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UN POCO DE JUSTICIA....LOS ASESINOS DE ESPINOSA AL BANQUILLO DE VUELTA....21/11/2013 2:03 AM Caso Espinosa: el Superior ordenó un nuevo juicio y revocó dos absoluciones El empresario pesquero Rubén “Cacho” Espinosa fue asesinado en Madryn en 2003. La Sala Penal aceptó la apelación de Fiscalía y opinó que el tribunal que absolvió a Ademar Araujo y Domingo Segundo ignoró varias evidencias clave. Los sospechosos volverán al banquillo. El Superior Tribunal de Justicia ordenó realizar un nuevo juicio para saber quién mató de un balazo al empresario pesquero Raúl Rubén Espinosa, en la puerta de su casa en Puerto Madryn, el 30 de enero de 2003. Además revocó las absoluciones de Ademar Araujo y Juan Domingo Segundo, acusados por el crimen, que deberán sentarse de nuevo en el banquillo. Así evitó que uno de los homicidios más impactantes de la historia chubutense quede impune. La Sala Penal aceptó la apelación del jefe de fiscales de Madryn, Daniel Báez, y de los abogados de Lorena Gabarrús, viuda de la víctima. Para el Ministerio Público Fiscal el asesino fue Araujo pero para la querella privada, fue el “Bizco” Segundo. El fallo absolutorio de los jueces Leonardo Pitcovsky, Marcela Pérez Bogado y Marcelo Orlando se leyó el 24 de agosto de 2011 y dejó libres a Segundo, Araujo y a Bernardo Benjamín Bustos, cuya situación no cambió. En su apelación, Báez criticó el fallo por una valoración “parcial y arbitraria” de las pruebas. Consideró que no profundizó en los testimonios de los policías bonaerenses, comisario Carlos Galarza y oficial Cristóbal González, que revelaron que Araujo era su informante y les admitió su participación en el crimen. “Hubo una labor intelectual parcial al desconocer la confesión extrajudicial del imputado que admitió haber matado a Espinosa, frente a esos testigos”, dijo Báez, para quien esos dichos eran “fuertemente incriminadores”. El tribunal también desechó las fotos que indicaban “una clara tarea de vigilancia y seguimiento de Espinosa”. Y no valoró los testimonios de Feliciano Gutiérrez Calucho y Javier Galindo, remiseros de Madryn que transportaron a una persona por los alrededores de la casa de Espinosa, sin rumbo fijo, y lo dejaron en el Hotel La Posta, alojamiento de Araujo. “No se tienen en cuenta las fotos que comprueban el trabajo de inteligencia de Araujo para matar a Espinosa fotografiando su domicilio particular y su lugar de trabajo (la pesquera San Isidro) y recorrer el lugar donde lo matara (Lewis Jones 140) a bordo de autos de alquiler”. Los abogados de la viuda de Espinosa, Matías Cimadevilla y Archimbal, defendieron el testimonio de Gabarrus, cerca de Espinosa cuando lo balean, que los jueces desestimaron. “La mujer realizó un reconocimiento en rueda de personas de Segundo, a quien no había vuelto a ver desde ese día. Estaba segura de su reconocimiento cuando se la hizo hablar y pudo verle su boca cuya dentadura ya le había llamado la atención en el hecho”. En su análisis, el ministro Jorge Pfleger admitió que es muy difícil pasar por alto que Gabarrús reconoció a Segundo como asesino. Los jueces sospecharon que la había presionado la Policía. Pero aún así no podía desecharse su versión “a partir de especulaciones”. La viuda describió el físico y la ropa del acusado, brindó el dato a la Policía y participó de un retrato hablado. “Pudo hacerlo pues advirtiendo sus designios agresivos le salió al cruce y puso sus manos sobre el pecho al momento del ataque”, recordó Pfleger. Decir que la iluminación era “escasa” no basta para no creerle a la viuda. Los jueces fueron demasiado exigentes con ella, según graficó Pfleger: “Distinguir un revólver de una pistola en el contexto en que la testigo vio el arma no es cosa menor”. El hallazgo de pertenencias de Araujo en la escena del crimen es otro tema que el tribunal no profundizó. “Tampoco lo hizo con su hospedaje transitorio en Madryn en tiempos del crimen, su salida inmediatamente de consumado y las evidentes tareas de vigilancia (´inteligencia criminal´) que realizó, corroborada por los taxistas”. Además, descartar los dichos de los policías Galarza y González sin preguntarse por qué incriminaron a Araujo “aparece nuevamente superficial”, calificó Pfleger. Para el juez Daniel Rebagliati Russell, el tribunal pasó por alto que Araujo estaba en Madryn y que la billetera encontrada en el lugar del crimen, bajo el talón derecho de Espinosa, era suya. También ignoró que en su domicilio había tres fotos de la vivienda y la empresa de “Cacho”, y el testimonio de los taxistas. “Se dejan huérfanas de consideración probanzas que se encaminaban a demostrar una tarea de vigilancia previa”, escribió. El sólo hallazgo de la billetera no es prueba suficiente para acreditar el homicidio. “Pero existían otros elementos que verificados, consolidarían la hipótesis propuesta”. Tampoco fue acertado descartar el testimonio de los policías bonaerenses. “No es razonable que se deseche el señalamiento que los testigos habrían realizado ya sea por el reparo del tiempo o por sus motivos, ya que eran circunstancias que se podían aclarar en el debate”. El tercer voto fue de Alejandro Panizzi. También criticó que se haya valorado mal el testimonio de la viuda de Espinosa. “Apenas atacado, en la misma escena del hecho, Gabarrús le indicó al suboficial Roberto Patiño las características físicas del agresor: una persona robusta, de 1,80 m de altura, bizco y con una gorra roja”. Intervino en su identikit y lo reconoció en rueda de personas. “Los jueces advirtieron inferencias externas e inmediatas que le restaban valor al testimonio”. Esto, aunque Gabarrús describió incluso el detalle del estrabismo y los dientes del agresor. “Se lo comunicó a los preventores, quienes sugirieron que podría tratarse de Segundo. No advierto en ello ningún direccionamiento tendencioso contra Segundo por parte de la Policía. La testigo acababa de darles las características físicas sobresalientes del atribuido con quien instantes previos había mantenido una suerte de forcejeo al intentar neutralizar el ataque”. El tribunal cuestionó lo que vio la viuda debido a la poca luz. “Mientras Gabarrús manifestó que era una noche de verano, el hotel tenía todo iluminado y no había oscuridad, el acta que inició la investigación, dio cuenta de que la luminosidad del lugar es regular, dado que las luminarias artificiales están tapadas por el espeso follaje de los árboles haciendo escasa la visibilidad”. Esta diferencia no es decisiva para desechar el testimonio. La mujer siempre identificó a Segundo, en todo el proceso. “La iluminación de esa noche le bastó para registrar con precisión la apariencia del atacante”. En cuanto al arma, pretender que la testigo detalle con exactitud su color cuando pudo distinguir que “no era un revólver con tambor y era similar a una 9 mm”, es demasiado exigente. “Máxime cuando, como se sabe, la noche suprime los ociosos detalles, como escribió Borges”. En el caso de Araujo, el sólo hallazgo de una billetera con un documento de alguien de apellido Ojeda, una foto de Araujo, y papeles con anotaciones y números de teléfono escritos de su puño y letra, no es prueba suficiente para condenarlo. “Pero al mismo tiempo todos los elementos probatorios demandan una consideración conjunta y no una valoración separada”.
Posted on: Thu, 21 Nov 2013 11:08:25 +0000

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