Vivimos un tiempo de revelaciones junio 8, 2013 By Jacinto - TopicsExpress



          

Vivimos un tiempo de revelaciones junio 8, 2013 By Jacinto Chiclana 2 manzana-con-gusano Nuestro querido y vapuleado país se parece a un cajón de manzanas expuestas para la venta, exaltando mayoritariamente el sentido de la vista, con manzanas lustrosas y hermosas. Con sus vistosos y exultantes colores, que invitan a hincar los dientes en ellas, mientras la boca se nos hace agua, anticipando la jugosa fiesta de sabor y olor. El frutero sabio y experto promotor de sus productos las ha frotado con leche, o quizás con algún otro líquido secreto para darles esa apariencia rozagante. Los que pasamos frente al prolijo cajón de manzanas, debemos hacer un esfuerzo sobrehumano para no ceder ante la tentación de comprar las brillantes maravillas que el vendedor nos propone. Claro que, después de tantos años y tantos secretos revelados, la experiencia y las realidades ya nos han enseñado que, debajo de ese festival de lustre y color, las manzanas están todas podridas. Debajo de la primera capa de belleza espeluznante, pululan los gusanos de la corrupción, invadiendo sin remedio las pocas frutas que aún quedan impolutas, prometiendo solemnemente pudrir todo el cajón de abajo hacia arriba. A la querida Argentina, le pasa lo mismo. La podredumbre imparable avanza sin pausa, pero con bastante prisa, aprovechando quizás la aceleración que le imprime el declive imparable de un modelo vistoso y cautivador, aunque real sólo en los encendidos discursos propalados por los líderes vociferantes y aplaudidos por los bufones del reino, para una estoica gilada con cada vez menos giles y cada vez menos estoicos. No hay cosa que uno toque en la que no encuentre a los famosos gusanos depredadores. No hay prácticamente nada en lo que intervenga este peculiar estado y su especial filosofía de ejercer el poder que no esté manchado por el inicio de la corrupción orgánica o se vislumbre el inconfundible rastro del gusano invasor. Paso a paso, a pesar de todos los esfuerzos por banalizar o cajonear las denuncias que involucran a encumbrados personajes, ricos de la noche a la mañana, recostados a la sombra protectora de los ejercedores de este poder inmoral y sus bufones sonrientes, o simples y aventajados prestadores de sus nombres para resguardar las fortunas de sus protectores, van saliendo a la luz. Poco a poco se demuestra que los arrepentidos de haberse arrepentido sólo han dicho desde un principio la verdad o parte de ella. ¿Los motivos? Quizás miedo o búsqueda desesperada de autoprotección, o despecho, o extorsión… en fin, cualquiera de ellos. Cada día se hace más evidente que los imberbes del principio, embalados por alguno o varios de los sentimientos anteriores, prendieron el ventilador y desparramaron materia fecal para todos lados. Y cuando el estiércol amenazó embadurnarlos a ellos también o voces no demasiado amigables les aseguraron que en el futuro residirían permanentemente en la Chacarita, en un “mono ambiente” de 0,70 por 2,20 metros, aunque sin posibilidad alguna de “abandonar el cotorro”, se arrepintieron de haberse arrepentido y colocaron avisos en todos los diarios para ver si alguien podría venderles, a cualquier precio, el auto de “regreso al futuro” y así retroceder en el tiempo vertiginosamente. ¡Y aquí no ha pasado nada!, señores. ¡Fue sólo una jodita para Tinelli…!! La pudrición de las manzanas no comenzó con la denuncia del gordo insolente, Sería ser otro gil integrante de la gilada creer que ello fue así. Pero a partir de ese domingo iniciático, todo se exacerbó de tal manera que ahora, rasques donde rasques en la superficial pátina de lustre que recubre cualquier ámbito nacional, del modelo Nac & Pop, emerge, rotundo, imparable, triunfante y avasallador, el hedor fétido de la podredumbre producida por los excrementos de los gusanos que horadan las manzanas en todo el país. Hacé de cuenta que cada provincia es un cajón de manzanas lustrosas y hermosas. Cuando muevas la hilera de arriba, te sorprenderá la cantidad de reptantes que infectan a cada una de ellas y se alimentan con voracidad imparable. De tal manera que la década de los ’90 parecería el mundo mágico del Principito, comparándolo con esta avalancha de mierda que hoy nos inunda. Jaime, Echegaray, De Vido, Miceli, la pañueluda deslenguada y sus hijos por adopción, Schiavi, los Cirigliano, los Báez, los López, o cualquiera de los amanuenses de menor jerarquía y vuelo rasante que, imberbes o no, les manejan sus corruptas operaciones o lavados de guitas espurias son sólo la punta del ovillo en esta gran madeja de porquería que inunda la vida de los argentinos y que ya aceptamos casi de manera complaciente. Quizás lo más grave sea lo que reveló la encuesta realizada por una universidad, en la que surge como resultado vergonzante que la mayoría de los argentinos opina que: “si roba pero hace obras, igual lo acepto”. También ganó el “estaría dispuesto a pagar o recibir una coima bajo determinadas circunstancias” y otras respuestas tan descorazonadoras por el estilo. ¿No te hace eso pensar que “…estamos en el horno? ¿Nos estaremos acostumbrando? ¿Será cierto eso que dicen, que la corrupción es endémica, estructural y arraigada en la cultura de nuestra sociedad? No alcanzaría toda la producción de Papel Prensa de un año para escribir los casos de corrupción que, aunque más no sea, sacaron la cabecita a la luz por pocos instantes. Harían falta litros y litros de tinta para enumerar y describir todas esas operaciones en las que siempre alguien del riñón de esta monarquía absolutista y soberbia se queda con una o varias partes. Tampoco sería fácil describir los que no se conforman con una parte y se quedan con todo. Ante tamañas inmoralidades, que a Jaime le pagaran la luz, el teléfono, las expensas y le prestaran gratis un piso en Puerto Madero o le facilitaran lujosos aviones parece una nimiedad casi inocente. Como una picardía de adolescente, ¿viste? Es tanta la mierda que nos inunda, que cada nuevo aluvión nos hace olvidar del anterior, porque cada vez son más grandes, traen más basura y lo peor es que alguien nos ordenará sentarnos. Y entonces, como no puede ser de otra manera, terminamos preguntándonos: ¿Los veremos en cana? ¿Tendrán los jueces las bolas que hay que tener para condenar a Menem a prisión de cumplimiento efectivo y de ahí para adelante a todos los otros corruptos? ¿Inauguraremos una nueva etapa en nuestro castigado país, en la que los delincuentes de la política vayan en cana realmente? ¿Qué nombre le daríamos a ese proceso? ¿No sería ésa la verdadera revolución? Pero ésa sería una revolución genuina, con fines realmente superiores para la Patria y no al servicio de ideologías clasistas o foráneas. Una revolución, sí. Una revolución cultural que nos haga mejores ciudadanos y que sirva de instructivo para que, de una vez por todas, quienes pretendan ser políticos y representar al pueblo entiendan que vienen a servir y no a servirse. Y que si se desvían un milímetro de ello, pagarán con cárcel su ignominia. ¿Argentina año verde? Dios y Francisco quieran que no. Jacinto Chiclana Siempre el coraje es mejor la esperanza nunca es vana vaya pues esta milonga para Jacinto Chiclan
Posted on: Sat, 08 Jun 2013 15:32:03 +0000

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