sa misma noche de marzo, en un lugar de la ciudad. —¿Una cabina - TopicsExpress



          

sa misma noche de marzo, en un lugar de la ciudad. —¿Una cabina para grabar? No me jodas. ¿Para grabar qué, Katia? Mauricio torres no da crédito a lo que representada le acaba de pedir. —Es un favor. Necesito que me consigas un estudio para mañana en la tarde. —¿Y quién lo paga? —Vamos Mauricio. Habla con la discográfica. Seguro que no habrá problemas de ningún tipo. —No habría problemas si no llevaras toda la semana escaqueándote de entrevistas, presentaciones y actos promocionales. Llevo tes días con el culo al aire. ¿Sabes la cantidad de disculpas que llevo pedidas? —No será para tanto —¿Que no será para tanto? Mira, Katia, no me toques los... La chica del pelo rosa sonríe al otro lado de la línea telefónica. Le divierte alterar los nervios de su representante. Se lo imagina de un lado para otro de la habitación con una mano metida en el bolsilla y sudando a borbotones. Pero es un gran tipo, una de las mejores personas que ha conocido y de las pocas en las que puede confiar realmente. Y eso, en este mundo en el que ella se mueve, tiene mucho valor. —Perdona. Va, Mauricio, Perdóname. Prometo portarme bien a partir de ahora. —Pareces una niña pequeña y consentida. —Aún soy joven. Acabo de llegar a esto. ¿No me perdonas? —pregunta con voz melosa. —Sí, te perdono, joder. —Gracias, eres el mejor. Mauricio escucha un ruidosos beso en si teléfono. EE Blue Jeans ~ 445 ~ Canciones Para Paula —Katia, tienes veinte años. Ya no eres una cría. Y debes cumplir con una serie de compromisos que además tienes firmados. No puedes hacer lo que se te venga en gana y cuando quieras. —Que sí, que sí. Si lo sé. ¿Y no le he hecho bien hasta esta semana? He cumplido ¿no? —Sí, pero en este negocio hay que estar siempre al pie del cañón. Hoy todos quien darte una palmadita en la espalda y chuparte los pies. Pero, si empiezas a fallar, lo que te darán será una patada en tu precioso trasero. —Gracias por lo de precioso. Qué bien quedas cuando quieres. Ya debería saber que tu éxito dura lo que tardea en llegar el éxito a otro. —Vale, captado. Miraré la agenda y me organizaré. —Eso espero. —¿Mañana por la tarde tengo algo? —No. Anulé la firma de discos en el Corte Inglés con la excusa del accidente. —Ah, bien. Entonces, ¿me puedes conseguir la cabina de grabación? Mauricio Torres resopla. “Estos artistas son todos iguales. Exigir, pedir, exigir, pedir”. Y él pensaba que la fama no había cambiado a Katia... —Veré qué puedo hacer. No te prometo nada. —Bueno. Sé que lo conseguirás. Eres el mejor representante que una cantante puede tener. —No me hagas la pelota y cumple con tus obligaciones. —Que sí... No te preocupes. —Pues el viernes por la noche tienes un bolo en una sala del centro. Estaba a punto de anularlo también, pero, como has dicho que vas a cumplir con tus obligaciones, no lo haré. —¡Joder, qué coñazo! —Es importante. Van ejecutivos propietarios de una productora de televisión. igual te ofrecen algún papel para una serie juvenil. —Uff. No soy actriz, no me va para nada eso. —Bueno, tú vete. Nunca está de más rodearse de peces gordos. Y estos son como ballenas. Blue Jeans ~ 446 ~ Canciones Para Paula —Las ballenas no son peces: son ballenas —le corrige Katia riendo. —Mira, Katia, no me toques los... —Ya, ya. —La chica suelta una carcajada. Le encanta provocar a Mauricio —. Bueno, hacemos una cosa. —¿El qué? —Tú me prometes que para mañana por la tarde tengo a mi disposición de una cabina en un estudio y yo te prometo que el viernes por la noche voy a lo de las ballenas. —¿Chantaje? —¿Quieres llamarlo así?? Vale: chantaje. —Pero si todo es por tu bien... En realidad, a mí me da lo mismo. Es tu carrera. —Y tu profesión, Mauricio. Cuanto más gane yo, más ganas tú. No seas victimista. El representante guarda silencio unos instantes. —Está bien. Mañana tienes la cabina. Pero como me falles el viernes... —No lo haré, no te preocupes. —Vale, eso espero. —Bueno, cuando sepas lo de la cabina me llamas y me confirmas. —Ok. —Hasta mañana, entonces, Mauricio. Y gracias de nuevo. —Hasta ma... ¡Ah!, espera un momento, hay algo que... Espera. ¿Dónde lo he puesto? —¿El qué? ¿Qué buscas? El hombre murmura alguna cosa que Katia no alcanza a entender. ¿Qué haces? —Aquí está. —¿Ya has dado con lo que buscabas? —Sí. Esta tarde he pasado por la discográfica y me han entregado decenas de cartas de tus fans. He abierto algunas. —Joder, Mauricio, ya te vale. —Si son todas iguales... La mayoría diciendo chorradas que te recuperes cuanto antes. Blue Jeans ~ 447 ~ Canciones Para Paula —Qué monas son. —Y pesadas. —Alguna otra. —Bueno. El caso es que ha llegado una carta distintas que las demás. Te lo leo: Buenos días, tardes o noches. Para mí buenas noches, ya que le escribo cuando la luna y las estrellas me cobijan, en primer lugar, muchas gracias por abrir este sobre y perdón por las molestias causadas. Le habrá sorprendido este envío. Es lógico. A mí también me pasaría. Me explico. Soy un chico que pretende ser escritor. Algo difícil, lo sé, pero estoy poniendo todo mi empeño y mi esfuerzo en ello, y no solo escribiendo, sino moviendo todo lo que esté a mi alcance para al menos tener la oportunidad de ser leído. Y quién sabe si algún día alguna editorial se fijará en todo esto. Lo que le mando en esta funda transparente son las catorce primeras páginas de Tras la pared, la historia que en estos momentos estoy escribiendo. Solo pretendo divertir, entretener, quizá es demasiado romántico, tal vez irreal; a lo mejor infantil, juvenil, adolescente. Da igual: es en lo que ahora mismo estoy metido, y estoy satisfecho con ello. Aunque la verdad es que me queda mucho que aprender. Hace unas semanas comencé a escribir una historia en Internet, en un fotolog. Pero, ¿por qué no seguir intentando crecer? Usar la imaginación para posibilitar que personas conozcan lo que hago. Y en ello estoy. Lo que pretendo: en esta historia, la música es una parte muy importante de la trama. A lo largo de todo el libro introduzco canciones que los personajes en un momento u otro escuchan. Pero ¿por qué no una dedicada exclusivamente para Tras la pared? Ya sé que esto es un atrevimiento, una osadía por mi parte. No tendrá tiempo ni para respirar, así que para dedicarlo a componer una canción para mi libro, será casi un imposible. En ese “casi” sostengo mi esperanza. Contra con un tema creado por usted para mi novela sería la guinda definitiva para esta aventura. Cuanta más gente consiga que nos conozca a la historia y a ni, más posibilidades tendré que una editorial. Es u sueño, mi sueño, y usted está formando parte de él. Y si quiere puede colaborar. La dirección de mi fotolog, por si le interesa, es: fotolog/tras_la_pared Blue Jeans ~ 448 ~ Canciones Para Paula Y, mi MSN, para cualquier cosa que necesite: traslapared@hotmail o alexescritor@hotmail. Nada más. Le vuelvo a pedir perdón por el atrevimiento. Gracias por su atención y disculpas por las molestias. Atentamente, el autor. Mauricio torres coge aliento. Lo ha leído todo seguido, casi sin respirar. —¡Ah, qué interesante! ¿no? —dice Katia que no ha comprendido demasiado de lo que su representante le acaba de leer. —No está mal. Mañana te pasaré las páginas del libro para que las leas. Me resultado curiosa esta extraña iniciativa. Y osada. Pedir una canción para su historia es echarle valor al mundo. Merece que al menos lo tengamos en cuenta. —Pues sí. —Además hay un tema de los descartados que se adecúa perfectamente a la historia: el de Quince más quince. —Mañana me lo enseñas y lo estudio, ¿vale? —Perfecto. —Bueno, Mauricio, te dejo ya. Acuérdate de llamarme con eso. —No te preocupes: cumplo mis promesas. Espero que tú hagas lo mismo. —No problem. Buenas noches. —Buenas noches. Katia es la primera en colgar. Ya tiene la cabina. Le ha costado convencer a su representante. Y todo para grabar la canción dedicada a la novia de Ángel. ¡Uff! Al menos espera que el periodista pueda acudir a la grabación. Si no ¿qué sentido tiene todo aquello? Blue Jeans ~ 449 ~ Canciones Para Paula se día de marzo, por la noche, en otro lugar de la ciudad. Se mira al espejo. Tiene ojeras. Demasiadas. Hace días que sus ojos están acompañados por una permanente sombra morada. Y no, no es producto de una feroz pelea con el matón del instituto, ni tampoco la consecuencia de una caída de bicicleta, ni tan siquiera se ha golpeado contra el poste de una portería de fútbol. El violeta de los ojos de Mario indica cansancio, tensión, problemas, falta de sueño. ¿Eso es normal en un chico de quince años? Abre la pasta de dientes y unta un poco en su cepillo. Tiene sabor a menta, extrafuerte, aunque la intensidad de ese frescor ha ido desapareciendo a medida que el, tubo se ha ido vaciando. Aún así todavía pica. Ha sido un estúpido. Sí, cada vez tiene más claro que con los años se está volviendo más gilipollas. Cuando cumpla veinte tendrán que inventar una palabra que lo defina solo a él y que sea sinónimo de imbécil, capullo o inútil, entre otras cosas. ¿Por qué antes le ha dicho eso a Diana? Es cierto que lo estaba presionando, que ella no tenía derecho a hablarle así sobre su manera de actuar con respecto a Paula. Se estaba metiendo en donde no la llamaban. Si la quiere desde que era un niño y todavía no se lo ha confesado, es problema suyo. Pero también es verdad que lo que le soltó gritando no es una persona medianamente educada y cabal. Se enjuaga la boca y escupe. La puerta entreabierta del cuarto de baño chirría levemente cuando su hermana entra. —¡Ups, estás tú aquí! —dice Miriam, fingiendo que no se había dado cuenta de que el baño estaba ocupado. La chica había mirado primero por el hueco que quedaba y, al ver a Mario cepillándose los dientes, decidió entrar. Está preocupada. Cuando Diana se fue de esa manera trató de hablar con su hermano, pero este no quiso. —Pues ya ves que sí —protesta el chico, que se vuelve a meter el cepillo de dientes en la boca. —Bueno, pero no estás haciendo nada que no pueda ver, ¿no? EE Blue Jeans ~ 450 ~ Canciones Para Paula Mario no responde. Se limita a mover la cabeza de un lado a otro. Miriam avanza hasta el lavabo. Se sitúa al lado de su hermano y coge su cepillo. El chico observa a través del espejo. No es habitual que se laven los dientes juntos. Para ser exactos es la primera vez que sucede. —¿No me vas a decir qué te pasó esta tarde con Diana? La chica también unta su cepillo y empieza a lavarse los dientes. Mario vuelve a escupir. —No. No creo que deba decirte nada. —Ha tenido que ser algo muy gordo para que se fuera de casa de esa manera. El chico no responde. Continúa cepillándose. —¿Te ha preguntado si ella te gusta? Es que... Mario se detiene al oír a su hermana y la fulmina con la mirada por el espejo. —Porque si es eso... No sé, Mario. Si ha sido así... y estabais solos... —Miram, ya. Para. —No sé qué pensaras tú, pero nosotras creíamos que Diana te gustaba y... Quizá ha sido culpa de todas. —Miriam, vale ya, ¿no? —Es que me sabe fatal que mi hermano y una de mis mejores amigas se hayan enfadado de esa manera. —Vale, te entiendo. Pero es cosa nuestra. Ya se arreglará. —Eso espero. Los dos siguen lavándose los dientes en silencio. Mario es el primero en terminar. Suelta el cepillo en su estuche y se da el último enjuague. Remueve unos segundos el agua en la boca y escupe. —Me voy a la cama. Miriam se enjuaga también para poder hablarle. —¿Ya? —Sí. Estoy cansado, aunque no sé si podre dormir algo. Últimamente no pego el ojo. —¿No duermes por las noches? Blue Jeans ~ 451 ~ Canciones Para Paula —Casi nada. —Deberías de hablar con mamá del tema. —Paso. Ya conseguiré dormir un día de estos. La chica observa os ojos de su hermano. Tienen un color morado muy preocupante. Parece un vampiro que acaba de salir de su ataúd. Afortunadamente, todavía se refleja en el espejo. —¿Y no vas a llamar a Diana para aclarar las cosas? —No. —¿Hablarás con ella en el insti? El chico camina hasta la puerta. Su hermana lo sigue por el cristal. ¿Ha crecido? Parece más alto. También más maduro. Las heridas curten, pero a la vez dejan secuelas que hacen que cumplas más años de los que realmente tienes. —Buenas noches, Mario. Que descanses. —Buenas noches. Miram se queda sola en el cuarto de baño. Siente tristeza. Aunque la relación con Mario nunca ha sido muy cercana, no deja de ser su hermano. Y lo aprecia y lo quiere. Estaría encantada de que encontrara una chica que se convierta en su novia y, si además fuera una de sus amigas, una de las Sugus, sería fantástico. Todo indicaba que la candidata era Diana, parecía obvio, pero quizá haya forzado demasiado la situación. Quién sabe si en realidad no le gustaba, sí todo ha sido un malentendido y ahora están recogiendo las consecuencias del error. En tal caso ella también sería culpable. Mario entra en su habitación. La pesada de Miram ya no lo deja tranquilo ni lavarse los dientes. Ella tiene parte de culpa de todo lo que ha pasado, aunque continúa que hay un responsable por encima de todos: él mismo. Es muy incomodo sentirse así. Sabe que ha hecho algo mal, pero no ve la solución cerca. Al menos hasta mañana, cuando se encuentre cara a cara con Diana. ¿Cuál será su reacción? ¿Y la de él? ¿Cómo podían pensar que le gustaba Diana? Aunque tiene que reconocer que la chica no está mal. Es muy torpe en matemáticas, eso sí, y no aprobaría el examen del viernes ni aunque el profesor le regala tres puntos. Pero hay más en ella de lo que creía. Los paseos de estos días de vuelta a casa después de las clases han sido muy agradables. Y, físicamente, no es Paula, pero está bastante bien. Blue Jeans ~ 452 ~ Canciones Para Paula ¡Paula! Vaya, lleva tanto tiempo pensando en Diana que se ha olvidado incluso de Paula. No tiene dudas acerca de sus sentimientos, ¿verdad? Él, de quién está enamorado es de Paula. sí. Claro que sí. ¿Estará ahora con aquel trío? Por eso se fue, ¿no? Un fuerte halo de tristeza le sacude con aquella idea. —Joder —dice en voz baja, mientras se deja caer de espaldas en la cama. Pero no es momento para derrumbarse. Debe de concluir con el trabajo con el que empezó y que tantas horas le está ocupando en la madrugada. De un brinco se incorpora, camina hasta su ordenador y lo enciende. Algún día puede que tenga una mínima posibilidad de conquistar el corazón de la chica que ama desde que era pequeñajo. Entra en Google y escribe; “Camila letra coleccionista de canciones”. Abre la pagina de la primera opción que aparece. Allí encuentra la canción y lee la letra. Es preciosa. Le recuerda tanto a Paula... Sabe que a ella le encanta este tema. Muchas veces veía en el MSN que lo escuchaba. Suspira y con el cursor marca la opción de “Copiar”. Y vuelve a suspirar. No hay dudas, Diana no está mal, pero el amor de su vida es otro. Su Paula. En esos momentos, Álex, que no se ha estrellado con el Ford Focus de Irene, aparca a duras penas enfrente de la casa en la que vive la chica que le ha robado el corazón. Blue Jeans ~ 453 ~ Canciones Para Paula sa noche fría de marzo, en un lugar de la ciudad. Toc, toc, toc. ¿Es la puerta de su habitación la que suena? ¿Quién es? Paula se sobresalta. Estaba dormida. Por un momento creyó que alguien llamaba en su sueño. Aunque no recuerda casi nada, aquel sonido era demasiado real. Y tanto, ¡como quien está pasando de verdad...! Mercedes abre la puerta y entra en la habitación. A continuación, enciende la luz. —¿Mamá! ¿Qué haces? —protesta la chica, cegada, encogiendo los ojos. —¿Estás dormida? —Estaba, pero me has despertado. ¿Qué pasa? Su madre tiene una expresión extraña en la cara. —Dímelo tú. —¿Yo? ¿Qué quieres que te diga? —pregunta sorprendida. —Pues me gustaría luego que me aclararas quién es el chico que está hablando abajo con tu padre y a qué ha venido. —¿Un chico? ¿Qué dices? —Pues lo que oyes. Es un chico mayor. No ha dicho su nombre. Se ha presentado diciendo que es amigo tuyo. ¡No se lo puede creer! ¡Ángel se ha vuelto loco! ¿Cómo se le ha pasado por la cabeza ir a verla a casa? ¡Y de noche! ¡Muy de noche! ¿Qué hora es? ¿Las once, las doce? Paula se incorpora y, mientras se peina nerviosa con las manos, busca en el armario algo decente que ponerse. No puede salir en pijama. —Le has dicho que espere, ¿no? EE Blue Jeans ~ 454 ~ Canciones Para Paula —Sí. Aunque tu padre le ha repetido una vez tras otra que no son horas para hacer una visita, el chico ha insistido todavía más. Ha dicho que es urgente. Que o habla contigo o duerme en el portal de la casa. La chica suelta una carcajada. ¡Definitivamente su novio ha perdido los papales! ¿Qué pasará tan importante como para que ángel esté dando ese paso tan decisivo en la relación? —No le veo la gracia. —Perdona, mamá. No me reía de ti. Mercedes se relaja un poco. Ha sido todo tan repentino que no sabe muy bien cómo reaccionar ante este visitante imprevisto. De la incredulidad pasó al enfado, pero ahora lo que siente es cierta curiosidad. —¿Es tu novio? —Sí, mamá. Es mi novio. Del que os hablé ayer. Paula se quita el pantalón de la pijama y se pone unos vaqueros azul oscuro. —Pues es muy guapo. No tienes mal gusto. La chica suelta otra carcajada. Está nerviosa. Pero que su madre haya dado el visto bueno a Ángel, al menos físicamente, le ayudad a rebajar la tensión que conlleva aquella desconcertante situación. —Gracias. ¿Te parece guapo, entonces? —Tiene unos ojos castaños preciosos. Son enormes. Paula sonríe. Lanza la parte de arriba del pijama sobre la cama y se pone una camiseta roja de botones. ¿“Ojos castaños preciosos”? —Perdona mamá, pero no te has fijado bien: Ángel tiene los ojos azules, muy azules, además. —¿Azules? ¡Qué va! Me he fijado perfectamente. Son marrones, pero muy llamativos. Pero lo que más me gusta de él es su preciosa sonrisa. —Estás equivocada, son azules. ¿Cómo no voy a saber yo el color de ojos de mi...? “¿Una sonrisa preciosa? ¡Joder, no! No pude ser. ¿Ojos marrones muy llamativos? Joder, joder, joder. ¡Joder!” Paula palidece y se sienta en la cama. —¿Qué te pasa? ¿Te has mareado? Blue Jeans ~ 455 ~ Canciones Para Paula —No, mamá. Estoy bien. No te preocupes. —¿Seguro? —Que sí, que pesada. —Bueno, bueno. Pues baja rápido, que imagino que tu padre estará sometiendo a ese chico al tercer grado. Pobre muchacho. —Ahora mismo bajo. —Vale, pero abróchate un poco, que se te ve hasta el ombligo. La chica mira hacia abajo y comprueba como sobresale parte del sujetador negro y rosa que lleva puesto. Murmura quejosa y se abrocha dos de los botones de la camiseta. —¿Contenta? —Sí, mucho mejor —afirma la madre satisfecha —. No tardes mucho. Mercedes abandona sonriente el dormitorio. No está nada mal su yerno, el periodista. Además, a pesar de que es bastante mayor que su hija, no aparenta tener veintidós años. Paula sigue blanca. Si no podía creerse que Ángel fuera a verla a esas horas de la noche a su propia casa, que el que haya ido a visitarla sea Álex no hay formas de calificarlo ni de comprenderlo. Podría saltar por la ventana y huir lejos, muy lejos. O fingir un desmayo. O simplemente no bajar y esperar que su padre lo eche de casa. ¿Por qué le pasan a ella estas cosas? En el salón de la casa de Paula, esa fría noche de marzo. —Así, que eres periodista —inquiere Paco con un tono muy poco amable. —No, señor. Intento ser escritor —responde Álex, que acaba de sentarse, obligado por aquel hombre que lo mira con ojos asesinos. —Ah. Escritor. Bien. ¡Escritor! ¡Menudo muerto de hambre! Ni siquiera es periodista como les dijo Paula. Un simple y vulgar cuanta cuentos. ¡Ah, no! ¡Ni eso! ¡Aspirante a cuenta cuentos! ¿Y quiere mantener de esa forma a su hija? —Aunque también soy músico. —Ah. Músico. Bien. ¿Y qué tocas? Blue Jeans ~ 456 ~ Canciones Para Paula —El saxofón. —Kenny. Kenny G. —¿Y qué ha dicho? Kennny G. Álex no quiere discutir con aquel hombre. Bastante es que se haya presentado en su casa a esas horas de la noche queriendo hablar con su hija como para llevarle la contraria. Además, esos ojos brillantes inyectados en sangre le infunden mucho respeto. Quizá con una broma mejore el ambiente. —Y también como Lisa Simpson. El chico ríe tímidamente de lo que ha dicho, pero Paco no entiende la broma. En su vida ha visto los Simpson. Sin embargo esboza una sonrisilla breve y desganada. —¿Y qué intenciones tiene con mi hija? —¿Intenciones? Hablar. Ya se lo he dicho antes. Tengo que darle una cosa importante. —Ya, ya lo sé. ¡Menudo coñazo de tío! Mira que ha insistido. ¡Qué pesado! Hay que reconocer que el topo es guapillo. Pero es un plomo. Su hija se merece algo mejor. —Pues eso. Sólo quiero hablar con Paula. —Ya. Y, si fuera por él, desvirgarla en su propio cuarto. Con sus padres abajo oyendo. ¡Qué cara más dura! —¿Y cómo te llamas? —Álex. —¿Álex? —Sí, Álex. De Alejandro. —Hasta ahí llego. Pero, ¿no te llamas Ángel? —No, señor. Mi nombre es Álex, no Ángel. Paco no entiende nada. Debió de entender mal a su hija cuando les dijo el nombre del presunto novio. En ese instante, Mercedes baja por la escalara y se sienta al lado de su marido. Sonríe al chico y este le devuelve el gesto. Qué guapo y qué maravillosa sonrisa... Pero, ¿cómo puede decir Paula que tiene los ojos azules si son castaña claro? ¿Lentillas? Es Blue Jeans ~ 457 ~ Canciones Para Paula muy raro. Algunas personas que tienen los ojos marrones suelen utilizar lentillas azules o verdes para resaltar, pero nunca había visto a nadie con los ojos claros que se pusiera lentillas de otro color. —Ya baja —susurra la mujer. Un nuevo intercambio de sonrisas entre el invitado y Mercedes. Y sin que dé tiempo a más, el ruido de una puerta que se cierra y el posterior de unos pasos en la planta de arriba anuncia que la espera de Álex llega a su fin. Mira hacia la escalera y allí aparece ella. El corazón se le acelera. Está preciosa, como siempre. Como la primera vez que la vio hace solo seis días. ¿Cómo es posible sentir algo tan grande por una persona a la que acabas de conocer? Pes es posible. Es real y maravilloso. Paula ve a Álex. Creía que nuca más estarían uno tan cerca del otro... o eso debería intentar. Cuando se aproxima a él, le viene a la mente aquella chica, aquellas palabras, su mano en el vientre de Irene... Una pesadilla. Y tiene ganas de llorar, pero no es el momento. Hay que calmarse sus padres están allí y lo único que puede hacer es disimular. —Hola, Álex —saluda en voz baja. —Hola, Paula. —¿Álex? ¿No se llama Ángel? —pregunta Mercedes, que no puede ocultar su extrañeza. —¡Ah, así que no solo es cosa mía! —exclama Paco, contento por confirmar que no se ha equivocado. —Luego os lo explico —señala la chica, mientras se pone una chaqueta que lleva en los brazos —. Hablamos afuera. Si mis padres me dejan... —Álex y Paula miran a Paco, pero es Mercedes la que se anticipa a la respuesta de su marido. —Vale, pero no te alejes demasiado y vuelve pronto, que es muy tarde. Los chicos asienten y salen de la casa, Paula delante y Álex dando las gracias y despidiéndose. Paco está rojo de furia. No comprende tanta amabilidad de su mujer. Ese individuo no la merece. Pero un dulce beso en los labios y una frase susurrada al oído le tranquilizan. —Vamos arriba. Hay que aprovechar que la peque duerme y que la mayor no está. Blue Jeans ~ 458 ~ Canciones Para Paula El hombre ahora sonríe. Aquella es la mejor forma de olvidarse de ese aspirante a cuentacuentos. Blue Jeans ~ 459 ~ Canciones Para Paula sa noche de marzo, instantes después, en esa parte de la ciudad. Hace frío, diez grados o tal vez menos. No se ven las estrellas ni la luna. No es una noche de enamorados sino una noche para estar en casa, arropado con mantas y alrededor de la chimenea. Una noche de abrazos calientes que cobijen y protejan. Es una noche sin magia, oscura, de sombras alargadas persiguiéndose unas a otras, de silencio. Es una de las últimas noches invernales en la antesala de la primavera. Álex y Paula caminan juntos. Él está tenso y no sabe por dónde empezar; ella, nerviosa con la manos unidas en el vientre, abrazándose. Tiembla. —¿Nos sentamos allí? —pregunta el chico, señalando un banco al lado de una fuente que esta noche no funciona. —Vale. Álex tiene miedo de que Paula salga corriendo en cualquier momento y se encierre en su casa. Sería lógico. Irene la puso entre la espada y la pared. Ahora le toca a él ser convincente para solucionarlo todo. Le tiene que creer, no puede dejar dudas. Se sienta en el banco, Álex en el lado izquierdo, Paula en el centro. La mira y sonríe, pero ella no le responde. No le apetece sonreír. Piensa que aquella es un error, que se está entrometiendo en una relación y en cualquier instante esa chica histérica aparecerá de alguna parte con un cuchillo en las manos para asesinarla. —Diana me lo ha explicado todo —dice Álex, rompiendo el hielo. Directo al grano. Aparta la mirada y fija sus ojos en la fuente que no hecha agua. —Ah. Así que su amiga no ha sido capaz de guardar el secreto. No la culpa por ello, pero sí la fastidia. A partir de ahora tendrá que tener cuidado con lo que cuenta y a quién se lo cuenta. —Y quiero decirte que es mentira. Irene se lo ha inventado todo. —Ya. EE Blue Jeans ~ 460 ~ Canciones Para Paula —Tienes que creerme Paula. Todo lo que te dijo es falso. Paula mira entonces al chico a los ojos, esos ojos castaños embrujadores. No son tan llamativos como los de Ángel y sin embargo transmiten lo mismo. Su madre siempre dice que la belleza de unos ojos no reside en el color, sino en lo que expresan. Y los de Álex son tanto o más expresivos que los de su novio. —¿Y por qué tu novia me soltó todo aquello? —Irene no es mi novia, es mi hermanastra. La chica se queda con la boca abierta. ¡Su hermanastra! ¿De verdad? De todo lo que podía poner como excusa, nunca pensó que llegaría a tanto. —¿Tu hermanastra? ¿Me estás tomando el pelo? —No. Te lo juro. Es la hija de la mujer de mi padre. Ha venido tres meses para hacer un curso. Se queda en mi casa porque no tiene otro sitio adonde ir en la ciudad, —Qué lío. —Y por supuesto no tengo una relación con ella. —¿No está embarazada? Álex sonríe. —No. Al menos de mí, claro. Nunca me he acostado con ella y nunca podría hacerlo. —Pues es preciosa. —¿Y qué? Es un miembro más de mi familia. Aunque no tengamos la misma sangre, ella no deja de ser la hijastra de mi difunto padre. —¿Tu padre ha muerto? Lo siento. —No te preocupes. Hace tiempo ya de eso y he aprendido a vivir sin mis padres. Es doloroso, pero cuando terminas aceptándolo porque ellos ya no van a volver y la vida sigue. Paula sienta admiración por Álex. Le encanta cómo habla y cómo es capaz de expresar sus emociones. —Debió ser duro. —Sí, pero es pasado. Y ahora no me va mal del todo. Aunque este asunto me está afectando mucho. —¿De verdad? Blue Jeans ~ 461 ~ Canciones Para Paula —Claro. Sí no, no estaría aquí. Además me siento responsable de que todo esto haya pasado. —Tú no tienes la culpa. —En parte sí. No sé como mi hermanastra averiguó tu teléfono ni cómo consiguió engañarnos a los dos. A ti para que fueras a verla y a mí para no enterarme de nada. —Si está viviendo contigo, tiene acceso a tu ordenador y a tu móvil. —Sí, pero de todas formas ha sido muy hábil para que no me diera cuenta de lo que estaba tramando. —Lo que no entiendo es el motivo. ¿Por qué me dijo todo eso? ¿Por qué quería apartarme de ti? Álex suspira. —Paula, no todo lo que te dijo Irene es falso. —¿Ah, no? —No. No soy su novio ni la he dejado embarazada. Pero si es cierto que... estoy empezado a sentir algo. Me estoy enamorando de ti Paula. Una sensación indescriptible recorre por dentro de Paula, de abajo a arriba. Un escalofrío lleno de sentimientos contrapuestos. —Álex, no creo que sea así. —Sí lo es. Estoy seguro de ello. —Pero si apenas sabes cómo soy. No hemos pasado el suficiente tiempo juntos ni... —¡Ya! No me importa. Sé lo que siento Paula. —¡Sí nos conocimos el jueves! ¡No hace ni una semana! —¿Y qué? No me hacen faltan semanas, meses o años para darme cuenta que me gustas. ¿Tú no crees en el amor a primera vista? ¿En los flechazos? —Sí, pero... —Pues eso me ha pasado contigo. Pienso en ti en todo el tiempo, no me concentro cuando escribo ni cuando toco el saxo... Y es por ti. Los ojos de Álex lucen en la oscuridad. Brillan vidriosos por la emoción, por la confesión de sus sentimientos, por estar viviendo los minutos más importantes en toda su vida. —Pero Álex... Yo... no puedo... Estoy con alguien. Blue Jeans ~ 462 ~ Canciones Para Paula —Ya, tienes novio. —Sí, tengo novio. —Me da igual. —¿Cómo que te da igual? —El chico se pone de pie y mira a Paula directamente a los ojos. —No me da igual, pero no voy a huir de lo que siento. No puedo hacerlo. —Álex, tengo novio. —Ya, pero no puedo renunciar a lo que mi corazón está sintiendo. Y menos sin pelear. Voy a luchar por ti y, si no te enamoras de mí, si no te consigo, pues procuraré alejarme. Pero quiero tener otra oportunidad. El chico vuelve a sentarse en el banco, esta vez en el lado derecho. Los dos permanecen un rato en silencio, mirándose unas veces y esquivando las miradas, otras; pensativos. —De verdad que no sé qué decir. Esto me ha cogido totalmente desprevenida. —Perdona, pero tenía que decírtelo. —Uff... No me creo que esto esté pasando. —¿Tan malo es? ¿Te molesta tanto que este enamorado de ti? —No es eso, Álex. Me siento halagada, pero ponte en mi situación. Es muy complicado saber que sientes eso por mí. —¿Por qué es tan complicado? Tú no pierdes nada, solo ganas. Tienes a tu chico y a mí. No debes escoger, sólo dejarte llevar por lo que vas sintiendo. Y si no soy yo con la persona que quieres estar, me retiraré. Pero ahora mismo, por ti y por mí, tengo que buscar mi oportunidad. —¿Y qué harás? No sé de qué manera actuaremos a partir de ahora. —Pues de la misma forma que hasta hora. Siendo yo mismo y tratando de conocerte cada día un poco más. —¿Y qué pasa con Ángel? ¿No le digo nada? —Eso es cosa tuya, Paula. Pero no tiene por qué saber que hay alguien que siente por ti lo mismo que él. No es necesario. —¡Uff! Blue Jeans ~ 463 ~ Canciones Para Paula Paula agacha la cabeza y se inclina. Tiene las manos en la cabeza y repentinamente se echa el pelo hacia atrás. Está hecho un lío. Por una parte tiene a Ángel, al que quiere, está segura de eso, ama a su novio y sus sentimientos irán a más porque su relación acaba de empezar. Pero por otra parte está Álex: es simpático, muy guapo, romántico como nadie. El chico perfecto. Y dice que la quiere. Y ella... no puede negar que se siente atraída por él. No es amor, o eso cree, pero está a gusto a su lado y, cuando lo mira y sonríe, se para el mundo. Álex se acerca a Paula. Sus piernas se tocan. La chica lo mira confusa. —No tengas miedo —dice calmado. Cree que no sabe. No quiere estar tan pegada a él, pero se deja llevar. Sus ojos contactan con la penumbra. —Álex... no puedo. De verdad. —¿Qué no puedes? —Besarte. El chico sonríe. No se aparta. Y extiende los brazos. —Aunque me muero por besarte, sólo quiero que me des un abrazo. La chica sonríe también. Y lo abraza. Los dos cierran los ojos. Sienten sus cuerpos juntos, su calor bajo el frío de la noche. Un abrazo de sentimientos por definir, aunque inocente sin más. O eso era lo que ellos creían en ese momento.
Posted on: Tue, 13 Aug 2013 22:38:46 +0000

Trending Topics



n-the-carriage-of-a-train-–-a-Scotsman-a-pretty-topic-691945824164686">4 people in the carriage of a train – a Scotsman , a pretty
Jetzt gehts los- fuer alle, die FIT oder FITTER durchs Leben gehen

Recently Viewed Topics




© 2015