Nuestros ancianos Habia una vez un matrimonio que tenían un hijo, un pequeñín como de unos cinco años. Dentro del hogar del matrimonio vivía un anciano, este, era el padre del padre del niño, o sea abuelo del niño. El niño quería mucho a su abuelo, pues el anciano jugaba con él, le ayudaba en sus tareas, le contestaba todas las preguntas que el niño le hacía, en fin el anciano le tenía muchisima paciencia al niño, por eso éste lo adoraba. Un díá que estaban comiendo sentados todos alrededor de la mesa, al pobre anciano le temblaban las manos y toda la comida se le esparcía por toda la mesa manchando el vistoso mantel que tapaba la mesa, el pobre anciano quiso reparar el daño y sin querer tiró el plato haciendose añicos al estrellarse contra el piso, el pobre anciano mortificado no atinaba que hacer. La madre del niño (nuera del anciano) furibunda bociferó dirijiendose al esposo. -Ya te he dicho que llevemos a tu papá a un asilo de ancianos para que lo cuiden allá y así nosotros quitarnos la lata de él. -Pero mujer como lo vamos a abandonar en un asilo, recuerda que es mi padre, replicó el marido. -Pues si no quieres que te siga insistiendo en lo mismo comprale un plato, una cuchara y una taza de madera y tambien un banquito donde se siente a comer separado de nosotros, porque yo en la mesa comiendo con nosotros ya no lo quiero, refunfuñó la mujer. El niño quien estaba alli paradito junto a ellos solo escuchaba atentamente lo que sus padres discutían. Asi pasó el tiempo y el pobre anciano comía sólo en un rincón todos los días, triste y cabisbajo: El niño sólo miraba atentamente sin decir una sola palabra. Un día que iban a comer el hombre le preguntó a su mujer -¿ y el niño, donde esta? -No lo sé dejame buscarlo, contestó la mujer. Lo buscaron por toda la casa hasta que al fin lo encontraron en un rincón del patio con un trozo de madera tallandola con un cuchillo. -Hijo de mi vida nos tenías preocupados a tu papá y a mí ven a comer dijo la mamá, -pero ¿que haces hijo? pregunto el papá. A lo que el niño muy serio les contestó, -papá, mamá aquí estoy haciendo una tazón y una cuchara de madera para ustedes cuando estén viejitos, las guardaré para ese día, dijo el niño. Al oir esto los padres del niño se quedaron atónitos y abergonzados, por que sabían que el niño hacía todo esto por el abuelo, desde ese diá en adelante sentaron al abuelo en la mesa con ellos y le tuvieron paciencia y lo atendieron maravillosamente. Esta historia nos da una enseñanza: Que nuestros ancianos son nuestro tesoro mas preciado, cuidemoslos como se debe, el anciano tiene la sabiduria de la vida aprovechemoslos, un anciano es como un gran árbol al cual nos podemos arrimar para tomar su sombra, el anciano es nuestro pasado, imaginense un mundo sin ancianos que nos platiquen las historias del pasado: Yo recuerdo a mi abuelita cuando nos sentabamos todos alrrededor de ella y ella nos contaba historias fabulosas, cosas que habían sucedido en el pasado que ella las habia vivido, hoy esas historias han quedado con nosotros aunque ella ya no esté aquí. Hoy la recuerdo con mucho cariño y nostalgia pues fué una parte muy importante en mi vida. Existen paises donde al anciano se le recluye en un asilo las 24hs. sin salir por lo que les resta de vida, o existen los famosos day care, para quitarnos la molestia de cuidar a nuestros ancianos aunque sea unas horas, también en estos paises se deja al anciano que viva solo en su casa, siendo que a veces no se pueden valer por elllos mismos, ¿que nos cuesta llevarlos a nuestra casa con nosotros y cuidar de ellos? Recvordemos la historia anterior no vaya a ser que nuestros hijos esten mirando atentamente como tratamos a nuestros ancianos para asi tratarnos ellos a nosotros, seamos cuidadosos con nuestro pasado, CUIDEMOSLOS COMO ELLOS SE MERECEN.............
Posted on: Tue, 09 Jul 2013 03:31:44 +0000