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SOY TU MADRE, Y QUIERE LLEVARTE A MI JESÚS Interpretación del Apocalipsis (Mensajes de la Santísima Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano) Akita (Japón), 15 de septiembre de 1987 Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores ¿Por qué lloro aún? “Te he querido aquí, hijo por Mí tan amado y tan asechado por mi Adversario, en la memoria litúrgica de mis dolores y de mi materna participación en todo el inmenso padecer de mi hijo Jesús. En este viaje tuyo, tan saturado de gracias extraordinarias que parten de mi Corazón Inmaculado y descienden sobre las almas de mis predilectos y de todos mis hijos, hoy te he traído a este lugar bendecido por Mí, ante la estatua que recuerda el misterio de mi corredención. He estado al pie de la Cruz de Jesús. Estoy al pie de la Cruz que lleva cada uno de mis hijos. Estoy al pie de la Cruz que hoy lleva la Iglesia y toda esta pobre humanidad pecadora. Soy verdaderamente Madre y verdadera Corredentora. De los ojos de esta imagen Mía, he hecho descender lágrimas milagrosas, más de cien veces y durante el curso de varios años. ¿Por qué lloro aún? Lloro porque la humanidad no acoge mi materna invitación a la conversión y a su retorno al Señor. Ella continúa corriendo con obstinación por el camino de la rebelión a Dios y a su Ley de amor. Abiertamente se reniega del Señor, se le ultraja y se le blasfema. Se vilipendia públicamente y se pone en ridículo a vuestra Madre Celeste. Mis llamadas extraordinarias no son acogidas; los signos que doy de mi inmenso dolor no se creen. Vuestro prójimo no es amado; cada día se atenta contra su vida y sus bienes. El hombre se vuelve cada día más corrompido, más impío, más perverso y más cruel. Un castigo, peor que el diluvio, está a punto de caer sobre esta pobre y pervertida humanidad. Descenderá fuego del cielo y será éste el signo de que la Justicia de Dios ya ha establecido la hora de su gran manifestación. Lloro porque la Iglesia continúa caminando por la senda de la división, de la pérdida de la verdadera fe, de la apostasía, de los errores que cada vez se publican y se siguen más. Ahora se está cumpliendo lo que predije en Fátima y lo que revelé aquí en el tercer mensaje confiado a una hijita mía. Entonces también para la Iglesia ha llegado el momento de su gran prueba, porque el “hombre de iniquidad” se establecerá en su interior y la abominación de la desolación entrará en el Santo Templo de Dios. Lloro porque en gran número las almas de mis hijos se pierden, van al infierno. Lloro porque son demasiado pocos los que acogen mi invitación a orar, a reparar, a sufrir y a ofrecer. Lloro porque os he hablado y no he sido escuchada; os he dado signos milagrosos y no he sido creída; me he manifestado a vosotros, de manera fuerte y continua, pero no me habéis abierto las puertas de vuestros corazones. Al menos vosotros, mis predilectos e hijos consagrados a mi Corazón Inmaculado, pequeño resto que Jesús guarda celosamente en el seguro recinto de su divino Amor, escuchad y acoged mi dolorida invitación que, desde este lugar, aún hoy dirijo a todas las Naciones de la tierra. Preparaos a acoger a Cristo en el esplendor de su gloria, porque el gran día del Señor ha llegado ya.” Comentario: Tampoco los discípulos de Jesús quisieron comprender los anuncios que el Señor les hacía sobre su inminente pasión, y por presunción fueron vencidos por el mal. ¡Que no nos suceda lo mismo a nosotros, católicos de este siglo, que a pesar de todos los anuncios del Cielo sobre la inminente pasión de la Iglesia y los castigos próximos, nos quedemos de brazos cruzados e incrédulos, porque entonces no tendremos salvación! Dios no hace nada sin avisar a sus siervos, y la Virgen desde hace tiempo nos viene avisando, por medio de mensajes y lacrimaciones, la inminencia del gran Día del Señor, de su Segunda Venida, que será precedida por la Gran Tribulación. Es misericordia de Dios el revelarnos las cosas que van a suceder, para que nos preparemos a afrontarlas de la mejor manera posible. Fuego caerá del cielo, y esto ya con las bombas nucleares es posible. Recordemos que cuando cayó la bomba atómica en Japón, hubo un monasterio que no sufrió ningún daño, a pesar de que se encontraba en el epicentro de la detonación. Y es que en ese monasterio se rezaba todos los días el Santo Rosario. Por eso la Virgen nos pide amorosa e insistentemente que recemos el Rosario, para ser preservados nosotros y nuestros seres queridos de las desgracias y calamidades que están ya abatiéndose sobre el mundo. No desaprovechemos este tiempo de relativa paz que todavía la Misericordia de Dios concede al mundo para su conversión, porque si bien como ha dicho el Papa Juan Pablo II, el castigo no puede ser evitado, sí al menos podemos alejarlo y atenuarlo en parte con nuestra conversión, consagración a María y con la oración y la penitencia. Recordemos que lo que viene no es el fin del mundo, sino los nuevos cielos y la nueva tierra. La venida del Anticristo está a las puertas, que ya con los modernos medios de comunicación, puede fácilmente tener el control del mundo. Confiémonos a María. Consagrémonos a su Corazón Inmaculado si todavía no lo hemos hecho, e invitemos a todos a entrar, lo antes posible, en el Corazón de la Virgen, que es el seguro refugio que el Cielo nos ha preparado en estos tiempos calamitosos para pasar a salvo las pruebas que sobrevendrán al mundo. Visite: santisimavirgen.ar Si quiere colaborar, visite: santisimavirgen.ar/colaboracion.htm ¡Gracias por difundir este correo electrónico! __._,_.___
Posted on: Mon, 26 Aug 2013 14:24:19 +0000

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