youtube/watch?v=flES1qbUwuI&list=PL9EEB8C1C2179074F "El aire era una suave caricia perfumada con el toque mágico de parís. El vapor de los trenes consumía la esencia imponente del andén que muy sencillamente aguardaba a los miles de pasajeros que se acomodaban en su interior. La música parisina estaba acompañada de las risas de los pequeños y el paciente vendedor de juguetes, en su pequeño puestito medio destruido, convencía la ingenuidad de los ángeles con su mirada benévola y afable. De la mismísima multitud, surgieron flores aparejadas de vestidos multicolores...y las señoras agraciadas con su caminar, hechizaban a quien, en sus extravagantes sombreros, se fijaran. Con un propósito urgente, los relojes marcaban las tres de la tarde. La campanas hacían llegar su estruendoso eco hasta los oídos de aquel pequeño perro en la esquina de la estación, esperando a su dueño incorpóreo; y la niña de coletas doradas y marina capa buscaba entre los adoquines del suelo, los evaporados muñecos que en su distracción corrieron en manos de un inquieto sueño. Locura en el andén! Los trenes se volvieron una espesa masa líquida, y dentro de burbujas, dormían aquellos pasajeros engañados por el escritor, quien los condujo a un supuesto para iniciar su camino, y los terminó encerrando en mundos distintos, propios. Usted, vendedor de juguetes, conviértase en uno, autómata, rutinario, predecible. La estación era un caos! la niña de coletas doradas llevaba en su bolso aquel perrito sordo por el repiqueteo de las inaudibles campanadas...las agujas del reloj ya no marcan las tres, más digitales ahora son y apenas un minuto han pasado del comienzo de este relato, donde todo parecía normal, hasta que un loco apareció y modificó el texto. "
Posted on: Sat, 06 Jul 2013 00:50:40 +0000
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