Tenemos tantos huecos sociales que parecen estar durante toda la vida, algunos de ellos parecen inexistentes pero crecen a lo largo de la vida para terminar inmensos, otros parecen ser inmensos y luego parecen desaparecer hasta hacerse inexistentes, en estos extremos que están vinculados a la forma en que nuestra sensibilidad crece o decrece al ritmo de nuestras experiencias de vida, a muchos no parece importarles el sufrimiento de miles y miles, y que viven así a cada día, a otros solo parece importarles el golpe que temporalmente les causa ver ese sufrir en otros, algunos se entregan a la política vernácula en un desde ya malogrado intento de hacer algo por esos que sufren pues normalmente terminan haciendo mucho solo para ellos mismos porque desde siempre cada cosa la hicieron para si y no para los demás. Es realmente imperativo mostrar, enseñar y cultivar el amor, la solidaridad, así y solo así luego entonces el trabajo será verdaderamente propositivo y la solidaridad, esfuerzos y amor se volverán genuinos y reales, quizás con una cuota de sacrificio de todos y cada uno de los que tenemos algo extra para dar, empezando por los que viven de la política y de muchas otras actividades que como parásitos se apropian de todo lo valioso de este cuerpo social. Religión, política, deporte, sociedad, economía y cualquier otra cosa debe cambiar de visión y simplemente hacer, porque de excusas no se resolverá ni uno solo de los problemas que aquejan al mundo y a nuestro país. La problemática es real y aunque lo que siga parezca de un contexto diferente creo que esta directamente vinculado, pues el desierto social que vivimos y se expande a cada segundo deriva de la perdida de valoración que se hace de aquellos quienes tenemos capacidades como, amar sin limites, insaciablemente, con capacidad de soñar eternamente, de sentir infinitamente, los que podemos despertar melancólicos y cultivar de la nostalgia sentires que aceleran el corazón en un huerto de desvelos, cuyo amanecer nos da risas en cada rayo de sol, y, al mismo tiempo llorar con el atardecer, pensar en ese alguien especial a la luz de la luna llena, o llorar su ausencia con la luna nueva, los que sabemos vivir cada acto hasta sentir que la muerte nos invade, solo para revivir o renacer para una nueva opción o idea, los que sentimos el universo salir de nuestro pecho en cada respiro, que podemos entregar toda nuestra existencia en un beso o incluso no entregarla, los que al dar una caricia solo nos convertimos en una conexión a un imperio de sin razones y paraíso de locuras de un inmenso mundo, los que tenemos el amor empeñado en cada ser que necesita aliento, los que recargamos ese amor solo en si mismos, o en lagrimas que huyen de esos ojos que imploran calladamente, o un simple hola como estas, los que seguimos a los que huyen del amor, los que siempre estamos listos para ser encontrados, los que a pesar de que el señor masoquismo nos señale y marque como lepra, nos desgastamos en sentires profundos porque es la única manera en que podemos existir, los que apreciamos una pupila que se expande al vernos, los que encontramos, los que danzamos con ideas en cada madrugada, los que pura y llanamente amamos, nosotros, tu y yo, o todos, sin miedos sin mascaras, los que marcamos vidas, los que sabemos lo que puede significar un beso de despedida, a todos esos, les digo, que esperan, el mundo nos espera, para reeducarlo y darle formación que le permita diferenciar lo superfluo de o trascendental, antes de que el hermoso pero frio mármol posea plenamente los sentires ardientes de nuestros congéneres humanos.
Posted on: Sat, 27 Jul 2013 12:35:21 +0000