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SOBRE EL “ESCLAVO FIEL Y DISCRETO” Y LOS “DOMÉSTICOS” Los estudios de La Atalaya de las semanas anteriores dejaban claro que 1) El “esclavo fiel y discreto” es exclusivamente el Cuerpo Gobernante como grupo, y 2) los “domésticos” somos todos los siervos de Jehová vistos como individuos. Esta explicación es mucho más lógica que nuestro entendimiento previo. Anteriormente creíamos que Isaías 43:10 de alguna forma probaba que el esclavo fiel, o siervo de Dios, era el grupo de cristianos con esperanza celestial, y que como individuos podían ser los domésticos. Pensábamos que cuando Jehová dice: “Ustedes son mis testigos, aun mi siervo a quien he escogido” se probaba eso al usar “testigos” (plural, refiriéndose a los individuos) y “siervo” (o esclavo, en singular, refiriéndose a la nación entera). De hecho, en la antigua nación de Israel, aunque toda la nación era ese “siervo”, únicamente los levitas participaban en enseñar la Ley al resto de la nación, así que aunque toda la nación tenía como objetivo dar testimonio de que “fuera de [Jehová] no hay salvación”, únicamente unos pocos participaban directamente en enseñar a sus compañeros israelitas (v. 11). Esta explicación anterior también tenía lógica, pues cuando los israelitas naturales (el “siervo” o esclavo de Dios) rechazaron a Jesús, perdieron la oportunidad de, como nación, llegar a ser un “un reino de sacerdotes y una nación santa”, Jesús les dijo: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos” (Mat. 21:43; Éxo. 19:6). Sabemos que esa nación que produjo los frutos eran los cristianos que empezaron a recibir espíritu santo desde el Pentecostés del año 33 E.C., sin importar su origen nacional, como declaró el apóstol Pablo bajo inspiración divina (Rom. 9:6-8; Gál. 3:26-29), así que tal como en la antigua nación de Israel todos componían el “siervo” escogido de Dios, pero no todos enseñaban la Ley de Dios de forma directa, era lógico concluir que en la nueva nación, el “Israel de Dios” también todos los cristianos con esperanza celestial iban a ser ese “siervo” o “esclavo”, aunque no todos participaran en dar alimento espiritual. Aun así, el contexto en el que Jesús dijo las palabras sobre el “esclavo fiel y discreto” y los “domésticos” tiene detalles que antes no habíamos visto del todo. “ESCLAVO” Y “DOMÉSTICOS” Las palabras de Jesús son: “¿Quién es, verdaderamente, el esclavo fiel y discreto a quien su amo nombró sobre sus domésticos, para darles su alimento al tiempo apropiado?” Hemos de centrarnos en el significado de dos palabras distintas: “esclavo” y “domésticos” para comprender por qué la nueva explicación se ajusta más al contexto en que Cristo pronunció las palabras. La palabra griega traducida “esclavo” es doulos, y se refiere originalmente a un esclavo de la más baja categoría. Jesús llamó a este “esclavo” como “fiel (Gr. pistos, lit. ‘digno de confianza’) y discreto (Gr. fronimos, lit. ‘pensador juicioso’)”, y es por eso que lo nombra “sobre sus domésticos”. Mantengamos en mente el significado de “esclavo” como uno de la más baja categoría mientras analizamos el significado de "domésticos". “Domésticos” es como la Traducción del Nuevo Mundo vierte la palabra oiketaias, que literalmente es “servidumbre doméstica”. Esta palabra se refiere a alguien que reside en una casa y que es un siervo de baja categoría. Es curioso que el evangelista Mateo utilice dos palabras distintas para registrar lo que Jesús dijo sobre estos siervos, ambos de baja categoría. Lucas, por su parte, en vez de “esclavo” utiliza “mayordomo” (Gr. oikónomos, lit. “encargado de la casa”). Estos detalles nos revelan que de entre la servidumbre (todos de baja categoría), el amo elige a un esclavo por ser digno de confianza y pensador juicioso y lo nombra mayordomo, así que racionaría el alimento, que obviamente, es proporcionado por el amo. Tal como el párrafo 13 dice: “[Los miembros del Cuerpo Gobernante] también necesitan alimentarse espiritualmente, así que con humildad reconocen que a nivel individual son domésticos como todos los demás cristianos verdaderos.” Este punto es muy interesante, pues según Jesús, aunque nombra sobre la demás servidumbre a este esclavo fiel, de todos modos éste sigue siendo esclavo; no se convierte en amo de los demás, sino que su función es “dar[les] su medida de víveres a su debido tiempo” (Luc. 12:42); el amo sigue siendo Jesucristo, y la forma en que administre los recursos será juzgada cuando llegue el amo (Mat. 24:48-50). Este análisis de las palabras griegas nos revela que, es cierto que en el antiguo Israel toda la nación era el siervo de Dios, pero en el contexto inmediato en el que Jesús habla de este esclavo fiel, habla también de los domésticos, y por lo tanto, Jesús sí se refería de dos grupos de personas distintas, y no a un mismo grupo visto desde dos ángulos diferentes: 1) Los que reparten alimento y 2) Los que son alimentados. Con esos detalles en mente, la información que presentó el estudio de La Atalaya de esta semana refina nuestro entendimiento sobre el esclavo y los domésticos. Nos recuerda que en la organización de Jehová no hay individuos más importantes que otros; sí con mayores responsabilidades, pero delante del amo Jesucristo todos somos domésticos y deberíamos considerarnos esclavos de la más baja categoría sin importar el puesto de responsabilidad que ocupemos, pues el “esclavo fiel” son los hermanos del Cuerpo Gobernante como conjunto, más no como individuos. La foto de la página 23 muestra al hermano Lösch, miembro del Cuerpo Gobernante, escuchando y beneficiándose del comentario de una hermanita adolecente durante el estudio de La Atalaya. ¿No es un bonito detalle saber que todos, sin importar si nuestra esperanza es celestial o terrenal, nuestra edad o experiencia, somos domésticos del Amo Jesús y de su Padre Jehová, y que todos somos igual de importantes para ellos? Ahora bien, un punto bastante curioso, y quizás controversial, es el que explica el párrafo 19, cuando pregunta “¿Es la recompensa que el esclavo fiel recibe en los cielos mayor que la del resto de los ungidos? La respuesta es no.” LA RECOMPENSA DEL ESCLAVO Y DE LOS DEMÁS UNGIDOS Desde el primer artículo de estudio de este número de La Atalaya entendimos que Jesús viene en el futuro, y nombre al esclavo “sobre todos sus bienes”. No se le da una recompensa mayor que a los demás cristianos con esperanza celestial, sino que cada uno de los cristianos ungidos comparte la misma recompensa. Muchos se preguntaron, ¿cómo es esto posible, siendo el caso que el amo lo premia con ese nombramiento, como resultado de que ha cuidado bien a los domésticos? Me parece, en este punto, muy interesante el relato de Mateo 20:1-16, en donde hubo trabajadores que trabajaron en la viña durante distintos periodos de tiempo, de modo que hubo quienes trabajaron más que otros, pero finalmente todos recibieron el mismo pago: un denario. Por otro lado, esta explicación es lógica cuando tomamos en cuenta lo visto anteriormente sobre el significado de las palabras “esclavo” y “domésticos”: Ambos son sirvientes de baja categoría, solo que a uno de ellos se le da la responsabilidad de administrar el alimento que el amo le da, y él mismo alimentarse de ese mismo alimento, pero finalmente sigue siendo esclavo, recibe el mismo alimento y, por ende, recibe la misma recompensa. Sabemos, por supuesto, que los que no abrigamos la esperanza celestial, tendremos el privilegio de alcanzar la vida eterna en la tierra, mientras que los cristianos ungidos tendrán vida inmortal en el cielo. Son dos posiciones distintas, pero un premio igual de precioso para los herederos de dichas bendiciones. ENTENDIMIENTOS REFINADOS Estos estudios de La Atalaya deberían hacernos meditar y estudiar. Tal como con los cristianos de Berea, Jehová no quiere que aceptemos ciegamente algo, sino que veamos si hay fundamento en las Escrituras (Hech. 17:11). Una investigación meticulosa podría revelar detalles interesantes que afiancen nuestra confianza en la información que recibimos. Cada vez que se refina un entendimiento, por lo general pensamos: “¡Esto era tan lógico! ¿Cómo no nos habíamos dado cuenta antes?” Esto me recuerda lo que le pasaba a los discípulos de Jesús: él vez tras vez les dijo que iría a Jerusalén, sufriría, moriría y luego sería resucitado, pero a pesar de que a los discípulos se les había dicho con claridad ésto (Mat. 26:2; Mar. 9:31), “ellos no entendían el dicho, y tenían miedo de interrogarle” (Mar. 9:32). No fue sino hasta después de la resurrección de Cristo que comprendieron lo que parecía tan lógico, y ni siquiera llegaron a la conclusión correcta de los eventos por observación, sino que Cristo mismo tuvo que aparecérseles y revelárselos (Luc. 24:15-27). Es tal como dijo el apóstol Pablo que ocurría el primer siglo: “tenemos conocimiento parcial y profetizamos parcialmente; pero cuando llegue lo que es completo, lo que es parcial será eliminado”. Luego ilustró esto al decir: “en la actualidad vemos en contorno nebuloso por medio de un espejo de metal, pero entonces será cara a cara. En la actualidad conozco parcialmente, pero entonces conoceré con exactitud así como soy conocido con exactitud” (1 Cor. 13:9, 10, 12). Así que poco a poco el conocimiento parcial se está eliminando para pasar a una comprensión más clara de las Escrituras.
Posted on: Wed, 02 Oct 2013 02:00:00 +0000

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