desembarazarse de ellos mediante presiones y recambios electorales sin despreciar la vía de los golpes de Estado. En 2002 los yanquis alentaron un putsch contra Hugo Chávez, que en tres días fue repuesto en Miraflores por la movilización popular y de una parte de las Fuerzas Armadas. En 2008 pusieron fichas a la desestabilización de Cristina Fernández, junto con las patronales agropecuarias sojeras, que los intelectuales progresistas de Carta Abierta bien llamaron "destituyentes". En setiembre de ese mismo año auspiciaron un golpe contra Evo Morales, basado en el separatismo fascista de Santa Cruz y otros departamentos del este boliviano. En setiembre de 2010 estuvieron detrás del golpe de Estado policial contra Correa en Ecuador, cuando casi lo asesinan. Aunque fracasaron en todos esos intentos, tuvieron éxito en Honduras en junio de 2009, cuando los generales entrenados por Washington secuestraron y deportaron al jefe de Estado constitucional, Manuel Zelaya, quien había sumado el país al ALBA. (NOTA 3) Con esos antecedentes, queda claro que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no es un socio confiable ni el modelo deseable para Washington. La administración K regatea los términos de la dependencia. Incluso por momentos o sobre ciertos temas adopta medidas que lesionan intereses puntuales del sistema financiero internacional. Así ocurrió cuando fulminó a las administradoras de fondos de pensión y jubilaciones privadas (AFJP) o cuando Kirchner en 2005 negoció una quita importante en los papeles de la deuda externa en poder de bonistas externos. El imperialismo yanqui busca mantener en Argentina sus posiciones hegemónicas en el terreno económico. Sus empresas están agrupadas en la Amcham (Cámara de Comercio Americana): Citibank, Microsoft, Ford, Metropolitan Life, General Motors, Kraft, IBM, Cargill, Monsanto, Coca Cola, Unilever, Wal Mart, Xerox, Massalin Particulares, Merck Sharp, Dow Chemical, 3M, Boheringer, Kodak, Merrol Lynch, Chevron, DirecTV, Motorola, Procter & Gamble, Syngenta, Sherwin Williams, Esso, Kellog, McDonalds, PriceWaterhouseCoopers, Good Year, Nextel, Pepsico, Yahoo!, Duke Energy, Hewlett Packard, John Deere y otros monopolios. ¡Estos son los enemigos! Supuestamente, esa Cámara tiene por misión "promover el desarrollo de negocios sustentables, el comercio bilateral, la inversión genuina y el empleo de calidad, fomentando la libre empresa y la economía de mercado en el marco de la ética, la responsabilidad y la transparencia". Varios años después de la debacle de Argentina a raíz del neoliberalismo, sigue proclamando como la panacea "la libre empresa y la economía de mercado". Reaccionarios pero consecuentes, el primero de sus objetivos, según su sitio Web, es "promover el libre comercio, la inversión extranjera directa estadounidense, el comercio bilateral y la transferencia de conocimiento". Cuando el conflicto obrero de Kraft en 2009 y cuando, sobre la base de la lucha de los trabajadores, el ministerio de Trabajo ordenaba alguna conciliación o reincorporación de una parte de los despedidos o la reinstalación de algún delegado gremial, los directivos de la multinacional se reunían en la embajada norteamericana para desobedecer las leyes argentinas. Querían imponer las leyes yanquis y los criterios internacionales de Kraft por sobre los derechos laborales de sus empleados y las leyes nacionales. De Amcham son miembros empresas dominadas por potencias, europeas, casos de Telefónica, Telecom, Techint y su controlada Siderar, etc, así como pulpos de la oligarquía nativa como Bunge y Arcor. Lo sorprendente y vergonzoso es que entidades estatales como el Banco de la Nación Argentina sea miembro pleno y pague su cuota de socio de Amcham. ¡Delicias del "proyecto nacional y popular"! Es similar a la situación de Córdoba, donde la empresa de energía, EPEC, era miembro de la neoliberal Fundación Mediterránea que auspiciaba su privatización. En la Mediterránea continúa aún hoy como miembro activo el Banco de la Provincia de Córdoba, otro banco público encadenado al lobby de los monopolios. Estas posiciones dominantes del imperialismo en el plano económico y financiero se remachan como cadenas de dependencia junto con la injerencia de los organismos de crédito internacional. Aunque se han puesto límites al accionar del FMI en Argentina, hay que decir también que se le pagó por adelantado y "cash" toda la deuda, en enero de 2006. Y el país sigue siendo miembro de esta entidad que tanto lo afecta como se vio en el crac de 2001. Hay regateos pero no se rompe con el Fondo, el Banco Mundial, el Ciadi y el BID -con los que se aumenta la deuda pública-, y el Club de París, con quien se está negociando el pago de una deuda reclamada en 8.400 millones de dólares. Para disculparse ante el FMI, al que no se le ha renovado desde hace cinco años el permiso para venir in situ a inspeccionar los números oficiales, el gobierno lo ha convocado a la reforma de las estadísticas del INDEC. Con el Club de París, que agrupa a 19 países imperialistas, se ha aceptado pagar lo adeudado y se discute si el plazo de pago serán 3 o 5 años. De ese modo la presidenta Cristina Fernández y Amado Boudou quieren distender las relaciones con el capital financiero internacional. ¿Tendrán en mente pedir nuevos créditos para la nueva presidencia a partir de 2011? (NOTA 4) Esa no es la política antiimperialista que pregona el Partido de la Liberación. Éste cuestiona que en la citada reunión con Obama, la presidenta hiciera el elogio de la Amcham y sus 500 empresas, de sus 12.000 millones de dólares de inversión total en nuestro país, de que de 100 de esas firmas 60 son líderes en EE UU. En fin, una lamentable apología de la dependencia… También esa negociación con el Club de París resulta funcional al plan norteamericano de hacer retroceder las posiciones del gobierno cristinista de relativa "autonomía" desde la crisis internacional de 2008. Como ocurre en el resto del continente y el mundo, el plan de los yanquis no sólo cuenta con sus monopolios y bancos sino también con los aliados de la "crema" del empresariado, los medios de comunicación concentrados y la oligarquía, la oposición conservadora, etc. Estos son contados casi como "tropa propia". Ese es el rol de la Asociación de Bancos (ABA) y Adeba, la Sociedad Rural, AEA, gran parte de la UIA, el monopolio Clarín, Techint, Mauricio Macri, Daniel Scioli, José Manuel de la Sota, Juan M. Urtubey, Eduardo Duhalde, Julio Cobos, Elisa Carrió, etc. Ese listado es ilustrativo de que los norteamericanos han comprendido que sus aliados no deben ser sólo los gorilas opositores al peronismo sino también una parte de éste, que Horacio Verbitsky llama "peornismo". De allí la "relación carnal" que tuvieron en su momento con Carlos Menem y Eduardo Duhalde y luego con Scioli, otros ministros y gobernadores, y con parte de la cúpula de la CGT. Por la importancia de las Fuerzas Armadas y de seguridad, el imperialismo yanqui cultiva relaciones con sus cúpulas. Eso también tiene que ver con su plan estratégico de agredir a la revolución cubana y a Venezuela, de cerrar el paso a cualquier proceso antiimperialista en Argentina. Llegado el caso, como en la década del ´70, esas contradicciones las querrá dirimir en el plano militar, con golpes de Estado, intervenciones, etc. El "Plan Colombia" es hoy un serio indicador al respecto; el imperio apoya al gobierno de Santos en su guerra genocida contra la guerrilla, a la que le rechaza toda propuesta de diálogos de paz e incluso de intercambio de prisioneros por razones humanitarias. Y para eso necesita vender armamentos a Argentina, hacer cursos antiterroristas aquí y en sus academias ubicadas en Fort Benning (Georgia), El Salvador y Honduras; traer sus especialistas para cursos con la Policía Federal, la Metropolitana y la Gendarmería –destapados a raíz de la detención del avión con armas y drogas en Ezeiza en febrero de 2011-; llevar a cabo las maniobras navales Unitas y Panamax, etc. En 2011 los yanquis hicieron el Panamax-9 y el Unitas en aguas de Brasil y Argentina. En el primer caso desde el 15 de abril al 11 de mayo, y en el segundo, una fase anfibia, en Bahía Blanca, desde el 4 al 23 de junio de 2011. (NOTA 5) Los gobiernos sudamericanos que tienen contradicciones en este rubro militar con Washington, bajo la influencia del entonces presidente Lula, organizaron el Comité de Defensa Sudamericano, con el paraguas de la Unasur. Eso es valorable, pero no borra las claudicaciones de esos gobiernos, particularmente los de Brasil y Argentina, en los ejercicios militares y en su decisivo aporte a la Minustah, que desde 2004 ocupa con sus tropas a Haití. El ejemplo de la Minustah demuestra que la estrategia norteamericana es pragmática: tiene contradicciones con el gobierno argentino, pero ello no es impedimento para atraerlo hacia políticas propias. Y no sólo en el caso de Haití sino también en lo relativo al pago de la deuda externa, la participación en el G-20, la hostilidad hacia Irán, la defensa de los intereses de Israel y el lobby sionista, etc. Los ejercicios para el 2012 fueron autorizados por ley del Congreso en noviembre de 2011 y en sus considerandos se reivindicaron ejercicios con los yanquis como el "Cabañas". La presidenta, Aníbal Fernández y Arturo Puricelli fueron algunos de los firmantes de ese proyecto tan poco nacionalista. Washington ha tenido éxitos y tropiezos: acordó con Nilda Garré la realización de cursos antiterroristas con la Policía Federal pero fracasó por la entrada de su avión lleno de armas y drogas no declaradas. Eso reabrió heridas en la relación bilateral, porque el imperio reclamó de mala forma la devolución de sus enseres y el kirchnerismo demoró meses. Obama declaró que la próxima vez que se viera con CFK le reclamaría el reintegro de esos materiales, pero cuando se entrevistaron en noviembre de 2011 en Cannes, las cosas ya habían sido devueltas. El imperio tiene algunas fricciones con el gobierno, pero más adversidades afronta a nivel popular. La encuestadora Latinobarómetro, de la chilena Marta Lagos, realiza anualmente una encuesta en el subcontinente sobre cómo ven esas poblaciones la amistad con USA. El sondeo de 2006 mostró que en Argentina esa amistad tiene el registro más bajo: sólo el 4 por ciento de los argentinos considera el mejor amigo a EE UU. En Panamá, ese índice llegaba al 62 por ciento y era el mayor de toda la región. latinobarometro.org/latino/latinobarometro.jsp A principios de 2009 con la asunción de Obama, envuelto en la propaganda de que sería democrático en comparación con Bush y con sus promesas a la V Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, esos indicadores pudieron subir algo. Pero la continuidad de la política imperial en todos los rubros, así como las guerras en Irak, Afganistán y Libia, volvieron las aguas a sus bajos registros "normales". Para el PL de Argentina es una tarea permanente la denuncia de los planes del imperialismo y la búsqueda de acuerdos políticos con todas las fuerzas que resistan a los yanquis, como enemigo principal del pueblo, su democracia, su soberanía y en general de los pueblos de la Patria Grande. Parte de la recomendación del Che Guevara: "no confiar en el imperialismo ni un tantico así, nada". En particular se opone al imperialismo yanqui y lo considera el enemigo principal de Argentina y de los pueblos. Por eso la insistencia en el planteo de formar un Movimiento Antiimperialista Popular y por la Paz Mundial (MAP). Y de allí la importancia de practicar con el gobierno kirchnerista y con sus bases sociales una política de unidad y lucha para oponerse al imperialismo. Toda contradicción con el enemigo principal tiene que ser valorada y potenciada al servicio del Frente Antiimperialista. Lógicamente esto debe hacerse sin perder de vista la naturaleza de clase de quienes tienen esa contradicción y sin olvidar ni por un instante la lucha política por la dirección. Se sabe que cuando dirige la burguesía nacional hay a mediano plazo una derrota casi asegurada. Y cuando los que dirigen son sectores de la gran burguesía nacional, tal fracaso suele ser a más corto plazo. (NOTA 6) En síntesis, el imperialismo yanqui está en decadencia y crisis, pero eso no lo vuelve menos peligroso sino más, desesperado como está por el curso tercermundista de la flamante CELAC y el avance de China en el comercio de mutuo beneficio y sus buenas relaciones con Latinoamérica, a la que la Casa Blanca sigue considerando su "patio trasero". Por lo visto a nivel mundial en esta crisis, los trabajadores y pueblos latinoamericanos y del mundo deben tener la guardia bien alta, y en posición de lucha, porque los yanquis han hecho barbaridades y están dispuestos a cometer otras aún peores.
Posted on: Wed, 04 Sep 2013 19:08:00 +0000

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