Zacatecas, Zac. - Monterrey, N. L. Febrero 28, 1866. ESTIMADO - TopicsExpress



          

Zacatecas, Zac. - Monterrey, N. L. Febrero 28, 1866. ESTIMADO HERMANO: Acabo de regresar de un viaje a la ciudad de Zacatecas, la última aunque la más pequeña en importancia o interés. La distancia de aquí es quizá 410 millas, y cuando fui y regresé en treinta y cuatro días, de los cuales cuatro fueron Días del Señor y tres días de fiesta lo que dejó veintisiete días de trabajo; y en esos veintisiete días y viajé más de 800 millas y vendí cincuenta y seis Biblias, 218 Testamentos y treinta y cuatro porciones. Dondequiera, la gente recibió la Palabra gozosamente, y tuve que hablar varias veces. Me estoy preparando para regresar si es que no puedo ir a Matamoros, diciéndole que me ordenaron que sacara las Biblias fuera del país. ¿ Qué diría usted ahora cuando le diga que exactamente un año después de aquella fecha, he vendido, en el propio hogar del hombre que dio la orden cuarenta Biblias y sesenta Testamentos, y que se me pidió predicara allí, pero por razones que abajo explico decliné la invitación? ¿Quién eres tú, oh gran montaña? En un rancho pequeño, vendí diecisiete Testamentos y elevé el estandarte de la Cruz: hablé de ida, y prometí pasar un día del Señor en mi retorno, lo cual hice: juntando a la gente, hablé como tres cuartos de hora a una atento auditorio de treinta personas, y por supuesto, si me es permitido regresar, les hablaré de nuevo. Cuando llegué a Zacatecas, pregunté por un caballero muy distinguido de quien había escuchado menciones honoríficas, y supe que estaba en la capital del condado: pero a mi retorno me hallé a sólo cinco millas de su lugar, y que haciendo un rodeo de tres leguas podía verlo, y completar mis quince leguas reglamentarias al día. Así que fui, lo vi, y sostuve una conversación interesantísima con él como por tres cuartos de hora. No podía detenerme más, pues viajar en México es como ir en ferrocarril —debe uno llegar al lugar donde toma agua. Oí, mientras estuve en Zacatecas, de un sacerdote reformado con que en este caballero tenía intimidad, y deseaba yo cerciorarme de su real carácter, por ver si podríamos ganarlo; más me temo que no será posible. Este caballero, aparte de otros varios, expresó el más ferviente deseo de tener un Ministro del Evangelio. Entre otras cosas dijo: "No tenemos Religión de ninguna clase aquí". Y aludiendo a la pompa de las fiestas en Zacatecas le llamó idolatría. Iba a predicar en un pueblo pequeño a mi regreso, pero me hallaba demasiado enfermo. Me atacó la influenza y una inflamación en los pulmones. La cubierta de mi vagón se rompió con un fuerte viento en mi viaje de ida, y después de hablar, como siempre, fui a dormir en el vagón, pero como la cubierta estaba rota, y la noche era muy fría, cojí un fuerte resfriado y estuve enfermo doce días en el viaje de regreso. Estoy algo mejor, pero bastante lejos de estar bien, pero lo espero estar y continuar mi trabajo. Mi vagón se rompió al llegar a Saltillo. Un amigo me prestó una carreta para traerme a la casa, y luego envié a traer el vagón. Los caminos de México romperían un vagón hecho de acero de muelles. El tema de la conversación con el caballero de Zacatecas se lo daré en otra carta, cuando ya esté bien, si la Providencia lo permite. Como siempre en el Evangelio, muy sinceramente suyo, Santiago Hickey
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 14:39:31 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015