Nada entristece más el corazón de una madre y el seno de una familia que hermanos se traten como enemigos. En la familia de la fe, ocurre algo similar. Señor, ayúdanos para nunca ver y tratar a hermano alguno como enemigo. Pese a las diferencias (las hay y las habrá), seguimos y amamos al mismo Señor; abrazamos la misma causa; servimos en el mismo reino. Nuestro verdadero enemigo está en otra parte!
Posted on: Thu, 24 Oct 2013 14:14:24 +0000
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