Un día llegue a molestarme demasiado por lo que sucedía en mi familia. Por las circunstancias que estábamos viviendo. Fue tanta mi desesperación y frustración que salí de mi casa. Corrí, seguí corriendo, sin mirar atrás, sin detenerme, como nunca antes había corrido en mi vida. Quería alejarme de todo y todos. No pensé en nada. No necesitaba pensar. Me deje llevar por todo el coraje por toda la impotencia que tenía, era la calle contra mí. Mi madre fue a buscarme en el auto durante horas enteras. No lograba encontrarme. Llego un punto entonces, en el que me detuve un segundo y estuve a punto de ser atropellado. Después de ese momento decidí volver a casa. Era ya tarde y mi mamá aún seguía buscándome. Entré a mi casa y me senté en la sala. A los pocos minutos de haber entrado, mi madre regresó. Y en ese momento no tuvimos que decirnos nada. Solo nos miramos y entendimos todo. Nos abrazamos, sentimos lo que el otro estaba sintiendo, compartimos la experiencia en general. Pensé entonces en un poema que representa mucho para mí, me ayudo mucho a seguir adelante con mis sueños, decisiones y nunca desistir. Un poema que inspiró este cortometraje: “No desistas” de Rudyard Kipling. Este cortometraje entonces refleja ese segundo que tuve precisamente. En el que tuve una segunda oportunidad de regresar y cambiar las cosas, superarme en la vida. O seguir sin ningún rumbo fijo y enfrentarse a lo desconocido.
Posted on: Thu, 05 Sep 2013 06:30:06 +0000