Tres veces al día suena mi teléfono y al otro lado de la línea - TopicsExpress



          

Tres veces al día suena mi teléfono y al otro lado de la línea él me pregunta casi de memoria: “¿Cómo has estado viejita?, ¿cómo están los niños?”. A veces me pilla tranquila, a veces acelerada y otras estresadísima. En estas últimas ocasiones miro el celular y digo, uff, otra vez… Hace muchos años, con mi primer hijo recién nacido, nos quedamos en panne en Los Vilos con 30 grados de temperatura. Mi papá llegó hasta allá, me pasó su auto para que siguiera el viaje y él se devolvió en grúa con mi auto defectuoso y con el sol en la cara. Hace unas semanas tuve un problema contable y él en dos días me lo solucionó. Cada semana él tiene para mí y los míos, bolsas de frutas que compró especialmente en la feria. Sabe exactamente qué frutas le gustan a cada uno… En su velador siempre hay un Sahnne Nuss para mis hijos… y ellos saben que cada vez que van ahí encontrarán su ‘sorpresa’. Cuando he estado en la clínica, ya sea por el nacimiento de mis niños o por alguna operación, él siempre fue el primero en abrir el horario de visitas, y muchas veces logró entrar antes de las 8 de la mañana… Fue mi compañero de desayuno. Cuando chica acostumbraba ver tele apoyada en su panza mientras él dormía siesta… costaba, porque nadie ronca como él… pero me encantaba mi cojín humano… Y ayer lo miraba dormir y se me apretaba el corazón y la garganta… Llevamos 12 días desde que le hallaron cáncer. Sí, cáncer… la palabra más terrorífica del mundo… la que te destruye el alma en un segundo y que te remueve el piso. Llevo días llorando cada noche… a escondidas, en la ducha, en la madrugada y hasta en mis sueños. Escondida para que mis hijos no me vean, escondida para que mi marido no se siga preocupando por mí… Y recuerdo a ese niño que hace un tiempo le preguntó directamente al Papa Benedictino: “Santo Padre, ¿por qué Dios, si es bueno y omnipotente, permite enfermedades como la mía en personas inocentes?”. Eso es justamente lo que me pregunto a diario. Obra bien, no hagas lo que no quieres que te hagan, no mientas, sé honesto, se solidario… y después de todo te ocurre esto? Déjeme patalear… usted sabe que no soy negativa, que por el contrario voy por la vida tirando para arriba… pero déjeme patalear un rato, que tengo rabia contenida, que tengo tristeza aplastadora. Sé que debería tener fe, que debería ser fuerte, que debería darle ánimo… Sí, ya me sé todo ese discurso… pero cuesta, ¿sabes? Porque esto no lo sabes hasta vivirlo en carne propia. Y es una mierda. No tiene otro nombre. Quizás cuántas están viviendo lo mismo que yo en estos momentos. Quizás cuántas lo vivieron recientemente o hace mucho y aún no lo olvidan… Para ellas es esta columna, quizás autorreferente, quizás egoísta, pero quizás la mejor vía de escape para todo lo que me está ocurriendo en estos días. “Cuando me tocó vivir el cáncer de mi mamá, me la comí por dentro. No quería que mi mamá me viera sufrir, que viera mi miedo, mi pena, mi impotencia, mi llanto. Y ella después de los años hizo lo mismo. Entonces nos preocupamos de no hacernos sufrir mutuamente. Error. Si pudiese volver atrás, haría las cosas diferente y una de ellas es abrir el corazón sin restricciones”, me escribe un amigo de la infancia. Y le creo. ¿Por qué nos hacemos como que nada ha pasado? ¿Por qué nos ponemos como ostra y no volvemos a hablar de tema y no decimos lo que realmente sentimos y pensamos? Nos volvemos racionales, estoicos, duros… aunque la guata nos duela y la garganta explote. En este proceso encontré un libro que siento da consejos ideales en estos casos y que los comparto contigo para que, si te sirven, los pongas en práctica. - A veces sufrimos mucho stress cuando varios sucesos ocurren al mismo tiempo. Date el tiempo que necesites, respira hondo y si es necesario date un respiro haciendo algo que te guste. Sal a tomar el fresco, escucha música que te guste, ¡necesitas una nueva perspectiva! - Sé realista, no exageres las situaciones, no alimentes los miedos. A veces un “horrible” puede convertirse simplemente en un “desagradable”. - ¿Por qué no buscas ayuda? Dile a gente de tu confianza lo que sientes. Llama a tu mejor amigo/a, tu familia, conocidos… desahógate, busca nuevas perspectivas, pide consejos y medita. Al final comunicarnos nos hace libres, libres de los miedos, las tristezas y los temores. Sólo así se puede seguir caminando con este nuevo integrante en tu familia, el cáncer. El resto es abrir precisamente el corazón, darle tiempo a la recuperación, a volver a ver las cosas con mejor color. Y, aunque siempre le he dicho cuánto lo amo y lo admiro, ahora más que nunca se lo diré mil veces más. Y aprovecharé cada minuto para acariciarlo, tomarle la mano y reírnos. Aprovecharé de decirlo que amo todo lo que hace, todas las veces que se ha levantado, su creatividad y su inteligencia. Que cuenta conmigo al 100% y que por él yo doy todo. Quizás el secreto de cómo ganarle a esto esté precisamente en todo esto, en la unión, en estar cerquita, y en esa energía que se crea cuando se junta la gente que se ama, que se adora. La energía que nos pasan nuestros amigos, los que nos conocen, la familia…. Toda esa energía linda junta es la que le gana a todo lo malo que te ocurra. Al final, blindarse de amor te salva del dolor. ..Te amooo paa te amo
Posted on: Sat, 27 Jul 2013 03:54:31 +0000

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