UN PERIODISMO QUE ESTA MUY LEJOS DE SERLO LOS REPORTEROS Y EDITORES POTOSINOS SIGUEN SIN ENTENDER COMO SE ESCRIBE UNA NOTA Para un reportero potosino es muy fácil salpicar de ciertas palabrejas poco usadas en el lenguaje común y así creerse que ya es periodista. Por ejemplo, si una mujer resultó con heridas cerebrales graves al ser atropellada por un automóvil desconocido y es llevada en ambulancia al hospital, donde es operada de emergencia, la nota del diario dirá que “una fémina sufrió heridas cráneo-encefálicas que la mantienen a las puertas de la muerte al ser arrollada por raudo vehiculo fantasma, fue trasladada al nosocomio, donde se le practicó una cirugía de emergencia”. Y como es cien por ciento repetitivo en estas notas, se termina invariablemente con la frase “los médicos temen un desenlace fatal”, o bien, “los médicos hacen desesperados esfuerzos para arrebatarla de los brazos de la muerte”. Eso será cursilería, pero no PERIODISMO. En las notas generales por lo regular dan cuenta únicamente de lo dicho por otros, nunca, pero NUNCA, se molestan en averiguar si lo dicho es cierto, y nunca, pero nunca, dan el punto de vista opuesto. Y peor aún, cuando son DOS notas relacionadas con un solo tema y ninguna de las dos revela lo que periodísticamente se tiene que revelar. Mucho peor aún todavía cuando, sin respetar la exclusividad que un reportero tiene sobre el tema, salta al día siguiente un compañero del mismo diario para desmentir lo que el primero escribió. Como si se tratara de un nada disimulado encono que existe entre compañeros de labores. Algo muy común entre los reporteros de Pulso. Un ejemplo muy claro son las dos notas aparecidas en Pulso. La primera titulada “Los robaron en la Normal”, escrita por Martín Rodríguez, La que, en resumen, decía: “Estudiantes de la Escuela Normal del Estado denunciaron el robo en su aula de cuatro mochilas que contenían teléfonos celulares, una laptop y dinero. El director les indicó que la institución no se hace responsable. Los propios estudiantes anunciaron que asumirán la seguridad del plantel y a partir del jueves los estudiantes accederán al plantel debidamente identificados. El hurto ocurrió cuando los jóvenes se encontraban en clase de educación física. “El director nos pidió que dirigiéramos un escrito dirigido al asesor de grupo y a la coordinadora de la Licenciatura en Educación Primaria, haciendo hincapié en que no nos recuperarían las cosas que se perdieron”, dijo Cristina Rangel, jefa de grupo de los estudiantes de la Licenciatura en Educación Primaria. Algunos de los afectados perdieron con sus mochilas el dinero con que debían pagar sus rentas, puesto que no son originarios de esta ciudad”. Hasta ahí la nota. Martín Rodríguez no se tomó la molestia de acudir a la escuela Normal a entrevistar al director para saber de primera mano su punto de vista. Tampoco investigó si hubo testigos, o quien es el maestro que usualmente ocupa esa aula. No, Martín Rodríguez supo del asunto solamente porque la representante de los alumnos, Cristina Rangel, fue al diario Pulso a dar cuenta de lo ocurrido. Y sin embargo, Martín se atrevió a catalogar el incidente como ROBO, sin constarle siquiera si había ocurrido tal como se lo contaron. Como es su muy mala costumbre, Martín Rodríguez ni siquiera le dio seguimiento al asunto, y pasaron TRES días para que en Pulso se publicara otra nota relacionada. La titulada “Aparecen en Becene objetos extraviados”, con la seguidilla “Alumnos afirmaron que un profesor les pidió desmentir el reporte de robo”, Esta escrita por Lucía Torres. La nota decía: “Luego de la denuncia interpuesta por un grupo de alumnos de la Escuela Normal del Estado, a quienes les hurtaron diversas pertenencias en el interior del plantel, un profesor les pidió que acudieran a desmentir la noticia, dijo Cristina Rangel Ledezma, jefa de grupo de los estudiantes de la Licenciatura en Educación Primaria. La estudiante acudió nuevamente a este periódico no para desmentir el hecho como se lo pidió el jefe de Recursos Materiales, Víctor Vázquez, sino para relatar que los objetos aparecieron sospechosamente en el casillero de la maestra Mayela Leyva, directora del Departamento de Docencia de la Becene. Los alumnos se quedaron sin dinero o sin las llaves de su casa, y tuvieron que pedir dinero prestado para el camión, incluso algunos se tuvieron que brincar para abrir su vivienda, ya que las llaves estaban en las mochilas; uno de los estudiantes por este motivo perdió una consulta médica. Indicó que la maestra Mayela Leyva les dijo que lo que buscaba al guardar las mochilas y los objetos era cuidarlos, en lugar que otra persona tomara las mochilas del aula”. Así de escueta y desinformativa la nota de Lucía Torres. Aparte de terriblemente mal redactada, con frases impropias del periodismo como “pedir prestado para el camión”, queriendo decir “para transportación”, o “algunos se tuvieron que brincar para abrir su vivienda”. Para quienes no saben lo que “Becene” significa, se quedaron en ascuas, Me incluyo yo. No parece haber alguien, siquiera UNA persona que sepa un poquito de periodismo en ese diario, pues los editores son egresados de escuelas de ciencias de la comunicación, lo que sea que eso signifique, porque escuela de periodismo no lo son. Lo más triste de esta situación es que en realidad si hubo un robo que debió ser investigado, aparentemente la maestra Mayela Leyva vio frustrados sus intentos de ladrona, para agravar la situación el director, con su pasividad, se convirtió en cómplice, quiso zafarse del asunto y designó a un subalterno, el jefe de Recursos Materiales, Víctor Vázquez, a encarar el asunto. Cuantas cochinadas suceden en SLP en todos los niveles de la sociedad. Y los diarios sirviendo de escudo. ¿Por qué no hubo seguimiento y conclusión satisfactoria?
Posted on: Thu, 06 Jun 2013 16:01:58 +0000