Sentada a orillas del mar en una noche serena se dispuso a - TopicsExpress



          

Sentada a orillas del mar en una noche serena se dispuso a disfrutar de toda la belleza que se le ofrecía. Con dignidad de una princesa, la luna iluminaba el cielo, el agua y llegaba con su brillo ebúrneo hasta el lugar donde ella se encontraba admirando el titilar de las estrellas, aún las más pequeñas. Y en esa conjunción con los luceros, las ve caer, suaves como brillantes luciérnagas, en el horizonte. O enredarse entre las hebras de sus negros cabellos y deslizarse hasta su corazón cual lágrimas de nácar. Con mesura se echó en la arena para escuchar el delicado sonido que las olas hacían al romper en la playa y entrecerrando los ojos, sus labios susurraron el nombre amado. El graznido de una gaviota la volvió de su ensueño y mirando en derredor comprendió que no había llegado, presintió como sería vivir sin él pues con sólo recordarlo le inspiraba deliciosos versos que ella estaba dispuesta a escribir en el misterio nocturno o en el cielo diáfano de las horas sin tiempo. No amarlo era sucumbir a la desolación y la tristeza, tantas pruebas de su inquebrantable amor quedarían sepultadas entre los pétalos azules de una rosa que luego dispersaría en el viento. Una expresión amarga surcó su rostro, e incorporándose dirigió sus pasos hacia la inmensidad. .
Posted on: Tue, 08 Oct 2013 03:40:29 +0000

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