‘Supermario’ se blanquea", editorial de Francisco J. - TopicsExpress



          

‘Supermario’ se blanquea", editorial de Francisco J. Chavanel. 1.- El atractivo del delincuente con talento Pocas veces la televisión nos ha mostrado un juguete roto al borde de la felicidad. El amor que siente a sí mismo Mario Conde quedó visible en la noche del jueves, esparramándose por las estancias de la opinión pública, como si fuera el vencedor de una batalla que perdió a causa de su soberbia, sus actuaciones financieras delictivas, el saqueo al que sometió a Banesto durante el periodo que lo presidió. Parece asombroso que alguien al que la mayoría tenemos por un ser inteligente, calculador, con una capacidad de análisis desarrolladísima, un tipo evolucionado en la España mediocrizada, sea el mismo que monta una campaña de propaganda en Tele 5, con un tufo a incienso que hasta los menos avisados notaron, declarándose triunfador de un duelo contra el sistema como si el sistema tuviera que tragarse por bemoles a alguien que no hizo otra cosa que provocarlo. Nunca vi a un estafador menos arrepentido casi veinte años después de su entrada en prisión. Que a estas alturas el personaje nos intente convencer de que sus amistades con el rey y su padre, con Javier de la Rosa, sus ataques despectivos a Aznar al que tildó de “inútil”, sus chulerías ante el ministro de Economía, Carlos Solchaga, y ante el gobernador del Banco de España, sus coqueteos con la derecha para proclamarse líder contra el socialismo imperante en la época, sus intentos de vender a última hora el banco a JP Morgan en una visión desesperada de repetir el pelotazo que dio con la venta de Antibióticos, se producen por su facilidad para las relaciones públicas, por su rebeldía ante lo establecido, por sentirse un Espartaco redivivo que iba a liberar de sus cadenas a los pobres esclavos, nosotros, por supuesto…, es una coña marinera indigna de alguien cuyas aberraciones son conocidas, y al que le intervinieron el banco debido a un socavón de 2.700 millones de euros de 1993. Menos mal que duerme todas las noches agarrado a su vanidad. La hora en que se le vaya se suicida como mínimo. Supongo que el extraordinario actor que lleva dentro lo que pretende conseguir es ocultar la no menos extraordinaria amargura que ha ido creciendo y demoliendo su alma. Un excelente empresario me dijo en su momento: “cuando peor te vayan las cosas es cuando más debes salir, relacionarte, sonreír, y gastar dinero en restaurantes”. No puedo evitar pensar que Conde dedica los años que le quedan a blanquearse. Siento lástima porque no dejo de admirar su evidente talento intelectual. El denominado “caso Banesto”, y la combinación de otros casos pequeños emparentados con la corrupción, le abrieron varios procesos judiciales que se saldaron con una condena de 20 años de prisión. Esa es la realidad. El que sus delitos merezcan cierta revisión histórica, habida cuenta de la degeneración política y de la banca en esta crisis inacabable, no lo transforma en inocente. 2.- Aquellas sí que eran comisiones Aparte de lo obvio, dos cuestiones me llamaron la atención de aquella España donde cualquiera podía ser rico, según palabras del ex ministro Solchaga; a) las generosas comisiones que se pagaban en la época para negociar con los que ostentaban el poder; y b) el control férreo, plenamente intervencionista, del Ministerio y del Banco de España del sistema financiero. El caso Argentia Trust, por el que Conde resultó condenado, explica el funcionamiento de un sistema bastante corrupto ya entonces. Conde se pone de acuerdo con un lobbysta, Antonio Navalón, para que salte la barrera de Solchaga y de Rubio, y le permita tener una conversación con el presidente del Gobierno, Felipe González, con el objeto de que consienta salir a bolsa una Corporación que acaba de inventarse para disminuir la deuda de Banesto, para la que precisa determinadas exenciones fiscales. Navalón le pide a Conde una comisión de 1.200 millones de pesetas y Conde acepta. La entrevista se produce y Conde logra las exenciones, aunque no tan elevadas como esperaba. Por ese motivo le paga a Navalón la mitad a través de un ingreso que hace el banco en una cuenta suiza a la empresa Argentia Trust, propiedad de Navalón. Conde es traicionado por su jefe de prensa, Fernando Garro, hombre de su confianza que la pierde por la prepotencia de Conde. 6 años le cayeron bajo las acusaciones por apropiación indebida y falsedad de documento mercantil. No hubo apropiación debida por parte de Conde. El banco se limitó pagar a un comisionista que, a su vez, regó las plantas en diversas ventanillas hasta llegar a Felipe González. Esta historia no le interesó a la justicia. Y era, sin duda, más interesante que la otra… Sin embargo, seguir la ruta del dinero que fue quebrando voluntades hasta llegar a González, alteraba el rumbo escogido por el tribunal: quitar de en medio a un outsider que aterrorizaba a las veteranas familias de la banca. En 1994 Navalón y su socio reconocieron que mintieron al tribunal. En la entrevista que se le hace a Conde en directo éste afirma que Navalón, unos años después, cobró 10.000 millones de pesetas por la fusión de Iberdrola. El dato es cierto. 3.- Banqueros bajo vigilancia El biopic recorre la médula espinal de la banca en los 90. Ya Thather había desregulado el sistema, ya Reagan había iniciado los pasos que darían lugar a la dictadura financiera, y ya estaba en el poder Bush padre siguiendo los pasos de Reagan. En España las cosas eran distintas. El gobierno socialista ejercía un implacable marcaje de los siete grandes. Nadie podía hacer ningún movimiento sin el consentimiento del Banco de España. Y cuidado con quejarse. Era el gobierno quien aconsejaba y ejecutaba las fusiones, y el que decidía quién figuraba o no en los consejos de administración. Felipe González y Solchagan querían hacer fusionar los siete grandes en tres o cuatro bancos que pudieran competir con los europeos. Cuando Conde controla Banesto y se enfrenta a las normas establecidas, con el agravante de empeorar la deuda mediante artilugios desastrosamente irregulares, todos pusieron los ojos en él. Con la caída de Banesto se inicia la ascensión de Emilio Botín, recién nombrado presidente del Santander, que gana la subasta enfrentándose al Banco Bilbao y Argentaria. Botín encarnaba al cuarto banco en el ránking nacional; veinte años después es el boss de este país. Ahí se resume todo. La llegada de Aznar desregulariza las vigilancias y aquel control exhaustivo necesario, que le daba fiabilidad al sistema y a los ciudadanos, empieza a cuartearse a medida que el estado, y las autonomías, se debilita y necesitan cada vez más financiación bancaria para cumplir sus sueños megalómanos. España se convierte en un gran casino, en una juerga descomunal que paga encantada la banca. Cuando el sueño finaliza toda la nación pertenece al que pagó la orgía: la banca manda. Esta semana el semiintervenido estado español ha recibido una “buena noticia” al anunciar Draghi (BCE) que el dinero seguirá siendo tan barato durante un largo tiempo (0,5%). Eso significa que los bancos españoles podrán acudir a su droga favorita a un precio insignificante y prestárselo al Estado en esa rueda diabólica que suponen los bonos y las letras del tesoro al 4 o al 5%. Si la banca dejara de acudir a ese tipo de préstamos España estaría quebrada. En 1993 era impensable que el poder político nacional, que concentraba todas las competencias financieras, estuviese secuestrado por la banca. Un Mario Conde hoy, adaptado a los condicionantes actuales, dentro de uno de los dos grandes bancos, podría colmar perfectamente su sueño de gobernar España siempre y cuando no legislara contra los que realmente controlan la situación… No sería posible, ¿verdad? Supermario nunca hubiera aceptado a alguien por encima suyo. elespejocanario.es/2013/07/supermario-se-blanquea-editorial-de.html
Posted on: Mon, 08 Jul 2013 23:48:05 +0000

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