UNA EDITORIAL IMPERDIBLE Y QUIERO COMPARTIRLA CON TODOS: ¿Mejor - TopicsExpress



          

UNA EDITORIAL IMPERDIBLE Y QUIERO COMPARTIRLA CON TODOS: ¿Mejor cipayo que zapallo? Debo confesar algo. Veo de a ratos Periodismo para Todos. Los primeros programas del año eran imperdibles. Pero me queda a contramano. Me tengo que levantar muy temprano para laburar y eso me obliga a apagar la tele. Muchas veces, miro los informes al día siguiente. Ayer, llegué tarde a casa. Pude ver el final de la presentación y el comienzo del informe central. Así como otras veces me impresionó la información que difundió el programa --los casos Lazaro Baez y César Milani, son dos ejemplos muy contundentes-- y otras veces me deslumbró la edición de los informes, ayer no me pasó ni una cosa ni la otra. Desde el principio, me pareció que la nota se basaba en una sospecha, en principio, difícil de demostrar: que la parada de CFK en Seychelles tenía algo que ver con "la ruta del dinero k". Apagué la tele, laburé un rato para el programa de hoy y, de repente, vía twitter, me entero del comunicado de Presidencia donde sostiene que, en lugar de 48 horas, Cristina estuvo 13 horas y media en las islas. Hasta aquí, un clásico del periodismo y el poder político. Luego leí el comunicado y, realmente, me sorprendió por la desmesura y la torpeza. Está claro que Lanata es un tipo molesto. Irrita, fastidia, es una piedra en el zapato. Es pesado como nadie cuando se lo propone. Así fue en los noventa con Carlos Menem, que convenció a Eurnekián de sacarlo del aire a cambio de entregarle todos los aeropuertos del país. Y así es ahora con Cristina. Provocador, divo, exagerado, capaz, sesgado, por momentos agresivo. Entonces, y ahora. Los menemistas los odiaban como ahora lo hacen los kirchneristas. No quiero entrar en la discusion sobre quién cambió pero, los kirchernistas sensatos deberán reconocer que, como mínimo, la respuesta es compleja. Y el gobierno dedica muchas energías --demasiadas-- a pensar en Lanata. Primero era una fiesta ver en internet al mundillo K puteándolo en arameo. Luego, en la "Televisión Pública" le dijeron de todo: larrata, Massera, golpista, operador, alcahuete, vocero de Clarin, cómplie de la dictadura. Cualquier cosa. Después, a algún genio se le ocurrió ponerle el futbol enfrente para sacarle audiencia. Era obvio que ni funcionaría. Si Lanata perdía, no pasaba nada: era contra el fútbol. Pero si ganaba, en fin, iba a ser una noticia. Y ganó. Sin embargo, hasta el domingo, la Casa Rosada no lo había mencionado. La furia no había llegado al punto de insultarlo personalmente, de reconocer desde un nivel tan alto, lo mucho que les influye Lanata en el ánimo, a punto tal de no poder reprimir la necisdad de putearlo. Bueno. Eso es lo que hicieron ayer. No es necesario conocerlo. Con ver el programa se podía notar la alegría de Lanata. Sicario mediático, le dijeron. Así. Por escrito. En el barrio se evaluaba esta situación de una sola manera: picaron, pisaron el palito, hicieron justo lo que no tenían que hacer. Con la desmentida fría, alcanzaba. Pero no pudieron con su genio. En otra época, Menem acusaba a Página 12 de estar financiado por el narcotráfico. La tapa del dìa siguiente era "narcos/12". Luego decía que era un diario amarillo. Al día siguiente salía en papel amarillo. Los insultos --además esos, tan irracionales-- son divertidos para un periodista. Pero eso quizá sea algo secundario. Lo realmente impresionante de ese comunicado es que revela el clima que se vive en lo más alto del poder político. Están demasiado nerviosos por lo que fue un hecho casi natural de la democracia: los gobiernos, cada tanto, sufren reveses electorales. Dramatizan todo. Patalean. No se puede ganar siempre. Sin embargo, a la derrota le sucedió una catarate de insultos. El viceministro de Economía, Axel Kicillof, dijo que los candidatos opositores provienen de "un charco de podredumbre". La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotro, explicó los resultados electorales con una frase de cuatro palabras: "Los abominables tienen prensa". Anibal Fernández explotó de furia: "¿Qué carajo me importan los votos que hayan sacado los demás?". Y calificó a Massa como un hombre de Clarín. Carlos Kunkel sostuvo que "massita quiere ser el vocero de la oligarquía pero no le da". Cristina no solo calificó a los líderes de la oposición como jugadores suplentes y empleados del poder económico sino que también tuvo un arranque de machismo muy despectivo al referirse al matrimonio Massa: "Ahora hay un Duhalde con cara más joven. Hasta tiene su chiche". "Su chiche", sería Malena, la mujer del candidato. El actor Pablo Echarri calificó a Jorge Lanata como "larrata", al multimedio Clarín como el "mafiamedio" y diagnosticó que Lanata es un "psicópata". Ahora hay que sumarle los insultos del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli contra Lanata: "Sicario mediático", "asesino mediático", esas cosas que le gustan tanto decir y, la verdad, son cada vez más para consumo de unos pocos. Hace unos años, publiqué el libro Enemigos, que era --algunos lo recordaran-- un largo intercambio por mail con Claudio Loser, el argentino que más alto había llegado en la historia del FMI. El libro tuvo mucha repercusión. Un día, en la Casa Rosada, me lo elogiaron Alberto Fernández y Oscar Parrilli. Era el año 2004. Parrilli me dijo: "Solo te falto una cosa: decirle cipayo". Me dio un poco de risa. Se lo conté a Loser. Su respuesta fue original. "Mejor cipayo que zapallo". No sé. Me desvivo por dar un consejo. Pero no me van a dar bola. Así que me lo guardo.
Posted on: Mon, 19 Aug 2013 22:10:48 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015