¿SEGURIDAD O PRIVACIDAD? Por Gilberto Dihigo..- Cuando el - TopicsExpress



          

¿SEGURIDAD O PRIVACIDAD? Por Gilberto Dihigo..- Cuando el terrorismo enseñó su garra criminal la humanidad perdió en gran parte un sentimiento que une a los hombres en lazos invisibles de convivencia: la confianza. Y al parecer creer en las personas no es un lema que los gobiernos apoyen en estos difíciles tiempos donde nadie está seguro en realidad. Estados Unidos sufrió un horrible trauma con el 11 de septiembre y precisamente 45 días después de ese atentado, el presidente George W Bush firmó la Ley Patriota que permitió a las autoridades el espionaje telefónico, electrónico y la posibilidad de leer expedientes médicos, financieros sin necesidad de una orden judicial. Muchas son las herramientas que emplea el gobierno para vigilar a las personas, como por ejemplo la red de vigilancia “Echelon” que permite interceptar todas las comunicaciones transmitidas vía satélite a nivel mundial. También existe un proyecto de vigilancia a nivel mundial denominada IAO, una rama de la legendaria DARPA, la misma que en los años 60 del siglo 20 desarrolló Internet. Igualmente se encuentra el proyecto “Magic Lantern” del FBI, una especie de troyano que espía todos los movimientos en la red, el Cyber Knight y la denominada tecnología TEMPEST, Tecnología de Vigilancia de Pulso Electromagnético. Nada de esto es ciencia ficción, existe y el gobierno la utiliza para detectar movimientos de terroristas o al menos eso dice. Un camino similar de control recorrió Alemania con la aprobación del parlamento de ese país de una ley que facilita el acceso al estado a información privada de sus ciudadanos. De esa manera desde el 2008, las empresas de telecomunicaciones guardan información de sus clientes y esos datos pueden obtenerlos jueces, fiscales e investigadores de la policía. "Estamos seguros- podría decir un ciudadano medio, -el estado vela por nosotros"-. Sin embargo el libro de los juristas y profesores universitarios estadunidenses David Cole y Jules Lobel, “Less safe, less free: Why America is losing the war on terror” pone serias dudas en estas atribuciones que toman los gobiernos. Según Cole y Lobel de las 262 personas que en el 2006 el Departamento de Justicia acusó de ser terroristas o tener vínculos con terroristas, solo dos fueron halladas culpables. De los más de 5 mil extranjeros detenidos en los Estados Unidos entre el 2001 y el 2006, ninguno de ellos recibió hasta el momento condena. El estado optó por sacrificar el derecho a la privacidad ante la necesidad de preservar vidas inocentes frente a presuntos ataques terroristas con estos controles donde cada ciudadano es un probable sospechoso. Lobel y Cole indican que hay muchas medidas de prevención contra el terrorismo que se ajustan al imperio de la ley, como es el aumento de la protección en las fronteras y en torno a objetivos vulnerables, así como reformas institucionales diseñadas para fomentar un mejor intercambio de información. En Alemania el diario “Berliner Zeitung” se manifestó en contra de la ley del Parlamento e indicó que es un voto de desconfianza del estado para con sus ciudadanos. “Un estado que declara a cada ciudadano como terrorista o criminal en potencia y que en consecuencia se posiciona contra él, no puede sorprenderse si los ciudadanos desconfían del estado”, afirmó un editorial del periódico. En realidad poco a poco nuestra sociedad moderna se convierte en el idealizado “panóptico” que diseñó el filósofo Jeremy Bentham en 1791 y el cual permite a un guardia observar a todos los prisioneros sin que los encarcelados sepan si son vigilados o no. Un tipo de construcción ideal para la vigilancia. El también filósofo e historiador francés Michel Folcaut asegura en su trabajo “La verdad y las formas jurídicas” que el panóptico es la utopía de una sociedad y un tipo de poder que es, en el fondo, la sociedad que actualmente conocemos, utopía que efectivamente se realizó. “Se trata de vigilar sin interrupción y totalmente. Vigilancia permanente sobre los individuos por alguien que ejerce sobre ellos un poder -maestro de escuela, jefe de oficina, médico, psiquiatra, director de prisión- y que, porque ejerce ese poder, tiene la posibilidad no sólo de vigilar sino también de constituir un saber sobre aquellos a quienes vigila” Ante esta realidad que nos golpea, no nos queda ni siquiera el respaldo de los medios de prensa como defensa ante el acoso, por estar comprometidos cada día a los intereses económicos y políticos. La concentración de medios de comunicación en pocas manos, no solo contribuye al detrimento de la calidad en la información, sino también a su veracidad. No es posible olvidar que la supervivencia de los medios depende de los anunciantes y los anunciantes necesitan de los medios para acceder a los consumidores. En este matrimonio de conveniencias, el discurso de los medios comienza a estar al servicio de los intereses de los anunciantes, porque en la medida que los anunciantes se benefician, se benefician los medios. Negocio redondo. A todo eso hay que añadir que la manipulación de la información en beneficio del poder económico, ofrece serias señales que generan dudas en la población sobre su valor de verdad. Por ello cada día que pasa los medios masivos comienzan a sufrir de falta de credibilidad por parte de la audiencia. Un estudio reveló que la confianza de los estadounidenses en las fuentes de noticias disminuyó de un 80% en 1985 a un 59% en 2003. Y frente a todo esto se encuentra la indefensión del hombre, diminuto ante el colosal poder del estado, el cual en su frontal lucha contra sus enemigos nos vigila, nos observa sin que podamos hacer nada. dihigo.blogspot/
Posted on: Tue, 11 Jun 2013 04:47:16 +0000

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