Recuerdo cada uno de tus rostros. Los ojos centelleantes, la sonrisa carnosa, los dientes sagrados, las cejasoscuras, la nariz retoñal; inventarios de sonrisas, gestos de oprobio, ocurrencias, insensibilidades, mentiras y hasta lágrimas; la luz que cae necia de la mañana, la cariñosa de las tardes lúgubres; el sudor y los poros, de todos ellos tengo una imagen nítida e inmortal. Pero eso no importa. Por más que sepa reconstruir en mi mente cada uno de tus rostros, no puedo sacudirme la terrible sensación de que ninguno de ellos cuadra contigo. Ninguno de ellos es el tuyo. De la gente que se me atraviesa en la calle, de conocidos mutuos, de los no mutuos, de la muchacha que el viernes pasado observé en las ventanas del metro; de mujeres tristes, mujeres viejas o de mujeres gordas; de galanes, estrellas de cine, afiches o divas; imágenes electrónicas; gente soñada e imaginada; los sueños de la gente del Sahara o incluso de los más húmedos; hombres idiotas, patanes o los soquetes; ídolos estúpidos o de discos escuchados mil y un veces; naipes o fografías; letras o frases o de libros completos... podrían ser todos ellos, pues en tu cara caben todas las cosas que puedan existir. Mas no tus rostros. Esos, sencillamente no tienen forma.
Posted on: Tue, 25 Jun 2013 04:08:14 +0000