Pequeña meditación El rico Epulón se ubica a la - TopicsExpress



          

Pequeña meditación El rico Epulón se ubica a la cabecera de la mesa de su casa. Ofrece uno de sus magníficos banquetes. No sospecha siquiera la presencia del pobre Lázaro que yace afuera, a su puerta. Hay un abismo entre ellos. He visto a ese chico tirado en un colchón en la vereda de enfrente. Quisiera hablarle, tocarlo, preguntarle algo, y no puedo. ¿Hay un abismo entre nosotros? Dos hombres están en el Templo orando. El fariseo, que se ubica en las primeras filas y se felicita de sí mismo, y el publicano, que queda atrás, a distancia, rogando misericordia por sus faltas. No siempre me felicito, no siempre me recrimino. Tanto lo uno como lo otro, casi siempre, están demás. Este hijo abandona la casa de su padre. Al tiempo se arrepiente y vuelve. No imagina que su padre le conservó su ubicación de hijo en el corazón. El otro hijo se había quedado, no comprende y se resiente. Hay cosas que sólo se comprenden con el corazón, que solo se viven con el corazón. El patrón llega de improviso y encuentra a este servidor ubicado en su puesto, cumpliendo con su trabajo. A aquel otro servidor, al contrario, lo encuentra descuidado, borracho, iracundo. Todo es actitud, nuestra personalidad misma consiste en la actitud que asumimos conscientemente. Las vírgenes se ubicaron cerca de la puerta esperando la llegada del esposo. Era de noche y se alumbraban con sus lámparas de aceite. Cuando el esposo llegó entraron junto con él las que estaban ahí en ese momento. No fueron todas. Por falta de previsión, algunas decidieron salir a último momento a buscar aceite para recargar sus lámparas. ¿Por qué no se quedaron a oscuras sin abandonar el puesto de espera? Poca prevención, peor decisión. Jesús se sienta al lado del pozo de Jacob. La mujer samaritana llega también al pozo. La cercanía da ocasión al diálogo. ¿Puede haber algo más seductor que ese diálogo que la tomó por sorpresa? El centurión tenía un puesto de oficial subalterno y sus soldados le reconocían su autoridad. Éste, a su vez, reconoce en Jesús una autoridad de otro orden. Tiene una visión privilegiada por la cual reconoce su poder relativo, limitado, y el poder sin límites de Jesús. Marta y María reciben la visita de Jesús. Marta se agita, quiere que todo esté en orden. María se sienta a los pies del Señor para escucharlo. Marta, de tan acostumbrada a cumplir con las tareas, no percibió que ésa era la mejor y más difícil tarea: escuchar.
Posted on: Tue, 11 Jun 2013 14:13:01 +0000

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