SA B SABIDURIA"""" ..La vanidad de gran parte de la sabiduría - TopicsExpress



          

SA B SABIDURIA"""" ..La vanidad de gran parte de la sabiduría humana. Cuando el rey Salomón investigó “la ocupación calamitosa” que el pecado y la imperfección han traído a la humanidad, sopesó el valor de la sabiduría que el hombre en general ha alcanzado y cultivado, y se encontró con que solo ha sido “un esforzarse tras viento”. La capacidad del hombre para sobreponerse o tan siquiera compensar de algún modo el desorden, la perversión y las deficiencias propias de una sociedad humana imperfecta es tan limitada, que aquellos que se han ‘procurado una abundancia de sabiduría’ han visto aumentar su frustración e irritación seguramente debido a que han tomado conciencia de lo poco que pág. 886pueden hacer para mejorar la situación. (Ec 1:13-18; 7:29; compárese con Ro 8:19-22, donde el apóstol Pablo menciona cuál es la provisión de Dios para dar fin a la esclavitud de la humanidad a la corrupción y a la futilidad.) Salomón también se dio cuenta de que si bien la sabiduría humana producía diversos placeres, así como la pericia necesaria para conseguir riqueza material, no podía traer verdadera felicidad o satisfacción duradera. El hombre sabio muere junto con el estúpido, sin saber lo que sucederá con sus posesiones, y su sabiduría deja de existir cuando va a la sepultura. (Ec 2:3-11, 16, 18-21; 4:4; 9:10; compárese con Sl 49:10.) Aun estando vivo, el “tiempo y el suceso imprevisto” pueden causar calamidad repentina y dejar al sabio sin tan siquiera las necesidades básicas, como el alimento. (Ec 9:11, 12.) El hombre nunca podría descubrir “la obra del Dios verdadero” por su propia sabiduría, ni conseguir conocimiento que le permitiera resolver los mayores problemas del ser humano. (Ec 8:16, 17; compárese con Job 28.) Salomón no dice que la sabiduría humana carezca en absoluto de valor. Cuando se compara con la simple tontedad, respecto a la que también investigó, la ventaja de la sabiduría sobre la tontedad es como la de la ‘luz sobre la oscuridad’. Mientras que los ojos del sabio están “en la cabeza”, al servicio de las facultades intelectuales, los ojos del estúpido no ven las cosas con discernimiento meditado. (Ec 2:12-14; compárese con Pr 17:24; Mt 6:22, 23.) La sabiduría es una protección de mayor valor que el dinero. (Ec 7:11, 12.) Pero Salomón mostró que su valor era muy relativo, pues dependía enteramente de que se conformara a la sabiduría y al propósito divinos. (Ec 2:24; 3:11-15, 17; 8:12, 13; 9:1.) Una persona puede excederse en su esfuerzo por manifestar sabiduría, obligándose a ir más allá de los límites de su capacidad imperfecta en un proceder autodestructivo (Ec 7:16; compárese con Ec 12:12), pero si sirve de manera obediente a su Creador y se contenta con el alimento, la bebida y el bien que le produce su duro trabajo, Dios le dará “sabiduría y conocimiento y regocijo” según sus necesidades. (Ec 2:24-26; 12:13.) Contrastada con el secreto sagrado de Dios. El hombre ha acumulado un gran caudal de sabiduría a través de los siglos. En su mayor parte, esta se transmite mediante los sistemas escolares y otros medios de enseñanza, si bien hay conocimientos que se adquieren gracias a la relación con otras personas o por la experiencia. Los cristianos deben determinar qué actitud adoptar hacia esa clase de sabiduría. En una ilustración sobre un mayordomo injusto que manejó los bienes de su amo de un modo que le permitiera ganarse las simpatías de los deudores del amo con el fin de asegurarse el futuro, Jesús afirmó que el mayordomo “obró con sabiduría práctica [fro·ní·mōs, “discretamente”]”. Sin embargo, dijo que esta sagacidad era la sabiduría práctica de “los hijos de este sistema de cosas”, no la de “los hijos de la luz”. (Lu 16:1-8.) Con anterioridad había alabado a su Padre celestial por haber escondido ciertas verdades de los “sabios e intelectuales” y haberlas revelado a sus discípulos, que, en comparación, eran como “pequeñuelos”. (Lu 10:21-24.) Entre los sabios e intelectuales a los que se refirió Jesús se hallaban los escribas y fariseos educados en las escuelas rabínicas. (Compárese con Mt 13:54-57; Jn 7:15.) En el primer siglo, los griegos eran especialmente famosos por su cultura y conocimiento acumulado, sus escuelas y sus grupos filosóficos. Probablemente por esa razón, Pablo parangonó a los ‘griegos y bárbaros’ con los ‘sabios e insensatos’. (Ro 1:14.) Pablo recalcó a los cristianos de Corinto (Grecia) que el cristianismo no dependía de “la sabiduría [so·fí·an] del mundo” ni se caracterizaba por esa sabiduría de la humanidad alejada de Dios. (1Co 1:20; véase MUNDO [El mundo alejado de Dios].) No quería decir que no hubiera nada útil o beneficioso entre las múltiples facetas de la sabiduría del mundo, pues Pablo a veces utilizó sus conocimientos del oficio de hacer tiendas de campaña y también citó de vez en cuando de las obras literarias de autores mundanos para ilustrar ciertas verdades. (Hch 18:2, 3; 17:28, 29; Tit 1:12.) Pero en su conjunto, el punto de vista, los métodos, las normas y las metas del mundo —su filosofía— no estaban en armonía con la verdad; eran contrarias a la ‘sabiduría de Dios reflejada en el secreto sagrado’. De modo que el mundo con su sabiduría rechazó la provisión de Dios por medio de Cristo como si fuera una tontedad; aunque es posible que sus gobernantes hayan sido administradores capaces y juiciosos, llegaron hasta el punto de “[fijar] en el madero al glorioso Señor”. (1Co 1:18; 2:7, 8.) Pero Dios, por su parte, demostró que la sabiduría del mundo era tontedad, pues avergonzó a sus hombres sabios utilizando para llevar a cabo su propósito invencible lo que ellos consideraban “una cosa necia de Dios” y a las personas que ellos veían como ‘necias, débiles e innobles’. (1Co 1:19-28.) Pablo recordó a los cristianos corintios que “la sabiduría de este sistema de cosas, [y] la de los
Posted on: Sat, 06 Jul 2013 16:51:20 +0000

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