Nuestro miedo a la pobreza, la exclusión al dolor es tal, que la - TopicsExpress



          

Nuestro miedo a la pobreza, la exclusión al dolor es tal, que la humillación no nos importa cuando esta se utiliza como brazo ejecutor del terror. Sino que por el contrario y vergonzosamente se asume con diligencia y humildad. La humanidad no se reflexiona así misma, su esperanza colectiva parece no tener sentido y las individuales no son más que satisfacciones de un ego orgulloso que quiere distinguirse y diferenciarse de lo que le es ajeno. Y tal vez sean estas diferencias irreales las que destruyen y perpetuán una sociedad ausente de sí misma, y terrible e irremediablemente dirigida hacía un universo frio y tecnócrata lleno de brutalidad e indiferencia. Somos víctimas de lo efímero de la realidad y productos de caducidad programada. Por la intolerancia se han sembrado campos de terror e indiferencia .Los crímenes en contra de la humanidad , no son más que dulces maquillajes de una realidad de fuerza y dolor que ha sumado día a día este ente orgánico. El amor es un ejercicio que se ejecuta en muy pocas ocasiones y por pocos individuos que por supuesto vive al margen de de una realidad social construida de ausencia y desamparo por el colectivo. Nuestras castas sociales no son más que diferencias endogámicas y barreras sociales para que nuestro orgullo nunca sea satisfecho y busque el empoderamiento camaleónico de virtudes necrófilas como “Dios, patria, justicia y muerte”. La búsqueda perpetua de un líder que conduzca a un pueblo aborregado y ausente del conocimiento de sí mismo y la perpetuación de la raza como escusa a la diferencia de los otros. Estos y otros no dejan de ser puros condicionamientos gravados durante milenios cuando la especie luchaba por la supervivencia y un stress continuo debido al acoso de los depredadores. Aquellas normas y experiencias evolutivas fueron tomadas como ritos para que las condiciones de supervivencia no fueran expuestas al azar y si vigiladas bajo formas preestablecidas por el conocimiento que los hechos desagradables causaban. Aquellas formas antiguas (hablamos desde la simplicidad) traen a la sociedad contemporánea los prácticas del pasado , de poder , dominación y diferencia, abandonando paralelamente la emancipación, adaptación y la superación .Que se relacionaban con los de actos de cooperación y colaboración en armonía con la realidad y la supervivencia dejando a un lado los conflictos de poder. Nuestra integridad individual es cuestionada por una autoridad anónima (sociedad) implacable que censura la verdadera libertad. Hemos dado el poder a un abstracto que en estos tiempos se llama democracia que paradójicamente es sustituido por u proteccionismo infantil donde el concepto de individuo es diluido a favor de un colectivo ideológico o una seguridad cotidiana avalada por el miedo a la diferencia. La desesperación del autómata humano es el suelo fértil para los propositos sociales del fascismo. (Venga de donde venga).
Posted on: Fri, 06 Sep 2013 10:44:11 +0000

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