Petro el grande Por: Wilmar Jaramillo Velásquez/ Columnista EL PREGONERO DEL DARIÉN Ya dijo el gobernador Fajardo, ¿”porqué no trasladan ese operativo de Bogotá, para que investigue en el departamento de Antioquia y a otras regiones?” .Los pícaros haciendo de las suyas en todo el país y un hombre honrado como Petro acorralado por el propio sistema. Gustavo Petro, ha demostrado a la saciedad ser un demócrata a carta cabal, su paso por el Congreso de la República, le dio lustre a su hoja de vida, sus debates diáfanos, investigativos y juiciosos le hicieron merecedor de gran respeto en amplio sector de la sociedad, que además lo premió con su voto para gobernar la capital de la república. Pero a tras quedaba también un estella de odios y venganzas incrustados en la corruptela de los partidos tradicionales que en definitiva son uno solo, la manguala para robarse lo publico es la misma, rojos, azules o desteñidos. Entonces vendría la nefasta cuenta de cobro, y es así como se constituye una especie de unión temporal para derribarlo, para no dejarlo gobernar, para bloquearlo desde la institucionalidad, se unen: Contraloría General de la Nación, veedurías ciudadanas, Personería, Defensoría del Pueblo, la propia Superintendencia de Servicios Públicos, encabezados nada más y nada menos que por la santa inquisición, en manos del inmaculado y legionario de Pío X, procurador general de la nación, quien hasta tuvo la osadía de prohibirle hablar sobre la revocatoria montada por la corruptela capitalina, falsificando firmas, suplantando personas, que no es otra cosa que un delito. La historia de Colombia, no registra un hecho similar, desde el estado se arma una trinca tan poderosa para perseguir a un hombre honrado. Está bien que Petro se alzó en armas contra el estado, en una época en la cual los jóvenes que pensaban distinto al establecimiento, no tenían otra opción. El monte o la muerte, la cárcel el, destierro y la persecución, también es cierto que en un acto de valentía, legal, constitucional, avalado por el propio Congreso, renunció a las armas y se dedicó con lujo de competencia a la actividad política. Y es allí donde viene la pregunta del millón, en una sociedad tan corrompida como la nuestra, sumida por una descomposición imparable, carcomida por la corrupción en la administración pública, que sentido tiene armar tanto escándalo con un proceso de paz con las guerrillas, ofrecerles el “paraíso de la democracia”, cambiar las balas por votos, como dice el Presidente Santos, si mañana cuando uno de estos hombres con el respaldo legal y popular gane una alcaldía o una gobernación, le armen una manguala igual o peor a la que hoy enfrenta Petro. En este orden de ideas, los dueños eternos del poder político dejan muy lejana la reconciliación nacional. Petro es un visionario, un revolucionario por naturaleza que estorba, el solo hecho de decir que los pobres tienen derecho a vivir en el centro de Bogotá y no en cloacas, de recuperar lo público, asusta a la rancia oligarquía capitalina, perderán la gallina de los huevos de oro. Entonces, el mejor negocio es bloquearlo como hizo el “Honorable” Concejo, negarle el cupo de endeudamiento para impulsar su Plan de Desarrollo, tumbarle la iniciativa del POT, para defender millonarios intereses particulares y de paso enviar el mensaje a otros de su talante para que no intenten arrebatarles su prebendas, los cargos en los cuales se han atornillado desde hace 200 años, en Colombia el poder se hereda como en las monarquías, pasa de López a Santos, de Turbay a Pastrana y a si sucesivamente. Por fortuna Petro es un hombre grande y la historia lo absolverá como dijo Fidel Castro hace más de medio siglo, frente a la manguala de Fulgencio Batista. Con Petro quieren hacer moñona desde la institucionalidad para mayor tristeza. Sacar del camino a un presidenciable de la llamada izquierda democrática. Y seguimos clamando la paz, pero de dientes para fuera.
Posted on: Wed, 19 Jun 2013 17:57:33 +0000
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