Para entender El Celler de Can Roca hay que salir de El Celler de - TopicsExpress



          

Para entender El Celler de Can Roca hay que salir de El Celler de Can Roca. Adentrarse en el descampado que se abre a la espalda del restaurante, caminar unos centenares de metros hasta toparse con la carretera de Taialà y cruzar el paso de cebra que conduce a la entrada de una humilde casa de comidas. Estamos en Can Roca. El kilómetro cero de esta historia. El rincón donde se pergeñó el mejor restaurante del mundo. Con su baqueteado toldo color crema y la terraza concurrida por currantes y jubilados. Dentro, en la barra, bajo una televisión a la que nadie atiende, los parroquianos charlan, toman café y cañas y hojean la prensa deportiva. La mayoría son vecinos del barrio de Germans Sàbat. Todos se conocen. El aroma del local es una sinfonía de guisos. El origen, la filosofía y la razón de ser de El Celler de Can Roca, el restaurante de los fabulosos hermanos Roca, está aquí, en el mismo lugar donde se alzaba aquella barraca perdida en un suburbio de Girona que compraron Montserrat Fontané y Josep Roca en la Navidad de 1966, y empezó a funcionar como cantina el 13 de abril de 1967. En ese local pequeño y abandonado que antes fue una barbería no había espacio ni para los dos hijos del matrimonio: Joan y Josep; uno, con dos años; el otro, de meses. Ambos permanecieron en Girona con sus abuelos paternos (que habían prestado el dinero, junto a uno de sus cuñados, para emprender el negocio) hasta que los ahorros y la ayuda de unos paletas del barrio permitieron a la pareja Roca-Fontané alzar una vivienda sobre el restaurante que se convertiría en su hogar definitivo. Allí se instalarían con sus suegros. La abuela Angeleta iba a ayudar en los fogones; apostada en el mostrador, sería la perfecta maestra de ceremonias y daría calor de hogar al bar hasta su muerte a los 90 años. Tenía una capacidad innata para conseguir que los clientes se sintieran a gusto. “Yo a usted le conozco”, exclamaba cuando un desconocido cruzaba el umbral. Cerca del fin, resumía su trayectoria: “He dedicado mi vida a la cocina y a dar de comer a la gente”. La abuela Angeleta ha sido una fuente de inspiración de los hermanos Roca en su premisa de hacer feliz al comensal.
Posted on: Sun, 20 Oct 2013 18:01:07 +0000

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