SIGMUND FREUD y JACQUES LACAN.- La historia del psicoanálisis, - TopicsExpress



          

SIGMUND FREUD y JACQUES LACAN.- La historia del psicoanálisis, vista desde dos de sus protagonistas más importantes, Sigmund Freud y Jacques Lacan, nos revela las posibilidades de transformación de nuestra existencia. Psicoanálisis: historia de rebeldía en el corazón de la psique humana .- El psicoanálisis es una disciplina polémica: desde su origen su recepción se ha dividido entre quienes aceptan la validez de sus planteamientos y, por otro lado, aquellos que la consideran una invención imposible de comprobarse bajo los rigurosos parámetros de las llamadas ciencias exactas. Por otro lado, el hecho de que la práctica es una parte importantísima e indisociable de su desarrollo, es un elemento que para algunos complica su validación, la cual parece efectiva únicamente en el ámbito de lo subjetivo, en la del analizado que acude al consultorio del analista y otorga por sí mismo el valor a la praxis psicoanalítica. El dilema puede ser falso, pero es, desde cierta perspectiva, interesante, pues cuestiona el origen de aquello a lo cual otorgamos la categoría de veraz y efectivo. Si algún aporte epistémico puede concedérsele al psicoanálisis, ya desde su formulación y su presencia en el mundo, es que pone en duda el lugar desde donde valoramos un discurso. La aceptación o el rechazo que le concedemos, ¿es una conclusión propia o una que hemos adoptado, incluso sin darnos cuenta, de otros lugares y otras personas —una consecuencia del punto donde nos encontramos con respecto a ese planteamiento? Con todo, el psicoanálisis tampoco puede encasillarse en esa especie de relativismo posmoderno que caracteriza otras teorías sociales y psicológicas contemporáneas. Una de las mayores fortalezas de Freud fue su increíble capacidad de intuición combinada con su menos sorprendente talento de síntesis, dos caminos intelectuales que nutriéndose mutuamente, le otorgaron una perspectiva amplia sobre algunas de las estructuras de presencia constante en la psique humana. ¿Cómo pudo Freud realizar esto? Esencialmente entendiendo que la psique es también una consecuencia de la cultura. Como planteó en Psicología de las masas y análisis del yo, la dicotomía entre psicología individual y psicología colectiva es meramente conceptual, pues nuestra mente, con todos sus caminos francos y sus laberintos, aun siendo inevitablemente nuestra, es moldeada y de algún modo le pertenece a los otros con quienes se formó, con quienes comparte y con quienes convive. De ahí, por ejemplo, los muchos préstamos que Freud tomó de la literatura y otras artes: siendo obras subjetivas, en ellas pudo encontrar constancia de esa doble condición de la psique. “Por el lenguaje el hombre es una metáfora de sí mismo”, escribió Octavio Paz en El arco y la lira. Si algún aporte puede reconocérsele al psicoanálisis es haber hecho de la metáfora una categoría de análisis imprescindible para la psique humana. Lo que somos es esencialmente una metáfora porque ‘metaforizamos’ la realidad en la que nos encontramos —y, en consecuencia, la metáfora es también la vía de acceso a esa realidad que cada sujeto construye para sí y en colaboración con los otros. Partiendo de esta premisa, varios años después de la muerte de Freud, cuando algunos de sus alumnos e intérpretes habían propuesto otros caminos o continuado sobre los del maestro, el francés Jacques Lacan revitalizó la teoría freudiana, devolviéndole a la subjetividad y la palabra el lugar preeminente que había perdido con otros teóricos anteriores. Para Lacan el territorio propio de la palabra es la narrativa subjetiva, un relato hecho de significados y significantes que si bien se toman de otros, toman la forma del recipiente que los contiene, se adaptan y se configuran subjetivamente, introduciendo variaciones sutiles en una suerte de melodía conocida de antemano. La irrupción de Lacan en el desarrollo de la teoría psicoanalítica tuvo especial repercusión porque, como Freud, supo incorporar al psicoanálisis otros desarrollos teóricos de su época, un abanico amplio que fue de la lingüística a las matemáticas, la filosofía y otras disciplinas que quizá podrían considerarse lejanas de un sistema de pensamiento cuyo objetivo es entender la psique. La también admirable capacidad sintética de Lacan supuso una actualización de los conceptos planteados por Freud, una labor arriesgada que en su tiempo le valió la expulsión de la Asociación Psicoanalítica Internacional (hasta entonces la institución canónica del psicoanálisis) y aun la consideración de su persona como un charlatán extravagante, indudablemente culto pero al final alguien cuyas ideas sonaban redundantes, obvias y gratuitamente enigmáticas. A Lacan, sin embargo, difícilmente puede rebatírsele ese reposicionamiento de la palabra como el territorio por excelencia de la existencia humana. Ahí, en la palabra —en su uso y su apropiación, en los equívocos y las tergiversaciones, en su transparencia y su oscuridad— es donde realmente ocurre lo humano —y también donde se encuentran nuestras posibilidades sinceras de transformación para con nosotros mismos.
Posted on: Tue, 08 Oct 2013 18:42:49 +0000

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