Very happy and honored to share with you this magnificent review from CODALARIO to our La Traviata in La Coruña: A GREAT TRAVIATA […] This productions success was held in two brilliantly designed and consistently stable pillars, the cast, headed for three great singers: Albelo, Nucci and Mosuc, and the musical direction of Ramón Tebar, young spanish conductor of extraordinary talent, who is developing an interesting international career but is not receiving in Spain all the attention that he deserves. It is one of our countrys flaws. It seems that one has to get success outside for many of our representatives, too many without the proper preparation, to realize the talent of our outstanding artists. An sometimes, not even so. The musical direction of Ramón Tebar meant a fresh air breeze, a bang of truly talent from a conductor whose art is driven with a conducting passion and joy which we have seen very rarely. Along his trajectory, Tebar has known how to find his own expressive way that seems to be inspired in Carlos Kleibers gestuality and absolute musicality. Already from the very first notes of the Prelude was evident his effort in order to obtain this musics dramatic tone, which began, with a wise move by conducting it batonless, in order to achieve an atmosphere of greater intimacy. It was pleasant to hear the orchestras good intonation during the fragment, but even further if possible in this prelude, where each line must be expressed smooth and in its place, where the tempo must be the right one, where each fluctuation in intensity denounces one line more than the other. The expressed accents added a touch of clean distinction to a well-adjusted concept that defends overall the beauty of the melody, but which also has an inner fire that aroused vertigo and passion at every single moment. During the whole performance we had the feeling of being in front of an interpretation in which the figure of the orchestra conductor was always present, something not very usual. Already in the operas first scene (“Del´invite trascorsa è già l´ora”), Tebar surprised us with a rhythmic demand that put the orchestra to the limits. Indeed, we found ourselves with a true Allegro brillantissimo e molto vivace, that the spaniard knew how to handle with masterly hand. The energy that injected from the very beginning, which was also kept through the whole performance, seemed to us really attractive, and although in some moments stability didnt exceed, the approximation ended up convincing us of the whole by observing the way in which chorus and the singers adjust themselves to the conductors great demands. There were nor dragging or forces against the maestro, but all the contrary, a desire to keep up with his artistic proposal, something not that easy. This level of communication seemed exceptional to us. Nonetheless, Tebar also knew how to put himself at the service of the cast, and he did it with generosity. The contrast between the sonorous and rhythmic vigor set up by the conductor and the placid phrasing of the principal performers at the time of expressing their respective solo fragments was perceived with naturally, without disdaining punctual moments where some singer relaxed themselves a bit. We highlight several moments of special beauty. The way of accompanying the famous Amami Alfredo was splendid, with controlled sonority but expressive at the same time. Because of the dramatic moment, the fragment gives room to emotion, but the scene, with Albelo and Mosuc at his best, left us one of the best moments of the evening. Tebar showed ownership of a gestural and expressive technic surprisingly natural and efficient, even in moments, that traditionally, are difficult to adjust between conductors and singers. We insist in that we find ourselves in front of one of the spanish conductors with more talent nowadays, just in case this has not been made clear to certain representatives. […] The orchestra performance was magnificent throughout the whole evening, adapting themselves as a globe to the strong rhythmic and sonorous demands of the conductor. - - - - - Muy contento y honrado de compartir con todos ustedes esta magnífica crítica publicada en CODALARIO de nuestra La Traviata en La Coruña: UNA GRAN TRAVIATA […] El éxito de la presente producción se sustentó en dos pilares brillantemente diseñados y consistentemente asentados, los del reparto, encabezado por tres grandes cantantes: Albelo, Nucci y Mosuc, y la dirección musical de Ramón Tebar, joven director español de extraordinario talento que está desarrollando una interesante carrera internacional pero que en España todavía no está recibiendo toda la atención que merece. Es uno de los males de nuestro país. Parece que hay que triunfar antes fuera para que buena parte de nuestros gestores, demasiados sin la debida preparación, se den cuenta del talento de nuestros más destacados artistas. Y a veces, ni siquiera así. La dirección musical de Ramón Tebar supuso un soplo de aire fresco, un aldabonazo de verdadero talento de un director cuyo arte está llevado por una pasión y alegría de dirigir que pocas veces hemos visto en la actualidad. A lo largo de su trayectoria, Tebar ha sabido encontrar un camino expresivo propio que parece inspirarse en la gestualidad y musicalidad absoluta de Carlos Kleiber. Ya desde las primeras notas del preludio fue evidente su esfuerzo por encontrar el tono dramático de esta música, que empezó a dirigir sin batuta y con acierto, para lograr una atmósfera de mayor intimidad. Fue agradable observar la buena afinación de la orquesta durante el fragmento, pero más si cabe en este preludio, donde cada línea debe estar expresada tersa y en su lugar, donde el tempo debe ser el justo, donde cada fluctuación en intensidad delata una línea más que otra. Los acentos expresados añadieron un toque de distinción limpio a un concepto equilibrado que defiende la belleza de la melodía sobre todo, pero que también tiene un fuego interior que infunde vértigo y pasión a cada instante. Durante toda la representación tuvimos la sensación de estar ante una versión en la que siempre estaba presente la figura del director de orquesta, algo poco habitual. Ya en la primera escena de la ópera (“Del´invito trascorsa è già l´ora”), Tebar nos sorprendió con una exigencia rítmica que puso al límite a la sinfónica. Efectivamente, nos encontramos ante un verdadero Allegro brillantissimo e molto vivace, que el español supo manejar con mano maestra. La energía que infundió desde el principio, que además se mantuvo durante toda la función, nos pareció realmente atractiva, y aunque en algún instante no sobrara estabilidad, la aproximación terminó por convencernos del todo al observar la manera en la que el coro y los cantantes se acoplaron a las grandes exigencias del director. No se dieron ni retrasos ni fuerzas en contra del trabajo del maestro sino, más bien, un deseo de estar a la altura de su propuesta artística, cosa nada fácil. Este nivel de comunicación nos pareció excepcional. Sin embargo, Tebar también supo ponerse al servicio del reparto cuando acompañaba, y con generosidad. El contraste entre el ímpetu sonoro y rítmico implantado por el director y el fraseo más sosegado de los principales intérpretes a la hora de expresar sus respectivos fragmentos solistas se percibió con naturalidad, sin menosprecio de algún momento puntual en el que algún cantante se relajó algo. Destacamos varios momentos de especial belleza. La manera de acompañar el famoso “Amami Alfredo” fue espléndida, de sonoridad equilibrada pero también expresiva. El fragmento se presta a la emoción por la situación dramática, pero la escena, con Albelo y Mosuc en estado de gracia, dejó uno de los grandes momentos de la noche. Tebar dio muestras de poseer una técnica gestual sorprendentemente natural y efectiva, incluso en lugares que, tradicionalmente, son bastante difíciles de cuadrar para el director y los cantantes. Insistimos en que nos encontramos ante uno de los directores españoles de mayor talento de la actualidad, por si no ha quedado claro a ciertos gestores. […] El trabajo de la orquesta fue magnífico durante toda la noche, adaptándose como un guante al fuerte nivel de exigencia rítmica y sonora impuesto por el director.
Posted on: Fri, 12 Sep 2014 18:58:20 +0000