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PLAGA CINCO: LA PLAGA DE LAS MOSCAS Después de la plaga de los mosquitos mordaces, el Señor amenazó con enviar una plaga de moscas. Algunas traducciones dice que eran escarabajos peloteros, pero una traducción más probable es moscas. Cualquiera que fuese el insecto, los egipcios sentían que no tenían necesidad de preocuparse mucho al respecto, porque uno de sus dioses más poderosos tenía el control de los insectos. Su nombre era Khepri, y tanto escarabajos como moscas se suponía que estaban bajo su control. Se le consideraba un dios tan poderoso que incluso controlaba la creación y personalmente movía el sol por el cielo cada día. Los egipcios describían a Khepri con cabeza de escarabajo pelotero. Los escarabajos peloteros obtuvieron su nombre del hecho de que siempre podían verse enrollados por el suelo rodando hasta sus casas. (Si alguien debiera tener autoridad sobre las moscas, ¡debería ser un dios que tuviera cabeza de escarabajo!). Al igual que el escarabajo pelotero rodaba sucio por la tierra, así los egipcios creían que Khepri hacía rodar el sol por el cielo cada día. Es interesante que tanto moscas o escarabajos peloteros tengan una cosa en común: suciedad. Los dos atraen la suciedad. Por tanto, ¡Khepri es un dios de suciedad! Pero los egipcios creían que era poderoso, y denominaban a Khepri el dios creado a sí mismo. Creían que él no había sido creado como los otros dioses, sino que nació por sí solo. Pensaban que él era capaz de levantarse otra vez por sus propias obras y poder. Sin embargo, cuando Dios envió la plaga, Khepri no pudo proporcionar ayuda alguna. El mensaje de Dios para los egipcios fue: ¡No estén tan orgullosos de su dios de la suciedad!. Esa es la palabra de Él para muchos también en la actualidad. Con mucha frecuencia estamos muy orgullosos de nuestra propia rectitud, y pensamos que podemos intentarlo con fuerza y ser lo suficientemente buenos para agradar a Dios. En Filipenses 3:8, Pablo dice que él consideraba sus buenas obras y su justicia como un montón de estiércol (¡traducción literal!). Vencer al dios de la suciedad significa abandonar todo orgullo en nuestras obras y nuestra esperanza de que lograrán algo para aportar a nuestra salvación. ¡Rechace al dios del farisaísmo y acuda al Señor con humildad para recibir su gracia!
Posted on: Wed, 06 Nov 2013 03:47:51 +0000

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