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PORTADA ¿Quiénes somos? Suscribite Argentina: Una década de total incapacidad de diálogo – Por Emilio J. Cárdenas Sección: Opinión / Actualidad El combativo matrimonio Kirchner se instaló en lo más alto del poder de la República Argentina hace ya una larga década. Perdida, por supuesto, pese a las afirmaciones publicitarias del oficialismo. El matrimonio la condujo con un estilo inédito, de perfiles cada vez más autoritarios. El de las decisiones caprichosas. El que -incapaz de escuchar- se ha vuelto cada vez más altivo y hasta belicoso. Intimidante, por cierto. Dentro y fuera de las fronteras. Absolutamente intolerante con los demás, especialmente con quienes de pronto (superando el miedo) osan hacer públicas sus disidencias. Proclive a caer en la hipérbole en cada oportunidad. Con esas patológicas características, que se instalaron en lo más alto del poder argentino, no sorprende demasiado que el país se haya rodeado inevitablemente de soledad y terminado en el actual aislamiento. Irrelevante hasta en el insulto o la protesta. Ni que Argentina se haya vuelto (oficialmente) cada vez más bolivariana. Como parecería demostrarlo la concurrencia de su presidenta a la reunión de Cochabamba, (en desagravio a Evo Morales por la incómodo perturbación que sufriera en el reciente sobrevuelo europeo de su avión presidencial) a la que, en rigor, sólo concurrieron unos pocos mandatarios de UNASUR. Esto es, solamente los presidentes de Ecuador, Venezuela, Uruguay y el ex sargento y dictador de Surinam (la ex Guyana holandesa), Dési Bouterse. El hijo de Bouterse Dino, recordemos, fue alguna vez condenado por narcotráfico y contrabando de armas. Ahora bajo la protección de su padre, comanda una milicia juvenil armada que responde a la denominación de Counter Terror Unit que, con el pretexto de estar oficialmente encargada de controlar al terrorismo en Surinam, controla todo y a todos en ese país. Lo sucedido -o sea la incapacidad evidente de poder seguir usando a UNASUR cual auténtico títere que se maneja a control remoto- sumado a lo similar ocurrido cuando los bolivarianos recientemente convocaran (siempre con urgencia, como si se tratara de cuestiones de vida o muerte), también sin éxito, a otra “Cumbre” de UNASUR, en este caso para repudiar ruidosamente las conversaciones de Juan Manuel Santos, el presidente de Colombia, con la OTAN, nos muestra que UNASUR ya no es apenas un mecanismo cautivo -belicoso e hiperbólico- que está a total disposición de los líderes bolivarianos, que la cuentan entre sus instrumentos de poder. UNASUR hoy está dividida. No responde a la conducción verticalista venezolana que lo caracterizara en su despegue. El mecanismo de la UNASUR creado para excluir o alejar del diálogo regional a todos los que no coincidieran con Hugo Chávez y con Néstor Kirchner (incluyendo a México) está ahora demostrando que la visión aislacionista y cerrada que originalmente impulsara su nacimiento ya no lo caracteriza necesariamente. Ha dejado, entonces, de ser un mero muñeco pintado y servil. Mientras tanto, la intimidad entre Cristina Kirchner y el ilegítimo presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, crece. Por minuto. En la última visita de Nicolás a Cristina, el primero se declaró “kirchnerista” y la segunda lo agasajó con una cena que incluyó la firma de nuevos convenios bilaterales. En serie. Hablamos de 147, todos firmados durante el mandato de Cristina. Los que deben sumarse a los 60 acuerdos bilaterales adicionales que fueran suscriptos con Venezuela en tiempos de Néstor Kirchner. El total es entonces 207. Increíble simbiosis, en los papeles solamente. Mientras tanto, la inflación (desbocada) se come vertiginosamente los ingresos de los ciudadanos de ambos países. Y las inversiones, por obvia desconfianza, han caído absolutamente a pique. Pero de eso no se habla. El norte político del oficialismo argentino es hoy Venezuela. Nadie más. Tampoco Brasil. Por ahora al menos. Hasta la propia Dilma Rousseff -claramente asediada por la ola gigantesca de protestas que ha explotado en su propio medio- ha tomado distancia de las diatribas y quejas de alto vuelo que caracterizan a la política exterior bolivariana e impedido que sigan afincadas en UNASUR. El diálogo de Argentina con el resto del mundo necesita ahora, queda visto, muletas. Tiene que ser en coro, con los bolivarianos. La Argentina de los Kirchner no se anima a ser solista. Señal de falta de fe en si misma. O consecuencia de una asfixia que, poco a poco, se ha ido apoderando de los argentinos. Lamentable. Pero las encuestas comienzan a ratificar que un país ahora disconforme con el autoritarismo podría haber iniciado un viraje político saludable que, en octubre próximo, lo aleje del autoritarismo que hoy lo carcome y perturba. Emilio J. Cárdenas Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas. Fuente: eldiarioexterior/
Posted on: Thu, 18 Jul 2013 12:18:33 +0000

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