Robando tiempo En múltiples ocasiones he dejado explícitamente expresada mi inconformidad con respecto a la conformidad (valga la paradoja). Si forma parte de la cultura, aunque esté mal, se acepta y todos están conformes. Una de las cosas que atribuyen a la cultura de mi país, es decir que es normal llegar tarde a tal punto de que te recomienden que, si vas a convocar una actividad, debes convocar para una hora y planificar empezar realmente media hora más tarde. Eso me irrita como alguien reacciona alérgico a algo. Al respecto, soy de los que considera el tiempo como se señala en la siguiente ilustración. Un comité de diez señoras tenía que reunirse cierto día a las doce. Nueve de ellas fueron puntuales, pero la última en llegar vino un cuarto de hora después. La presidente la llamó al orden y ésta se excusó diciendo: -- Es sólo un cuarto de hora. -- No -replicó con severidad la presidente-, son dos horas y cuarto de un tiempo que no te pertenece el que hemos perdido entre todas; y de esta pérdida eres responsable. El incumplimiento de un compromiso de tiempo es robo; sí, robo de tiempo ajeno. Además, es sinónimo de irresponsabilidad, falta de consideración e irrespeto hacia el tiempo y, hasta dinero, de los demás. Siempre he dicho que el que no llega a tiempo a algo que se acordó a una hora, le importa poco lo que se va a tratar o hacer en dicha actividad; y es falta de consideración e irrespeto a los que llegan puntualmente, retrasar el inicio de algo por esperar a que alguien (o la mayoría) llegue. Si empezamos a considerar el tiempo de retraso en la forma expuesta en la ilustración, quizás cambiemos un poco las cosas. Romanos 12:18 Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, estén en paz con todos los hombres. Autor: David A. Guerrero S.
Posted on: Sat, 23 Nov 2013 20:52:04 +0000
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