piel de la Madre, que se había convertido en una capa elástica - TopicsExpress



          

piel de la Madre, que se había convertido en una capa elástica como la mía. Agujereé el cuerpo inmortal que había llegado a ser tan indestructible como engañosamente frágil; la hoja atravesó el corazón. Lo corté a derecha e izquierda; luego me detuve a observar. »Su sangre brotó viscosa y espesa un momento; durante un instante su corazón dejó de latir; el corte empezó a cicatrizar; la sangre derramada se endureció como ámbar ante mis propios ojos. »Pero lo más significativo fue que había percibido en mis entrañas el momento en que el corazón había dejado de bombear sangre; había percibido el vértigo, la vaga desconexión; el mismo murmullo de la muerte. Sin duda alguna, por todas partes del mundo, los bebedores de sangre lo habían sentido; los jóvenes quizá con más fuerza, con un impacto que los hizo tambalearse. El núcleo de Amel aún estaba dentro de ella; las terribles quemaduras y la daga, eso probaba que la vida de los bebedores de sangre residía en el interior del cuerpo de ella y que siempre sería así. »De no ser así, yo la habría destruido en aquel mismo instante. La habría cortado pedazo a pedazo; porque no había lapso de tiempo que pudiese enfriar el odio que sentía hacia ella; el odio por todo lo que había hecho a mi pueblo; por haberme separado de Mekare. Mekare, mi otra mitad; Mekare, mi propio yo. »Qué magnífico habría sido que los siglos me hubiesen enseñado el perdón; que mi alma se hubiera abierto a ser comprensiva con todas las maldades infligidas a mi pueblo. »Y es que es el alma de la humanidad la que a través de los siglos se dirige hacia la perfección, la raza humana la que cada año que pasa aprende a amar mejor y a perdonar. Yo estoy anclada en el pasado por cadenas que no puedo romper. »Antes de irme limpié todo rastro de mi acción. Contemplé las dos estatuas quizá durante una hora, contemplé los dos seres malignos que tanto tiempo atrás habían destruido a mi gente y nos habían procurado tanta maldad, a mi hermana y a mí, y que, en retorno, habían recibido tanta maldad. »—Pero al final no venciste —dije a Akasha—. Tú, tus soldados y sus espadas. Porque mi hija, Miriam, sobrevivió para perpetuar la sangre de mi familia y de mi gente a través de los tiempos; y, eso, que tal vez no signifique nada para ti mientras permaneces sentada ahí en silencio, lo significa todo para mí. »Y las palabras que pronuncié eran verdad. Pero enseguida pasaré a la historia de mi familia. Dejad que trate ahora de una victoria de Akasha; Mekare y yo no nos hemos vuelto a encontrar nunca. »Porque, como ya os dije, nunca en mis viajes encontré, hombre, mujer, o bebedor de sangre que hubiera visto a Mekare u oído su nombre. Erré por todas las tierras del mundo, en algún momento u otro, en busca de Mekare. Pero había perdido su pista por completo, como si el gran mar occidental se la hubiese tragado. Siempre he sido sólo un ser a medias en busca de lo único que lo puede completar. »Sin embargo, en los primeros siglos supe que Mekare vivía; había veces en que la gemela que soy sentía el sufrimiento de la otra gemela; en oscuros momentos de ensueño, conocía
Posted on: Wed, 04 Sep 2013 01:46:47 +0000

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