No sabía exactamente por qué algo en su interior le atormentaba - TopicsExpress



          

No sabía exactamente por qué algo en su interior le atormentaba cada vez que daba un paso alejándose de lo que una vez fue su hogar. Pero, esta vez no había hecho nada por intentar camuflarse ni esconderse con el afán de escapar; era diferente, no usó ropa usada por otra persona, no caminó en diferentes sentidos ni huyó para regresar. Posiblemente un sabueso le hubiese rastreado con facilidad, no estaba tan lejos ni estaba tan cerca. Cada vez que se detenía, su cabeza intentaba girar y las pupilas vacilaban queriendo ver hacia atrás pero un fuerte golpe en su pecho le impedía respirar conjuntamente no podía echar una mirada a su espalda. Seguido a eso tenía que luchar por no derramar ni una lágrima por mucho que sus ojos se cristalizaran y su garganta doliera, proyectándose un tono rojizo en su nariz y mejillas. Sin embargo, no todos los días eran triste. Buscaba concentrarse en algo, distraerse en cualquier cosa y progresar, comenzar de cero. Se aferraba a la idea de que por mucho que costara, todo iba a estar bien una vez que esa persona se desprendiera de su pensamiento de manera recíproca aunque al mismo tiempo un ChanHee interno se crispaba y chillaba para que eso nunca sucediera, pero más podía el yo vencido por las pasionales ideas de vivir independiente; cada uno en su mundo como debería ser. Con las horas y los días, la semana se volvió una rutina de suspiros, miradas perdidas, repentinas ansias que claramente eran manifestadas con un golpe repetido de los falanges de sus pies calzados contra el suelo, los dedos moviéndose, tocándose entre ellos y chocando la superficie de una mesa, pared, colchón o lo que sea. Pensaba que tal vez quien salía perdiendo era sólo él, siendo torturado por sí mismo, pero eso ya no importaba. Ahora habían dos pequeños seres que requerían de su atención, sus cuidados, mimos y todo lo que un pequeño gato y un pequeño perro podrían necesitar. Educar a los cachorros, verlos convivir bajo el mismo techo, jugar, comer y dormir juntos era día a día su tarea, su misión, pasión y sacrificio. La mezcla de sentimientos era inevitable y sus pensamientos se desordenaban a menudo, por cuanto tenía que dejar el teléfono celular a un lado, apagarlo e incluso quitarle la batería y esconderlo. Podría decirse que estaba empezando a volverse loco, pero eso era sólo por momentos, pues ponía todo su empeño en tratar de estar bien a cualquier costo. El sueño le vencía temprano pero si no era el minino, era el canino quien le despertaba a medianoche o en plena madrugada y debía desvelarse hasta que estos lograsen seguir durmiendo, generalmente pegados o uno sobre otro, cuando ello ocurría no podía evitar sonreír con deje de ternura y desde luego, nostalgia. Era ya casi medianoche y a pesar de estar cansado no lograba conciliar el sueño. Miró a sus mascotas y ambas yacían dormidas en total tranquilidad, luego se levantó de la cama y buscó alguna ventana que diese al exterior del recinto: necesitaba aire fresco, afortunadamente había una pequeña ventanilla que aunque no le brindase comodidad como para observar la oscura noche iluminada por la clara y brillante luna plateada, el espectáculo podía apreciarse, no había queja alguna. La brisa fría bajaba la temperatura corporal, en especial la de su rostro y manos, no tenía intención de calentarse por mucho que lo necesitase, aunque su inconsciente lograse despertar el músculo en su frente, ese que se frunció de sólo recordar una frase muy trillada: tonto perro calentón. -No puede ser, definitivamente esto es terrible ¡No puedo estar tranquilo aunque sea un día! -Su molestia mezclada con irónica tristeza se debía a la añoranza de alguna tontería lujuriosa que su hyung a lo mejor diría o haría en cualquier caso. Los dientes se clavaron suavemente en su labio inferior cuando su pecho se comprimió, tragando rápido mientras agitaba los dedos de los pies contra el suelo y giraba sobre sus talones; no quería llorar. Sacó el celular que llevaba en su bolsillo, escuchó aquella canción que le recordaba aquella noche donde no dejaba de reproducirla hasta que un sonido extraño le llevó a la cocina y de aquella manera pudo ver una bestia entrando por el ventanal de la sala. Bufó, agitó su cabeza y un pequeño sollozo escapó de sus labios, finalmente una gota transparente y ligera resbaló de su ojo y rodó por su mejilla izquierda. -Por favor... -Tartamudeó, pasándose con fuerza la manga de su pijama por la cara. Y como si los dedos de su mano cobrasen independencia del resto de su cuerpo, tecleó con agilidad pese al temblor constante que bien sería por el frío o por los nervios, la pantalla táctil de su teléfono móvil, enviando algo que probablemente sería su condena. ¿Eres feliz? Yo no puedo sacarte de mi cabeza, te extraño... Por favor, cuando nos veamos no dudes en comerme de verdad, como un lobo. Kim Xiah Junsu
Posted on: Sat, 26 Oct 2013 03:54:59 +0000

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