Quien camina en dirección de la luz no tiene tiempo de observar lo que sucede en las tinieblas. Hoy usted vive mejor, gracias a cosas difíciles del ayer. Reconozca que en la vida todos somos huéspedes, que llegamos y salimos a las almas de los otros en encuentros que a veces duran segundos, horas o años. Y aunque no lo veamos, de cada encuentro nos llevamos un regalo que siempre servirá para descubrir más nuestra propia belleza y nos permite florecer en lo que verdaderamente somos. Su apego no es a una persona ni a un trabajo, sino a un pensamiento que le hace creer que las cosas deberían ser de otra forma. Mejor dicho: el dolor y el sufrimiento no vienen por lo que pasa, sino por lo que usted espera que pase. En últimas todo sufrimiento termina con las mismas palabras: todo pasa por algo y, aunque no lo crea, es para mejorar... así hoy no lo sienta así. No vale la pena sufrir, sufrir y sufrir... ¡eso no tiene sentido! Si lo hace, el tiempo que resista será de dolor y de frustración. Todo lo que le ocurre: su relación, su trabajo, el compartir con amigos, novias y novios y familiares cumplen determinadas misiones en los momentos precisos; nunca antes ni después. Tome los regalos que encuentre en este camino y con las personas que han llegado a usted, sin ponerse a pensar que mañana se irán. Valore los nuevos detalles de vivir que descubre en cada situación. La felicidad llega cuando usted acepta lo que ocurrió; si no lo hace, se la pasará aburrido. La vida es más inteligente que sus propios pensamientos. Un día cualquiera, cuando no tenía lo que ahora se le va, su vida era tan completa como lo es ahora. En este instante tiene todo lo que necesita para ser feliz, lo único que lo puede alejar es un pensamiento que no es cierto.
Posted on: Tue, 17 Sep 2013 13:44:25 +0000
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