Reflexión del Salmo 65. Aclamad al Señor, tierra entera. Es un - TopicsExpress



          

Reflexión del Salmo 65. Aclamad al Señor, tierra entera. Es un salmo de acción de gracias colectiva. Se invita a la tierra (1b) y a los pueblos (8a) a dar gracias por «las obras de Dios, sus temibles acciones en favor de los hombres» (5), Tiene dos partes: 1b-12 y 13-20, cada una de las cuales puede, a su vez, dividirse en unidades menores. En la primera parte (1b12), se invita a la tierra y al pueblo a aclamar (1-4): «aclamad», «tocad», «cantad himnos» (1b-2). Esta invitación se abre a otras personas (3-4). Tras la invitación, como es costumbre en este tipo de salmos, aparecen los motivos por los que hay que dar gracias a Dios. La razón se encuentra en sus obras pasadas (5): el paso del mar Rojo y del río Jordán (6), momentos importantes que precedieron a la entrada en la Tierra Prometida y su conquista. Aparecen dos motivos más: Dios gobierna con su poder para siempre (7a), y vigila a las naciones, para que no se subleven (7b) contra el pueblo de Dios. Tal vez este último motivo esté relacionado con las conquistas de Josué o, quién sabe, con las de un rey guerrero, como David. En esta primera parte, tenemos además una segunda invitación a la alabanza dirigida a los «pueblos» (8). Y las razones son diversas. Dios mantiene vivo a su pueblo y no permite que tropiecen sus pies (9), lo puso a prueba en medio del conflicto, refinándolo igual que se refina la plata (10). Hizo caer a su pueblo en la trampa del enemigo (11a), arrojando sobre sus hombros una carga pesada (11b). Un mortal cabalgó sobre el cuello del pueblo (12a), pero Dios lo liberó de todo ello, inspirando así la acción de gracias (12c). Detrás de todas estas cosas tenemos algunas imágenes y comparaciones. Los enemigos de Israel son presentados como cazadores que esconden lazos (9b) y trampas (11a); como jinetes que convierten al pueblo en un animal de carga (12a). A Dios se le presenta como un fundidor que refina la plata mediante el fuego (10). Se trata de referencias a situaciones pasadas de la vida de Israel, una época de derrota militar y de esclavitud, época en que los vencidos tenían que cargar, literalmente, sobre sus hombros a sus vencedores. Este salmo supone la existencia de un gran número de personas reunidas en el templo de Jerusalén para dar gracias a Dios por la superación de terribles conflictos, algunos del pasado remoto del pueblo de Dios (7-9), otros más cercanos en el tiempo (10-12), así como por la superación del conflicto de un individuo cuyo último recurso fue clamar a Dios (16-19). Los salmos de acción de gracias nacieron en el templo; una vez proclamados los favores obtenidos, se ofrecían sacrificios (13-15), terminando, en ocasiones, con una fiesta de confraternización entre amigos. Los conflictos superados de que se habla en este salmo van desde la época del éxodo hasta el momento en que se compuso el salmo. Dios actúa en medio de los conflictos en favor de los hombres (5). Así sucedió en el paso del mar Rojo, en el paso del Jordán (6) y en tiempos de la conquista de la Tierra (7). Estos hechos marcaron profundamente la vida del pueblo de Dios, de modo que, cuando atravesaba situaciones semejantes, aprendió a confiar. Esto es de lo que se habla en 10-12. El contexto puede que sea el exilio en Babilonia. El salmo describe con crudeza lo sucedido, atribuyéndole a Dios la responsabilidad de los sufrimientos del pueblo. Este último ha sido purificado al fuego como la plata (10), ha caído en la trampa del enemigo (11a), que cabalgó sobre él (12a). Este versículo puede aludir al hecho de que los vencidos tenían que llevar a cuestas a sus vencedores o, tal vez, recuerde el gesto que llevaban a cabo los vencedores, poniendo el pie derecho sobre el cuello de los vencidos. Es como si hubieran tenido que enfrentarse con un «incendio» o con una «inundación» (12b). Pero todo esto fue superado. De la descripción de la superación de los conflictos internacionales, se pasa a la superación de un conflicto de menor envergadura (16-19). No se habla de enemigos, lo que indica que puede tratarse de un conflicto tanto personal, como social. Pero el hecho de que el salmista afirme que no tenía malas intenciones (18) permite sospechar que se trata de la superación de un conflicto social. La segunda parte (13-20) parece haber constituido un salmo distinto, pues presenta la situación de una persona, y no de todo el pueblo. Al igual que la primera parte, también esta puede dividirse en unidades menores. Hay una introducción (13-15), un conflicto superado (16-19) y una conclusión (20). En la introducción (13-15), alguien afirma estar entrando en el templo con holocaustos en abundancia, cumpliendo de este modo las promesas que había hecho en los momentos de conflicto y de angustia (14). Por el templo circulan numerosos fieles y peregrinos, que muestran interés en saber por qué esta persona obra de este modo. El salmista, entonces, convoca a los que temen a Dios para que escuchen lo que el Señor había hecho por él. Ahora tiene lugar la catequesis (16-19). La vida de una persona siempre está abierta a nuevas experiencias. No sabemos exactamente qué es lo que había sucedido. El salmista declara su inocencia (18), dice que había dirigido a Dios un grito suplicante (17a.19b), que había ensalzado a Dios (17b) y que este le escuchó (19). La conclusión (20) es una bendición dirigida a Dios por su fidelidad en el amor y por acoger la súplica. Este salmo supone la existencia de un gran número de personas reunidas en el templo de Jerusalén para dar gracias a Dios por la superación de terribles conflictos, algunos del pasado remoto del pueblo de Dios (7-9), otros más cercanos en el tiempo (10-12), así como por la superación del conflicto de un individuo cuyo último recurso fue clamar a Dios (16-19). Los salmos de acción de gracias nacieron en el templo; una vez proclamados los favores obtenidos, se ofrecían sacrificios (13-15), terminando, en ocasiones, con una fiesta de confraternización entre amigos. Los conflictos superados de que se habla en este salmo van desde la época del éxodo hasta el momento en que se compuso el salmo. Dios actúa en medio de los conflictos en favor de los hombres (5). Así sucedió en el paso del mar Rojo, en el paso del Jordán (6) y en tiempos de la conquista de la Tierra (7). Estos hechos marcaron profundamente la vida del pueblo de Dios, de modo que, cuando atravesaba situaciones semejantes, aprendió a confiar. Esto es de lo que se habla en 10-12. El contexto puede que sea el exilio en Babilonia. El salmo describe con crudeza lo sucedido, atribuyéndole a Dios la responsabilidad de los sufrimientos del pueblo. Este último ha sido purificado al fuego como la plata (10), ha caído en la trampa del enemigo (11a), que cabalgó sobre él (12a). Este versículo puede aludir al hecho de que los vencidos tenían que llevar a cuestas a sus vencedores o, tal vez, recuerde el gesto que llevaban a cabo los vencedores, poniendo el pie derecho sobre el cuello de los vencidos. Es como si hubieran tenido que enfrentarse con un «incendio» o con una «inundación» (12b). Pero todo esto fue superado. De la descripción de la superación de los conflictos internacionales, se pasa a la superación de un conflicto de menor envergadura (16-19). No se habla de enemigos, lo que indica que puede tratarse de un conflicto tanto personal, como social. Pero el hecho de que el salmista afirme que no tenía malas intenciones (18) permite sospechar que se trata de la superación de un conflicto social. Desde que empieza hasta que acaba, este salmo habla del Dios aliado de una persona (13-19) y de un pueblo (9-12); es más, podríamos decir que se trata de un Dios aliado de toda la tierra (1b) y de toda la humanidad (8). Aliado en la defensa y en la promoción de la vida. Donde la vida corre peligro, allí está Dios, liberando e introduciendo en la tierra de la libertad (6), preservando la Tierra Prometida (7), permitiéndole al pueblo recobrar el aliento (12) sin rechazar la súplica del inocente (20), escuchando y atendiendo los gritos de súplica (19). Como ya se ha indicado, la salida de Egipto (paso del mar Rojo) y la entrada en la Tierra Prometida (paso del Jordán) constituyen el punto de partida de muchas y nuevas experiencias de la acción liberadora de Dios en la vida de la gente: «Venid a ver las obras de Dios, sus temibles acciones en favor de los hombres» (5). A lo largo de su vida, Jesús siguió realizando las obras del Padre (Jn 5,17), lo que viene a significar que no hay ruptura entre el primero y el segundo. «El que me ha visto a mí ha visto al Padre» (Jn 14,9). Según Lc 7,16, en Jesús Dios visita al pueblo que sufre. Pero, en realidad, son pocos los que se acuerdan de dar gracias por la presencia y la visita de Dios en la vida de la gente (Lc 17,11-19). Tratándose de una acción de gracias colectiva, conviene rezarlo en compañía de otras personas, compartiendo las cosas buenas que recibimos de Dios, Se presta para las ocasiones en las que desearnos recordar lo que Dios ha hecho en nuestro favor o en favor de otras personas o grupos; podemos rezarlo cuando Dios nos permite recobrar el aliento; cuando no rechaza nuestras súplicas; cuando nos escucha y atiende a nuestros gritos de súplica...
Posted on: Sun, 07 Jul 2013 15:20:33 +0000

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