Siempre recordaré los ojos de ese jabalí mirándome con la boca - TopicsExpress



          

Siempre recordaré los ojos de ese jabalí mirándome con la boca entreabierta mostrando sus “navajas” manchadas de sangre, mientras Rah, mi perro, permanecía gimoteando a mis pies. Sentí miedo y quedé paralizado, notaba como el corazón galopaba por mi pecho y escuchaba en mi sien como la sangre fluía desbordada por mis arterias. En mis manos la vieja escopeta de mi abuelo cargada con séptima, catedrática, a la hora de derribar perdices, degradada a simple juguete frente al inmenso jabalí. Al final, tras lo que me pareció una eternidad, aquellos ojos cargaron contra mí, mis músculos saltaron y una detonación silenció al campo, cuatro detonaciones más siguieron a la primera abriendo un agujero por el que se derramó el alma de aquella pobre bestia. Quedé temblando, en silencio, me acerqué despacio y me arrodillé mientras acariciaba aun con miedo las negras y ásperas cerdas que cubrían su cuerpo. Unos instantes arrodillado frente a él admirando su valentía y preguntándome que habría ocurrido de no haber llevado una escopeta o de haber errado el certero disparo que detuvo su carga. Miré a Rah y le acaricié preocupado por sus heridas que por suerte no resultaron ser graves. Con gran esfuerzo y respeto saqué su cuerpo de aquella pequeña vaguada. En el improvisado velatorio, a la sombra de una encina, solo acudimos sus verdugos y un puñado de pajarillos picados por la curiosidad. Le dí los respetos debidos, comí su carne y enterré sus restos. Saqué sus defensas, no las conservé, una la perdí en manos del olvido, otra la engalané y la entregué con cariño depositando en ella mis emociones mezcladas con el coraje, arrojo y fuerza de la noble fiera, cerrando así un pacto con Venus. No negaré que la adrenalina, la emoción y la alegría corrieron por mis venas por haber dado caza, en aquella apasionante mañana, a aquel atrevido jabalí. Pero a día de hoy solo me queda el respeto, la admiración…y la nostalgia, de un bravo jabalí que viéndose acosado decidió plantar jeta y poner en jaque al más terrible de los seres que campean por nuestros campos. Ahora, mientras escribo estas líneas, quiero imaginar que, unas cuantas noches antes, se encargó de que su sangre fluyera en las siguientes generaciones y algún día, lo que hoy son unos juguetones rayones, se conviertan en los señores de la noche y campeen por los bastos campos de la Mancha cautos pero orgullosos de su casta, orgullosos de su sangre. Aquella mañana cacé a un jabalí, le robé a la luna uno de sus guardianes, pero le prometí a esta que su carne sería mi carne, que lo guardaría vivo en mi memoria, hasta que llegara el día en el que sea yo el que cierre los ojos…para siempre.
Posted on: Sun, 04 Aug 2013 09:15:22 +0000

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