Recuerdos de un Quijote Mis memorias de Gabriel se remontan - TopicsExpress



          

Recuerdos de un Quijote Mis memorias de Gabriel se remontan intensamente a la casa de mis padres en la Loma Grande (Rocafuerte y Fernández Madrid # 777. Telf: 214961). Cuando recién casados Gabriel y mi hermana Mercedes habían adecuado su hogar con mucho amor en la planta baja de la casa. Recuerdo que en la sala había un papel tapiz que semejaba una pared de ladrillos y que luego lo ví en su amada quinta en Latacunga. Recuerdo un cuadro del Quijote que adornaba su sala y que después había pedido asilo eterno en la quinta María Imelda; recuerdo también un afiche taurino de la Feria de Jesús del Gran Poder en donde junto a Manuel Benítez El Cordobés, Gabriel Pastor soñaba con abrir plaza. Recuerdo poco por lo extensa, la lista de carros viejos que después de ser retocados y reparados servían para pasear orgulloso a su querida Gaby, a su entrañable María Augusta. Recuerdo también los tiempos en que compartieron la casa con mi hermana Fabiola y mi cuñado Oscar Larrea. Allí nacieron mis sobrinos y la casa de La Loma estaba inundada de bullicio, risas, juegos, peleas entre primos y la incomparable sonrisa de los niños que hacían la felicidad de sus padres y de nosotros sus tíos que también compartimos sus vidas. Luego, se fueron a Latacunga y nacieron el flaco Juan Gabriel y la María Belén. Siempre que visitábamos Latacunga, siempre estaba Gabriel preocupado de ofrecernos con mucha generosidad más allá de lo que podía. Creo que Gabriel se identificaba mucho con el Quijote, más allá del cuadro que le acompañó toda su vida, vivió como un Quijote, soñador empedernido, constructor de proyectos a pérdida, generoso a más no poder, sencillo, simple, afectuoso. Hace poco tuve la alegría de entregarle un estudio de Leonardo Tejada pintado por mí, con motivos de su entrañable tierra querida, su LLactacunga, a donde con algún pretexto ha regresado desde Boca Ratón para encontrarse con su Mama Negra en Noviembre. En su Quinta María Imelda expresó todo su amor por el campo, su inmensa ternura para recoger y cuidar los tereques que para otros ojos no tenían valor. Gabriel miraba de manera diferente la belleza de las cosas, encontraba la expresión de lo humilde, reivindicaba la enorme estética de lo sencillo, recogía como en un orfanato las piezas que se iban desgranando de la familia. En la última intervención restauradora de la doctora Michita encontramos que los sillones que estaban frente a la chimenea habían desaparecido; con Gabriel concordamos que debíamos regresar los sillones para frente al fuego mantener nuestras largas y cálidas charlas sobre las cosas sencillas de nuestras vidas, para darle un espacio a la broma que surgía espontánea, a la palabra inteligente, a los planes, a los sueños que nunca dejaron de fluir, Su último proyecto que me confió fue la creación de una sala para exponer las pinturas de los Gross, de los Pastor, de todos quienes amen la pintura. Ahora frente a la chimenea están los sillones, no está tu presencia física pero nunca faltará tu memoria. No permitas que esa llama se apague, quedas de guardián del fuego y debes mantenerlo vivo porque allá vamos. Gracias primo, cuñado y amigo por la vida que compartimos. Descansa en paz¡¡ Milton
Posted on: Sun, 10 Nov 2013 15:58:15 +0000

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