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reseña sobre Alvaro Mutis A continuación transcribo un reportaje reducido sobre la vida de este importante escritor colombiano, muy querido por la generación a la que pertenece Gabriel García Márquez. Este importante poeta colombiano nació en Bogotá el 25 de agosto de 1923 y murió el 22 de septiembre de 2013. Fue además un novelista destacado. Recibió en vida premios importantes como el premio Xavier Villaurrutia, así mismo el premio Príncipe de Asturias de las letras en el año 1997, por otra parte recibió el Premio Reina Sofía de poesía Iberoamericana en 1997, el premio Cervantes en el año 2001, y también el premio Internacional Neustadt de Literatura en 2002. Leamos el reportaje de AP. Álvaro Mutis: “Cada poema nace de un ciego centinela que grita al hondo hueco de la noche” (Bogotá, 23 de septiembre. AP) — A pesar de las dificultades que enfrentó, entre ellas tres años en un siniestro penal mexicano, Álvaro Mutis Jaramillo logró brillar intensamente en la literatura, desarrollando una extensa obra de novelas y poesía que le granjeó gran cantidad de galardones. Mutis falleció el domingo en México, informó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Tenía 90 años. En unas breves declaraciones vertidas a la emisora local Caracol Radio en agosto, el escritor se mostró feliz por haber arribado a esa edad y por los homenajes de sus amigos a su obra. “Me siento mejor, ahí vamos”, afirmó cuando se le preguntó por su salud. Nacido el 25 de agosto de 1923 en Bogotá, Mutis gozó de amplia popularidad fuera de Colombia y fue considerado por la crítica como uno de los más sobresalientes poetas y narradores de su generación, después de su buen amigo Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura en 1982. “Poemas de Mutis y cuentos míos habían coincidido por lo menos una vez en el suplemento ‘Fin de Semana’, y nos bastó con vernos para que iniciáramos una conversación que todavía no ha terminado, en incontables lugares del mundo, durante más de medio siglo”, escribió García Márquez en su obra “Vivir para contarla” (2002). “Primero nuestros hijos y después nuestros nietos nos han preguntado a menudo sobre qué hablamos con una pasión tan encarnizada, y les hemos contestado la verdad: siempre hablamos de lo mismo”, agregó el Nobel colombiano. Mutis vivió hasta los nueve años (aunque existen versiones de que hasta los 11) en Bruselas, adonde llegó cuando tenía dos junto a su padre, el entonces embajador Santiago Mutis Dávila, y su madre Carolina Jaramillo, quien ejerció gran influencia sobre el escritor tras el fallecimiento de su padre en la capital belga. “Murió a los 33 años. Se fue cuando más lo necesitaba. Para mí fue como una amputación brutal. Después de su muerte estuve solo dos años más en Bélgica”, había dicho Mutis. “Estoy seguro de que, en Colombia, mi madre fue una de las primeras mujeres que vivió la vida como quiso“, le dijo Mutis al periodista colombiano Fernando Quiroz en el libro “El reino que estaba para mí” (1993), según un reportaje publicado en agosto por el diario bogotano El Tiempo. Cuando sólo tenía 18 años, contrajo matrimonio con Mireya Durán Solano en 1941, con quien tuvo tres hijos: María Cristina, Santiago y Jorge Manuel. Tras su divorcio se casó por segunda vez con María Luz Montané, en 1954, de cuya unión nació María Teresa. Su radicación en México El escritor viajó a México en 1956 con cartas de recomendación para el cineasta español Luis Buñuel y para el productor de televisión mexicano Luis de Llano Palmer, quedándose a vivir en la capital de ese país. Tres años después de su llegada a territorio mexicano pasó 15 meses detenido en la penitenciaría de Lecumberri, en la Ciudad de México, tras hacerse efectiva una demanda en su contra por malversación de fondos en la multinacional norteamericana Esso, en la que laboró como jefe de relaciones públicas. Después de esta experiencia nació el “Diario de Lecumberri” (1959), uno de sus primeros libros de narrativa en el que cuenta sus vivencias durante el encierro y la soledad en el llamado “Palacio Negro”, de muy mala fama y en la actualidad transformado en sede del Archivo General de la Nación. En la prisión conoció aspectos ocultos de algunos siniestros personajes encerrados allí, situaciones que plasmó en tres relatos: “Antes que cante el gallo”, “Sharaya” y “La muerte del estratega”. El mismo Mutis aseguró que la reclusión en Lecumberri fue “una lección que nunca olvidaré sobre los estratos más intensos y profundos del dolor y del fracaso”. “En Lecumberri pasé 15 meses que marcaron mi vida. Aprendí a aceptar las cosas como se nos van presentando, a saber que nada finalmente es grave”, agregó. La extensa obra del autor, según la crítica, se distingue por una rica e interesante mezcla de narrativa y lírica. Su personaje más afamado fue Maqroll, el Gaviero, un misterioso marino que siempre rondó la frontera de la ilegalidad y que aparece en varias de sus obras. Su adolescencia transcurrió entre el billar y las clases de literatura del poeta colombiano Eduardo Carranza, en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en Bogotá, uno de los más antiguos de Colombia. Un día antes del llamado “Bogotazo” —un período de desórdenes en la capital colombiana tras el asesinato del político Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948_, Mutis lanzó su primera obra: “La Balanza”, un cuadernillo de poesía de 200 ejemplares que publicó en compañía de su amigo Carlos Patiño Roselli e ilustrado por Hernando Tejada. Mutis trabajó como locutor, ejecutivo cinematográfico, actor de radio, columnista de algunos periódicos colombianos, jefe de una empresa de publicidad y como jefe de relaciones públicas de la empresa de aviación Lansa, firma que en un principio operó en la costa Caribe colombiana. Tras jubilarse en 1988 se dedicó por entero a leer y escribir. La obra de Mutis en el género narrativo comprende, entre otras: “Diario de Lecumberri” (1959); “La mansión de Araucaima” (1973); “La verdadera historia del flautista de Hammelin” (1982); “Empresas y tribulaciones de Maqroll el gaviero”, que comprende las novelas “La nieve del Almirante” (1986), “Ilona llega con la lluvia” (1988), “Un bel morir” (1989) y “La última escala del tramp steamer” (1989), “Amirbar” (1990), “Abdur Bashur, soñador de navíos” (1990) y “Tríptico de mar y tierra” (1993). En poesía publicó “La balanza” (1948), “Los elementos del desastre” (1953), “Reseña de los hospitales de ultramar” (1958), “Los trabajos perdidos” (1964), “Summa de Maqroll el Gaviero” (1973), “Caravansary” (1981), “Los emisarios” (1984), “Crónica regia y alabanza del reino” (1985) y “Un homenaje y siete nocturnos” (1987). Escribió también tres ensayos sobre periodismo y siete antologías de poesía. Durante su trayectoria literaria fue galardonado con el Premio Nacional de Letras de Colombia en 1974, el Premio de la Crítica de Los Abriles en México en 1985, el Premio Médicis Étranger en Francia en 1986, y la Orden de las Artes y las Letras en el grado de Caballero del mismo país, entre más de una veintena. En 1997 fue honrado en España con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y en 2001 recibió el Premio Cervantes de Literatura. CADA POEMA Cada poema un pájaro que huye del sitio señalado por la plaga. Cada poema un traje de la muerte por las calles y plazas inundadas en la cera letal de los vencidos. Cada poema un paso hacia la muerte, una falsa moneda de rescate, un tiro al blanco en medio de la noche horadando los puentes sobre el río, cuyas dormidas aguas viajan de la vieja ciudad hacia los campos donde el día prepara sus hogueras. Cada poema un tacto yerto del que yace en la losa de las clínicas, un ávido anzuelo que recorre el limo blando de las sepulturas. Cada poema un lento naufragio del deseo, un crujir de los mástiles y jarcias que sostienen el peso de la vida. Cada poema un estruendo de lienzos que derrumban sobre el rugir helado de las aguas el albo aparejo del velamen. Cada poema invadiendo y desgarrando la amarga telaraña del hastío. Cada poema nace de un ciego centinela que grita al hondo hueco de la noche el santo y seña de su desventura. Agua de sueño, fuente de ceniza, piedra porosa de los mataderos, madera en sombra de las siemprevivas, metal que dobla por los condenados, aceite funeral de doble filo, cotidiano sudario del poeta, cada poema esparce sobre el mundo el agrio cereal de la agonía.
Posted on: Mon, 23 Sep 2013 20:15:28 +0000

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