Que la conclusión de esta semana esté llena de la alegría y la misericordia de nuestro Señor, amigos y amigas, feliz sábado Recordamos hoy a san Bartolomé, apóstol, quien nació en Caná; el apóstol Felipe lo llevó a Jesús. Según la tradición, después de la ascensión del Señor predicó el Evangelio en la India, donde recibió la corona del martirio. Que la intercesión de san Bartolomé, nos ayuda a ser mensajeros de la Buena Nueva. En este año de la fe celebrar a los apóstoles es una ocasión para reafirmar nuestra fe, renovar nuestro caminar junto a Jesús, aprender de Él y ser enviados como testigos suyos en el mundo sediento de la Palabra de la verdad que hace libres. Otra de las inquietudes que algunos de Ustedes me han compartido es aquella de cómo afrontar la relación de noviazgo de una hija o un hijo cuando su novio o novia pertenecen a otra religión. A muchos los angustia, a otros no les parece tan malo y para algunos es normal en estos tiempos, por ello espero compartirles cosas sensatas que les ayuden a convertirse en padres catequistas, suegros evangelizadores y apóstoles de la familia. Actualmente vemos como va creciendo el número de lugares de congregación de comunidades cristianas no católicas, de religiones no cristianas, de otros movimientos filosóficos que se proponen como religiones alternativas y muchas otras cosas similares. Por lo mismo es una realidad con la que nos toca aprender a vivir, pero cuidado, aprender a vivir con ellos no significa quedarnos sin hacer nada y responder con la mediocre frase: “Dios no es sino uno solo, lo importante es adorarlo, todas las religiones son iguales”, aprender a vivir con esas comunidades es descubrir, como nos enseña la Iglesia en los documentos del concilio Vaticano II, “los muchos elementos de santidad y verdad que, como bienes propios de la Iglesia de Cristo, que nos mueven hacia la unidad católica” que se encuentran en esas otras confesiones, para poder llevarlos al encuentro autentico con Cristo por medio de la Iglesia Católica a quien el Señor le confió el depósito de esa verdad y la tarea de anunciarlo a todos los hombres. Que alguno de sus hijos termine siendo novio con una persona no católica, no debería ser motivo de angustia para unos padres convencidamente católicos, al contrario, debería ser visto como una oportunidad para evaluar el testimonio que han dado a sus hijos y la ocasión para fortalecer la fe, pues como decía Benedicto XVI: “la fe se fortalece, dándola”. Esto no es un regaño para quienes me han pedido ayuda, es simplemente una realidad que debemos asumir. Entonces, ¿qué hacer? Primero que todo, no angustiarse, no pensar cosas terribles como que su hijo o hija se va a ir a los más profundos infiernos, tampoco los imaginen gritando: “cuantos dicen amén” en un iglesia pentecostal, ni con un paraguas y la Biblia bajo su brazo tocando de puerta en puerta por el barrio, no piensen en llevarlo a que le hagan un exorcismo, menos en mandarlos para otra ciudad para que se aleje de ese mal contagio. Tampoco se avergüencen por el que dirán los demás, como ya les decía este acontecimiento es ante todo una oportunidad para testimoniar la fe. Luego viene la fase del diálogo, enterándose directamente, que sea su hijo o su hija quien les cuente, no se dejen llenar la cabeza de cucarachas por otras personas, escúchenle tranquilamente, abran un espacio de confianza. En muchas ocasiones los padres se apresuran a tomar medidas, terminan perdiendo la oportunidad de evangelizar un alma y hasta un católico, pues en verdad lo que pasa es que el no católico encontró nuevas razones para creer en el testimonio de su hijo y no al contrario, como de primera mano se cree. Después escuchen al novio o novia, conozcan su manera de pensar y de creer, abran las puertas de su casa que es Iglesia doméstica. A continuación vendrán las acciones concretas. Como son varias y merecen una explicación, se las contaré en los días siguientes. Feliz día.
Posted on: Sat, 24 Aug 2013 08:02:33 +0000