VALERIO TOBALDO, SUS ORÍGENES, SUS ANTEPASADOS. CÓMO SU FAMILIA - TopicsExpress



          

VALERIO TOBALDO, SUS ORÍGENES, SUS ANTEPASADOS. CÓMO SU FAMILIA FORMÓ PARTE DE LA INMIGRACIÓN ITALIANA PROCEDENTE DE VICENZA, REGIÓN DEL VENETTO (Octava parte) ¡Y el flechazo terminó en casamiento! En Noviembre de 1953 fallece mi padre a la temprana edad de 49 años. Mi hermanos se habían ido independizando y casándose. Los más chicos, Humberto y Hugo, estudiaban internos en los Salesianos. Con la muerte de mi padre, y como suele suceder, la familia se desmembró y poco a poco nos fuimos alejando en la distancia y en el afecto. La ausencia paterna para mí significó la pérdida del único pilar con el yo contaba, estaban mis hermanos pero tantos años fuera de casa dejan huella. Es difícil reintegrarse en el núcleo familiar cuando la ausencia ha sido tan larga, y estas son cuestiones que se deben asumir porque la elección ha sido de uno. Pero este sentimiento, como ya dije, fue resuelto gracias al gran cariño que siempre recibí de la familia de Marta. Desde el primer momento conté con el apoyo incondicional de Don Bartolo (como todos lo decían), y de Doña Eva, que con la inmensa bondad que la caracterizaba pasó a ser mi segunda madre. También los hermanos de Marta a los que aprendí a querer como mis hermanos. A esta altura yo seguía aprendiendo con la rutina diaria del campo, habiendo agregado a mis tareas el proyecto de construir la capilla de Benjamín Gould. A la comisión, muy reducida, la formábamos Doña Julia Boyle de Houlin, esposa del mayordomo; la Señora Juana Cheminet de Thomas, esposa de un estanciero vecino de La María; Donald , hijo de Doña Julia y Eugenio, hijo de Doña Juana. Doña Julia me apreciaba mucho porque era muy piadosa y los domingos en los que yo estaba de guardia la llevaba a misa a Canals. Y algunos sábados que no salía la llevaba a las reuniones con sus amigas. Las mucamas aprovechaban el viaje para ir al cine así que me quedaba a ver la película o me iba al bar con mis amigos hasta medianoche, horario en que las pasaba a buscar a todas y volvíamos al campo. Por supuesto mi predisposición caballeresca me impidió la asistencia a más de un bail. Los domingos que nos tocaba de guardia disponíamos de una camioneta chica durante todo el día pero por las noches podíamos usarla para salir, me juntaba con mis amigos y salíamos de farra por los pueblos vecinos. Pero no todos los domingos eran tan lindos. Alguna emergencia podía surgir. Recuerdo una guardia del mes de enero, pleno verano de Córdoba, cuando a la hora de la siesta uno de los tamberos, Don Evaristo Figueredo, me pidió que llevara a su esposa al médico ya que se había equivocado de frasco de remedio, en lugar del jarabe había tomado una cucharada de Untisal, remedio que se usaba para friccionarse los dolores reumáticos. La mujer estaba muy descompuesta del estómago y con unos dolores terribles. Don Evaristo dejó el caballo y nos fuimos en la camionetita a buscarla. La camionetita tenía sólo dos plazas delante y la señora Figueredo ocupaba plaza y media. El marido se tuvo que sentar en la parte de atrás sufriendo el agobiante calor y la nube de guadal (arena muy fina peor que la tierra). La pobre mujer se quejaba continuamente y empezó a vomitar sin parar. Estaba francamente mal y yo pensaba que no llegábamos al hospital. Próximos a Canals pasamos por un boliche cerca de la Fábrica La Genovesa y golpeándome la capota Don Figueredo me gritó “QUE LE PARECE DON TOBALDO SI PARAMOS Y NOS TOMAMOS UNA CERVECITA…”, ¡lo hubiera matado!. Llegamos al hospital, la internaron de urgencia y los dos nos volvimos a la estancia… En el mes de enero de 1955 me hice cargo en forma provisoria de La Florida, un campo tambero. Al entregármelo el Sr. Houlin mi dijo: “Ud. se hará cargo de este campo provisoriamente, no volverá más a La María pero dos veces por semana y un día a fin mes seguiré contando con su trabajo de supervisión en el escritorio de La María.” Y agregó : “Es el tiempo que me tomo, lo dejo solo, y esto es primero en premio por su conducta, no sólo como empleado sino también por su buena relación con el personal; y segundo para cumplir la promesa que le hice cuando le ofrecí el trabajo. Acuérdese que hablamos de cuatro años”. Don Houlin era un mayordomo muy severo, duro de llevar pero un hombre de palabra. Esto cambiaba todos los planes que íbamos haciendo con Marta. El traslado aceleró nuestra idea de casarnos, en La Florida tendría que vivir solo si no nos casábamos. Nos comprometidos el 15 de Julio de 1954 sin fiesta y en familia. De mi parte el único que estaba era el novio. Fijamos fecha de casamiento para el 12 de Marzo del mismo año. Todo corría a la velocidad de un Fórmula 1. Para empezar, compramos los muebles que íbamos pagando en cuotas. Y llegó el día del casamiento, lo celebramos en la Iglesia de Canals y con misa. Los padrinos fueron un primo de Marta llamado Herbé Coppa y y mi hermana Elsa. No todos pueden tener la gran satisfacción de que quién los une en matrimonio sea un amigo de la niñez y compañero de Seminario que se había ordenado hacía muy poco. Recuerdo con inmensa emoción, al terminar la ceremonia, al Padre Ragusa, mi gran amigo, con lágrimas en los ojos igual que nosotros los novios. Abrazó a Marta, me abrazó a mí y nos confesó con emoción que era el primer matrimonio que celebraba. Yo nunca en mi vida había visto que ante el altar un cura abrazara a los novios luego de su casamiento. Después de las fotos de rigor, un almuerzo muy sencillo en el Hotel Plaza con nuestros parientes y amigos más íntimos, y como siempre en mi vida debía aparecer un cura, o más, entre los invitados el Padre Bianco y el Padre Ragusa. Creo que es imposible expresar todo lo que se siente en ese momento único en la vida cuando dos seres unen sus destinos jurando ante Dios que esto será para toda la vida, en las buenas y en las malas .Con Marta ya llevamos 58 años de casados, ¿quién aguantando a quién? Habíamos programado el viaje de boda a las sierras de Córdoba y nuestro padrino de casamiento nos preguntó si ya teníamos reservado hotel. Le cometamos que teníamos dos direcciones. Pero él nos escribió en una tarjeta las referencias de otro que al parecer era muy bueno. En Córdoba pasamos ocho días muy lindos haciendo excursiones por la sierra y el dique San Roque. Con el dinero que teníamos no podíamos estar más tiempo. Cuando pedimos la factura: “nada, no deben nada…todo lo paga el Sr Herbé Coppa”...¡no haberlo sabido antes y nos quedábamos algunos días más!
Posted on: Thu, 26 Sep 2013 00:41:09 +0000

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