en septiembre; de verde, de blanco y de rojo Verde / Blanco / Rojo Verde: Esperanza. La esperanza nunca muere aunque a veces es un miserable sobreviviente. Servando conservó la esperanza intacta cuando perdió el trabajo en la ciudad después de años de trabajar para lograr un futuro mejor emigrando desde el terruño familiar. Tras una exhaustiva capacitación agropecuaria, decidió regresar y hacer de los viejos terrenos ejidales de su abuelo un patrimonio honroso, para vivir en la peligrosa medianía que queriendo ascender corre siempre el riesgo de perderse en los insondables terrenos de las deudas hipotecarias y los intereses bancarios. Conservó la esperanza un poco raspada cuando a causa de un accidente absurdo en la escuela local su pequeño hijo murió mal atendido por la ineficacia médica rural. Un poco maltrecha su esperanza se debatía del mismo modo que su esposa, enferma de cáncer desarrollado por beber durante muchos años agua contaminada, y aún cuando Esperanza murió, Servando conservó la esperanza pendiendo de un hilo. Con esa inquietud, esperaba conseguir una renovación a su préstamo para lograr, por un lado pagar las deudas contraídas por los gastos médicos para el cuidado de su mujer y por otro para lograr sacar a flote la producción que interrumpió por la misma causa. Claro, sus cultivos no eran tan importantes, producía alfalfa forrajera; alimento de ganado equino, vacuno y animales de corral, y lo había hecho bien desde que tomó el mando de las tierras del abuelo, pero no cosechaba el trigo, maíz o fríjol base del consumo nacional de granos para consumo humano que debía importarse, desde remotos países. Sin embargo, no logró la renovación y se vio en la necesidad de vender su propia tierra, tal vez a una trasnacional de productos enlatados o a una desarrolladora urbana. Después de los vanos intentos de hacer sobrevivir su producción forrajera, miró la región desde el avión de regreso a casa imaginó que tal vez por última vez mirarían sus ojos la amplitud de los campos. Como una sábana inmensa de retazos de color de siembra, se extendía los campos de cultivo: verde-alfalfa, dorado-trigo-sorgo-maíz, lila-clavel, rojo-rosas y claveles, amarillo-cempasúchil, blanco-coliflor y aún esos verdes difusos de selva, los verdes profundos del bosque, los cafés tenues e intensos de los campos recién sembrados y los ya acabados. Pensó aún que la esperanza nunca moriría mientras en algún rinconcito del mundo alguien pudiera sembrar auque sea un fríjol. Luego sufrió un infarto provocado por la acumulación de problemas lo dieron por desconocido, lo llevaron al hospital y lo asignaron a un asilo público, no había mucha diferencia, sin familia quedaría ahí o en cualquier otro lugar sólo mientras su esperanza terminara de minar su salud hasta acabarse y permitirle morir en paz. La esperanza es lo último que muere aunque a veces es un miserable sobreviviente. Blanco: La pureza delos ideales. Un ideal no existe en la realidad. La miraba de reojo constantemente y la espiaba desde su casa, justamente enfrente. Si Virginia por casualidad giraba el rostro él se ocultaba y ella pensaba que él se burlaba de ella o que como muchos otros le temía y se preguntaba cuál sería el defecto de su persona, de su cuerpo. Esteban la había espiado desde que él cumplió los siete años; la descubrió por casualidad y se dio cuenta que era una niña hermosa, comenzó sin darse cuenta a soñarla e imaginarla, a exaltar sus virtudes y minimizar sus defectos a través de más de trece años se había enamorado de ella y la deseaba. Traspasando el límite de sus propios temores y sobre todo las barreras físicas que le impedían poseerla logró llegar a su alcoba. Ahí, exánime y hermosa, al alcance de sus manos y de sus instintos la miraba y quiso tomarla. Sin embargo, haciendo gala de un autocontrol que rayaba en el miedo a lo desconocido la miró extasiado largo rato y luego como el bandido que fue al entrar sin permiso, salió sigiloso y furtivo para conservar por siempre esa imagen pura y virginal de su amor platónico. La única manera de mantener imperturbable la naturaleza inmarcesible de un ideal perfecto es mantenerlo en el plano de las ideas, la realidad por naturaleza con el roce de los detalles cotidianos corrompe, ensucia, transforma. El ideal llevado al hecho se degrada... Rojo: La sangre derramada por los héroes. La sangre contenida por la vida, es la pasión secreta de los débiles. Sebastián entró a casa con el alma en un hilo, cierto que no era un hombre valiente, pero sus temores naturales eran cosa nimia comparados con el temor de vivir desde que cada día se había convertido en una hazaña, como era la irrupción en una jungla con peligrosos depredadores que asechaban en cada esquina y que se enmascaraban con rostros como el suyo propio. El de hoy, había sido un día no menos violento que cualquier otro, habían asaltado el camión en que viajaba por la mañana en dirección a su trabajo, le habían descontado el día laboral por un retardo de diecisiete minutos, su amigo no le había devuelto el cambio cuando le hizo el favor de traerle un té para calmar sus nervios... pero al fin, había logrado regresar a casa a salvo, sin un sólo rasguño en la piel aunque no sucediera lo mismo con su confianza y autoestima. Abrió, entró y cerró la puerta sin siquiera mirar atrás, comenzando apenas a respirar aliviado palpando la pared para encender la luz. Al hallar el interruptor sintió el contacto frío y el brillo lacerante de una navaja en su costado, una mano que se introducía por entre los bolsillos de su saco y la sangre densa que se derramaba sin que nadie notara la extinción de la vida de un héroe. Un hombre ordinario que había logrado cada día vencer sus miedos para salir a trabajar regresando a casa para convivir con sus miserias sonriendo con cautela hasta que la realidad lo alcanzó. Los héroes históricos no han sido seres humanos, no tuvieron necesidades fisiológicas, ni problemas económicos, no se enfrentaron a la lucha entre su necesidad y su deber patriótico, sus propósitos eran tan firmes y confiaban tanto en la consecución de ellos que jamás dudaron en arriesgar su vida. En contraste, nosotros, héroes, aunque anónimos, no realizamos proezas extraordinarias porque estamos inmersos en la vulgar dicotomía de alimentarnos, de alimentar a nuestras familias, de tener un techo, un patrimonio, una patria y por ello dudamos, siempre dudamos en arriesgar nuestras vidas que jamás tenemos seguras. Sin embargo, los tiempos han cambiado; un hombre en tiempos de guerra, es héroe tan sólo por vivir defendiendo a los suyos y lo suyo, en tiempos de paz un deportista, un sobreviviente podría ser héroe, en tiempos complejos en que el desarrollo, la estabilidad, la legalidad y la soberanía son superficiales y subjetivas, un ser humano debe enfrentar cotidianamente temores que serían excepcionales, resolver problemas extraordinarios a cada instante; en tiempos difíciles pero no evidentes un hombre es héroe por vivir honestamente a pesar de los problemas que le agobian, y al final nos cuentan no en la historia de la patria ni en leyendas épicas sino en estadísticas delictivas que preferiríamos no existieran.
Posted on: Mon, 23 Sep 2013 17:36:10 +0000
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