Una anécdota de la cual no hay retorno: Por si no lo sabían - TopicsExpress



          

Una anécdota de la cual no hay retorno: Por si no lo sabían tengo aracnofobia, es decir, mucho miedo de verdad a esos bichos espantosos creados por Satán. Sucede que cuando vivía con mis padres, un sábado por la noche, encontrábame solo en mi casa en situación de pereza, nachos y cine del bueno. Pero los mandatos de la naturaleza a veces suelen ser desacertados y me urgían ganas de ir al baño a hacer "lo primero". Cuando prendí la luz del baño vi una araña muy grande en la blanca cortina de la ducha, pegué un grito digno de una niña y cerré la puerta en shock. Primero me pregunté por que suceden cosas así ya que limpiamos constantemente y maldije mi complicada situación, era matar o morir. Mis padres en el teatro y mis hermanos habían salido. La bestia no podía quedarse ahí y si bien podía atender mi necesidad en el baño de arriba mi conciencia no me dejaría tranquilo. Era indigno llamar a un vecino para que solucionase este temita jodiéndolo a la hora de la cena, por lo tanto, pensé en enfrentar al intruso enfrentando mis miedos. Claramente no podía hacerlo solo, entonces hice dos cosas, fuí a la computadora, puse este tema para darme coraje y agarré una sartén de metal, pesada, peronista y cojonuda. Fué así que los generosos parlantes hicieron sonar con fuerza este tema , épico como la puta madre, lo que me permitió entrar hecho un salvaje, haciendo ver a Sylvester Stallone como un niño llorón. Las estrofas de este himno de la niñez que derrochan masculinidad me posibilitaron pegar un salto con mi sartén y darle un golpe (fueron como 12) mortal al monstruo, eso si, les pido que imaginen la secuencia en cámara lenta como si de la película "300" se tratase. El cuerpo del arácnido falleció al instante impotente por no haber podido colonizar mis dominios, sin duda así mueren los valientes. Procedí a mirar al bicho y decirle "Fuiste un digno adversario, pero con Grayskull no se jode". Procedí a retirar su cadáver con una palita y una escoba para arrojarla al toilette y que su funeral fuera inmediato y respetuoso. Apagué la luz del baño y me fui con mi sartén, hacia el horizonte, en busca de nuevas aventuras y el teléfono para pedir helado para festejar este triunfo de aquellos, los hombres que a veces solemos ser titanes. Sin duda un episodio más de la batalla del bien contra el mal que a veces tiene forma de candidato noventista y otras de invasor de ocho patas. Un día como hoy, pero hace un añito y medio, sucedía esta historia adaptable al formato holywoodense. - The End - youtube/watch?v=77jP3ofBl3Q
Posted on: Sat, 14 Sep 2013 16:30:05 +0000

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