Si se humillare mi pueblo, ... y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14. Rigoberto despertó con el rostro amarillo, ojeras profundas y una horrible sensación pastosa en la boca. Como un autómata, se levantó y se dirigió al baño. El encuentro con su imagen, ante el espejo, le produjo una horrible sensación de náuseas. Casi no se reconoció. Se lavó la cara con jabón, como si en aquel acto quisiese borrar de su mente el recuerdo de la noche de pecado que habÃa vivido. No era la primera vez. El joven de ojos grises y sonrisa de niño ingenuo sabÃa que no podÃa continuar con aquella vida. ConocÃa los principios bÃbliÂcos desde niño. Pero, eso no marcaba mucha diferencia. Cuando la tentación surgÃa, se convertÃa en una pobre e indefensa vÃctima de las tendencias que cargaba en su naturaleza. Después de pecar se sentÃa sucio, inmundo, indigno del amor de Dios… y con ganas de morir. HabÃa prometido a Dios tantas veces que su vida cambiaÂrÃa. Pero, cuanto más lo intentaba, más se hundÃa en la arena movediza de sus pobres intenciones. Un dÃa, en su desesperación, tomó la Biblia y encontró el versÃculo de hoy: “Si mi pueblo buscare mi rostro, yo sanaré sus tierrasâ€, expresaba la promesa. Sanar sus tierras; era eso lo que Rigoberto necesitaba. Sus tierras estaban enfermas de pecado. Nada podÃa hacer él para resolver ese problema, a no ser buscar a Dios. La palabra “buscarâ€, en hebreo, es baqash; literalmente, significa “desearâ€. Todo lo que Rigoberto necesitaba hacer era desear, mirar a Jesús, y decirle: “SeÂñor, yo no puedo. Si dependiera de mÃ, estoy perdido. Por eso, vuelvo los ojos a ti. ¿Puedes hacer algo por este humilde pecador?†En ese momento, viene el cumplimiento de la promesa divina: “Yo sanaré tu tierraâ€. Esa promesa continua válida para ti. Nada hay, en tu vida, que el Señor JeÂsús no pueda sanar. La enfermedad del pecado es la peor de todas las enfermeÂdades, porque no solo mata el cuerpo sino también el espÃritu. Pero, a lo largo de la historia, Dios siempre ha cumplido su promesa en la vida de aquellos que se han acercado a él con fe. ¿Qué harás tú con la promesa? Sal, para enfrentar la batalla de hoy, recorÂdando que: “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierraâ€. Mas Info: reflexiones.noticiascristianas.me/en-la-busqueda-de-dios#ixzz2ltp6mXfM
Posted on: Thu, 28 Nov 2013 01:26:46 +0000
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