Se dice que la cinta de Eugenio Derbez, “No se Aceptan - TopicsExpress



          

Se dice que la cinta de Eugenio Derbez, “No se Aceptan Devoluciones”, es la película mexicana que más gente ha metido a las salas de cine en toda la historia. Pero no es cierto, el filme mexicano que más gente metió a los cines fue “El Chanfle II”, porque nomás en su primera función dominical metió a 2.4 millones de personas al Cine Olimpia de Saltillo, entre ellas mi padre, mis hermanos y yo. Aquello es la concentración humana más nutrida de la que guarde registro la historia. Juro que caminé sobre gente tendida en los pasillos (quizás cadáveres) para poder ocupar nuestras localidades y hasta perdimos un hermano que no volvimos a ver jamás. Ya pasaron como 30 años de eso pero México sigue haciendo fila en las taquillas para que le receten las mismas fórmulas que Televisa le embute sin piedad por las pantallas domésticas. Ejerzo sin licencia de crítico cinematográfico y pensaba por esta ocasión hacerme el occiso y hacer una crítica basada únicamente en el tráiler o avance de “No se Aceptan Devoluciones”, pero sólo porque me lo pidieron encarecidamente y lo considero un deber cívico, aquí vamos: El gran pecado de esta película no es refritearse una historia miles de veces contada, tanto en producciones nacionales como extranjeras. ¡No! El problema es hacerlo con una falta de talento que en automático dispensa el ojo no formado en cine que conforma el público cautivo del tele-comediante Derbez. Argumentalmente no es objetable, si recordamos que en dramaturgia sólo existe un puñado de tramas que se replantean en diferentes tonos y contextos. Así que si nos presentan por vez enésima el cuento del tipo improbable que tras un proceso de maduración y autodescubrimiento se convirtió en el padre perfecto de un niño al que por un revés de la fortuna se lo quieren arrebatar en el tercer acto, no hay ningún problema. Tan sólo en México lo hicieron Antonio Espino “Clavillazo” (“El Globero” 1961), Manolín y Schillinsky (“Pobres pero Sinvergüenzas” 1941) y Cantinflas explotó este recurso en varias películas (él solo adoptó más niños que Brad y Angelina). En Hollywood esta misma receta nos remonta ni más ni menos que a Chaplin (“The Kid” 1921), Adam Sandler (“Big Daddy” 1999), Dustin Hoffman (“Kramer vs. Kramer”1979), Sean Penn (“Yo soy Sam” 2001) y así hasta el infinito con resultados que varían de lo soberbio a lo deplorable. La lista es vasta y créame cuando le digo que no importa si nos narran la misma anécdota en su N variante, sino que es la falta de destreza lo que llega a incomodar a quienes han visto por lo menos los filmes arriba mencionados y tienen por consiguiente parámetros para medir la calidad de este nuevo producto Televisa. El guion de “No se Aceptan…” tiene demasiados huecos que llenar y está contada en saltos inverosímiles, pero tampoco pido que se cubran esas carencias porque resultaría una película más larga y en consecuencia una experiencia más tortuosa. El tono actoral es pobre. Derbez sacrificó hace mucho su rango interpretativo con tal de instalarse en la zona de confort que le dio celebridad y ahora, como director, no tiene recursos para sacar de su elenco más de lo que él mismo puede ofrecer (para enfundarse en una pijama de animalitos y pretender que se tiene una inocencia que permite una conexión especial con una niña de siete años hay que ser un Tom Hanks y -hasta eso- con menos de 30 años, no un Federico P. Luche de 50). Si la niña se salva es porque no es actriz y el director no alcanzó a contaminarla con su estilo viciado. Técnicamente, “No se Aceptan…” está por debajo de cualquier película para la televisión gringa. Hay fallas de edición y torpezas difíciles de ignorar (y vaya que yo soy despistado para estas cosas), todo enmarcado en un diseño de producción, foto, música y diseño de vestuarios forjados en la telenovela mexicana. Lo que más me llamó la atención es que uno de los temas que toca esta película es la valentía y sin embargo su director Derbez tuvo miedo de desprenderse de sus clichés televisivos, no dejó de hacerle guiños en todo momento a sus soeces personajes, ni dejó de tratar a la audiencia de retrasados explicando cada chiste (la mayoría gratuitos, como el vil usufructo que se hace de la discapacidad verbal de Sammy), todo por el temor de no ser aceptado por sus bienquerientes en su nueva aventura cinematográfica. Está película destila miedo, el miedo de su realizador. Claro, nada de esto obstó para que el respetable celebrara cada sandez con sinceras carcajadas y se derritiese al final en un llanto catártico. No por nada este País le cree a la Selección y a La Rosa de Guadalupe. “No se Aceptan…” no es ni siquiera una película memorable de tan mala, es en todo caso una cinta mediocre y eso no es ningún crimen (nuestra cinematografía y la hollywoodense rebosan de éstas). ¡Vaya! ni siquiera es crimen que en plena embriaguez por su éxito de recaudación Derbez se declare (o a lo mejor sí lo cree) un serio contendiente al Oscar. La horrible es que los mexicanos nos conformemos con tan poquito y eso se vea reflejado en todos los ámbitos de la vida.
Posted on: Thu, 03 Oct 2013 22:24:08 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015